XIII

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En otras circunstancias, vagar por Roma con Percy habría sido bastante impresionante.

Percy y Asher dejaron atrás a sus amigos y el Argo II y comenzaron a caminar entre las calles. Asher pudo notar que Percy hizo el intento de tomarle de la mano varias veces, pero al final se detenía. Asher sonrió, aún estaba molesto con Percy, lo haría sufrir un poco más.

Caminaron por la calle, esquivando coches y conductores locos, desplazándose a través de las multitudes de turistas, y evadiendo a través de los océanos de las palomas.

El día se ponía caluroso rápidamente.

Cuando llegaron a un lugar lejos del ruido de los automóviles y de las carreteras principales, el aire empezó a oler a pan recién horneado y flores.

Su objetivo era el Coliseo, siendo un emblema de la ciudad resultaría fácil llegar, desafortunadamente Asher y Percy no consideraron que, si la ciudad era tan grande y confusa desde arriba, lo era aún más a nivel de calle.

Varias veces se perdieron en callejones sin salida.

Encontraron hermosas fuentes y monumentos enormes por accidente. Asher se distraía viendo lo hermosa que era la ciudad, mientras que Percy se fijaba en otras cosas. Vio un fantasma brillante purpura, un Lar, mirándolos desde la ventana de un edificio de apartamentos.

En otra ocasión vio a una mujer vestida de blanco, tal vez una ninfa o una diosa sosteniendo un cuchillo de aspecto malvado, deslizándose entre las columnas en ruinas en un parque público.

Ninguno les atacó, pero Percy sentía que estaban siendo vigilados, y quienes lo hacían no eran precisamente amables.

Finalmente llegaron al Coliseo, donde una docena de tipos en trajes baratos de gladiadores forcejeaban con espadas de plástico contra la policía y sus porras.

Percy no estaba seguro de lo que hacían, así que él y Asher decidieron seguir caminando. A veces los mortales eran aún más extraños que los monstruos.

Se dirigieron hacia el oeste, parando de vez en cuando para preguntar cómo acerca de la Perdición de Aquiles. Desafortunadamente, ni Asher ni Percy habían considerado que la gente en Italia hablaba italiano, mientras que ellos no lo hacían y Asher dudaba que con su francés pudieran conseguir algo.

Al final resultó que, con mencionar el nombre de Aquiles, la gente sonreía y les indicaba la dirección en la que deberían ir.

La siguiente cosa que notaron fue que los italianos utilizaban euros, y Percy no tenía ninguno.

Lamentó esto, tan pronto como se encontró con una tienda que vendía refrescos. Para entonces ya era casi mediodía, y el día estaba muy caluroso.

―No hay tiempo, Percy. Busquemos el lugar, con suerte habrá algo para beber ―dijo Asher al ver el rostro de angustia que tenía Percy.

El chico asintió suspirando.

Caminaron un par de metros más y Percy se detuvo de golpe haciendo que Asher se estrellara con su espalda.

―Auch, ¿por qué te de...?

Percy señaló hacia el otro lado de la calle.

―Creo que... llegamos, no sé italiano, pero estoy seguro de que ahí dice Aquiles.

Asher miró el lugar al que se refería Percy. Era un pequeño bar adornado con todo tipo de objetos parecidos a los de una novela de fantasía. En la calle había un par de mesas con gente platicando y consumiendo alimentos, Asher no tuvo algún mal presentimiento así que decidió entrar.

MORTE // PERCY JACKSON Where stories live. Discover now