IV

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—¡Asher!

Giró la cabeza al escuchar su nombre. Nico se detuvo y respiró hondo cuando lo alcanzó.

—Por todos los dioses, ¿Cómo es posible que seas tan rápido?

—Me ejercito todos los días, ya lo sabes.

Nico esperó a que su respiración se tranquilizara para poder seguir hablando.

—Lo lamento.

Asher lo miró confundido.

—¿Lamentas qué?

Nico señaló en dirección al comedor, Asher negó volteando la mirada.

—No te preocupes, estoy acostumbrado a las actitudes de Octavian, lo que me sorprende es Reyna, no creí que fuera capaz de reprocharme por lo que hice, ¿Qué quería? ¿Que dejara a Percy solo?

Asher pateó una piedra que se interponía en su camino y se dejó caer en un escalón de un templo cercano.

—Lo que hiciste fue muy valiente, tú y mi hermana lo fueron.

Nico se sentó lentamente al lado del chico, sonrió ligeramente al ver un pequeño sonrojo en el rostro de Asher.

Decir que Asher no le gustaba sería mentir. Nico moría y renacía cada vez que veía sus ojos, siempre que llegaba al campamento Júpiter, él, Frank y su hermana eran los únicos que no lo veían como un bicho raro.

El hijo de Hades pensó muchas veces en decirle a Asher acerca de sus sentimientos pero le aterraba la respuesta del hijo de Venus, alguien tan extrovertido y hermoso nunca estaría con alguien como él.

Decirle a Asher como se sentía sería alejarse y no quería eso, quería al hijo de Venus en su vida. No quería perder esas platicas sin sentido que tenían tan tarde en las noches, los entrenamientos llenos de jugueteos y sobre todo su sonrisa, no podía perder ese gesto que lo llenaba de vida a él, el príncipe del Inframundo.

—Hazel dijo que querías hablar conmigo, ¿Qué sucede?

Nico alejó sus pensamientos y comenzó a buscar algo en la mochila negra que llevaba colgando de un hombro.

—La última vez que estuve aquí me dijiste que mi estilo era genial aunque obviamente yo estoy en desacuerdo con esa afirmación, pensé que tal vez te gustaría esto.

Nico sacó dos objetos de su mochila, una camiseta negra perfectamente doblada y una copia exacta de su anillo plateado de calavera.

Asher sonrió y prácticamente se los arrebató de las manos. Su sonrisa se ensanchó al ver que la camiseta tenía en la parte posterior la misma imagen de una calavera, era idéntica a la de Nico.

—No puedo creer que me hayas regalado algo, tú quien siempre dices ser poco sociable y que no quieres a nadie, a mi no puedes engañarme, sé que me adoras.

Nico sonrió de lado, si tan solo Asher supiera que en verdad lo adoraba.

—Solo pensé que te gustaría tener algo de... Mi. No tienes que usarlo si no quieres, no tienes por qué...

Asher se quitó rápidamente la camiseta del campamento y se colocó la que le había dado Nico, le quedaba un poco grande pero eso era mejor.

—Definitivamente me siento como un hijo de Plutón ahora, podría ir al mismísimo Tártaro y regresar intacto.

Tomó el anillo y lo puso en su dedo, sonrió demasiado al ver el objeto brillando en su mano.

—Muchas gracias, Nico.

MORTE // PERCY JACKSON Hikayelerin yaşadığı yer. Şimdi keşfedin