Capitulo 41.

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Capitulo 41:

James acaricia mis muslos con una sutileza irresistible, sus manos expertas exploran cada centímetro de mi piel. Su toque envía una corriente eléctrica a través de mí, erizando cada uno de mis vellos. El vestido se desliza lentamente hacia arriba, dejando al descubierto mi espalda.

Mi rostro se apoya suavemente en el cristal frío de la ventana, permitiendo que la excitación se refleje en mis ojos. Una sonrisa traviesa se dibuja en mis labios, anticipando el placer que está por venir. La tensión sexual en el aire es palpable, y cada roce de sus dedos despierta en mí una sensación que no puedo explicar. Se saca su erecta y polla y ya con preservativo me penetra duro, sin pensarlo, gimo y sonrío pegada a la ventana.

El tacto de sus manos expertas se vuelve más intenso, explorando cada rincón de mi piel con una dedicación exquisita. Cierro los ojos, entregándome por completo a la vorágine de sensaciones que me envuelve. El mundo exterior se desvanece, dejando solo espacio para nosotros, para el fuego que arde entre nosotros.

La ventana, en su transparencia implacable, parece revelar nuestros secretos más oscuros y nuestros deseos más profundos. Nos sumergimos en un abismo de placer, dejando que nuestras pasiones se entrelacen y se desborden sin límites. El cristal se empaña con la intensidad de nuestro encuentro, como un símbolo tangible de la pasión y el desenfreno que nos consume.

Y en medio de ese éxtasis compartido, no hay lugar para las inhibiciones ni las dudas. Solo estamos James y yo, explorándonos con avidez, buscando alcanzar la plenitud en cada roce, en cada beso ardiente. El tiempo se desvanece, suspendido en ese instante mágico en el que nuestras almas se conectan en un vaivén de pasión y deseo incontrolable.

-¡Ahh!...¡por Dios!- no puedo parar de gemir al sentirlo tan adentro de mi.

—No dejes de gemir, me gusta.— murmura James mordiendo mi oreja suavemente, y me embiste duro, salvaje como un animal, los gemidos y jadeos eran como una melodía en toda la habitación. -¡Quiero que grites mi nombre Greyson!- me agarra del cabello con fuerza, me embiste continua sacándolo y metiéndolo más y más, aumentaba el ritmo.

-¡Ay por Dios...James!.

-¿Te gusta?- murmura contra mi cuello besándolo.

-Mi ego moriría si en realidad te digo cuánto.- respondo con una sonrisa y puedo escuchar la suya.

En medio de ese éxtasis compartido, nuestras inhibiciones se desvanecen por completo, dejando solo espacio para el deseo y la pasión desenfrenada que nos consume. James y yo nos sumergimos en un torbellino de sensaciones, explorando cada rincón de nuestros cuerpos con avidez y ansias de plenitud.

Mis gemidos llenan el ambiente, escapando sin control de mis labios mientras él se adentra profundamente en mí, haciéndome sentir la intensidad de su polla. Cada embestida es como un encuentro salvaje, un encuentro que despierta mis instintos más primitivos y me lleva al límite del placer.

-Quiero el lado tuyo que no le muestras a nadie más.- James, con su voz ronca y sensual, susurra en mi oído mientras muerde suavemente mi oreja, intensificando aún más la cascada de sensaciones que me envuelve. Su deseo desbordante se traduce en cada movimiento, en cada embestida que me hace perder la noción del tiempo.

Mis gemidos se mezclan con los suyos, formando una melodía ardiente que llena la habitación. En ese vaivén frenético de cuerpos y almas, nuestras conexiones se entrelazan en un éxtasis incontrolable. Grito su nombre con devoción, entregándome por completo a la pasión que nos consume.

James, dominante y apasionado, se aferra a mi cabello con firmeza, guiando nuestros movimientos en una danza de deseo desenfrenado. El ritmo se acelera, nuestras respiraciones entrecortadas se sincronizan en un compás de lujuria y anhelo.

Sus labios encuentran mi espalda, dejando un rastro de besos ardientes que avivan el fuego que nos consume. Cada caricia, cada embestida, nos acerca más al precipicio del placer. Y en medio de ese éxtasis, nuestras sonrisas cómplices revelan la satisfacción y el gozo que nos embargan, por fin llegamos juntos al orgasmo.

Trato de recobrar mi respiración, sintiendo aún su cuerpo presionado contra el mío, su aliento agitado y los latidos acelerados de su corazón resonando en mi oído mientras su pecho se encuentra pegado al mío. James desata la corbata que sujetaba mis manos, liberándome de la suave restricción.

Pasados unos segundos, noto cómo James se aleja de mí. Abro los ojos lentamente, ajustando mi vestido y me giro para mirarlo. Observo cómo intenta arreglarse el cabello con las manos.

En ese instante, una irresistible atracción me impulsa a acercarme a él. Avanzo con pasos decididos pero pausados, coloco mis manos alrededor de su cuello y lo beso apasionadamente. Él separa sus labios, invitándome a continuar, y nuestras lenguas se entrelazan en una danza prohibida. Sin separar nuestros labios, lo guío hasta el sofá, le doy un ligero empujón para que se siente y lo miro fijamente a los ojos. No necesitamos palabras, nuestras miradas parecen entablar una fascinante conversación.

Deslizo mi vestido hacia arriba, quitándomelo y dejándolo caer al suelo. Bajo mis bragas y libero mi sostén, quedando vulnerable y desnuda frente a él. Lo único que cubre mi piel son las medias de encaje que llegan hasta mis muslos.

James me examina detenidamente, tensando su mandíbula. Lleva una mano a su rostro y la arrastra, cerrando los ojos como si fuera una tortura para él verme así.

-Creo que necesitaré más.-digo en tono coqueto, buscando provocarlo. -No fue suficiente.

-Entonces te duraré toda la noche si es necesario, Greyson.- murmura con voz grave, arqueando una ceja.

Camino hacia él con suavidad y sensualidad, subiéndome a su regazo y colocando mis piernas a cada lado suyo. Desabrocha uno a uno los botones de su camisa, lanzándola a un lado. Me acerco a su cuello y succiono su piel pálida, provocando que James jadee en respuesta.

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MC | Sr.Stone (18+) María Cruz  ©Where stories live. Discover now