Capitulo 01.

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Capitulo 01:

Salí del auto, lo cerré y, con mi bolso y mis cosas en mano, me adentré en el lugar. Era tan grande que parecía que el cielo tocara tu cara. Pasé por las grandes puertas de cristal giratorias y me encontré con un interior elegante y moderno. El suelo era un impresionante cuarzo negro con destellos dorados, mientras que los sillones de la recepción eran de terciopelo verde esmeralda y gris. Todo era elegante, limpio, organizado y denotaba riqueza.

Me posicioné en la recepción, donde dos hermosas mujeres con el cabello perfectamente peinado en una coleta alta miraban sus computadoras sin notar mi presencia, al menos eso creo.

-Buenos días -dije finalmente, con una sonrisa. Una de ellas posó su mirada en mí y sonrió.

-Buenos días. Bienvenida a Stone Holdings Enterprise. ¿En qué podemos ayudarle hoy? -preguntó con una entonación perfecta.

-Estoy aquí para una reunión con el señor Stone, de parte de InterBanks -dije con sutileza, tratando de parecer elegante, o al menos eso espero.

-¿Cuál es su nombre? -preguntó, mirando la pantalla frente a ella. -¿Elizabeth Leen?

-Sí... No... -La mujer me miró confundida. -Quiero decir, sí, ella era la que venía, pero se ha enfermado. Tiene gripe y vengo a cubrirla y tomar la reunión en su lugar porque está enferma. -repetí lo mismo dos veces, estaba muy nerviosa.

Cerré los ojos y maldije en mi interior, para luego fingir una sonrisa.

-Perfecto. Dígame su nombre para notificarlo.

-Tamara, Tamara Greyson.— repetí.

-Perfecto, señorita Greyson. Aquí tiene la tarjeta de acceso. El señor Donald Hicks estará esperándola para guiarla. La reunión será en el piso cuarenta y cinco -dijo, entregándome una tarjeta que podía poner alrededor de mi cuello con una cinta azul.

-Gracias -respondí con gratitud, tomando la tarjeta de acceso. Caminé hacia el ascensor y marqué el piso deseado. Mientras esperaba que las puertas se abrieran, aproveché para arreglar mi cabello que lo llevaba en una coleta alta.

Después de unos minutos, las puertas del ascensor se abrieron en el piso al que debía asistir. Allí me recibió un hombre joven y elegante vestido con un traje azul, quien me dedicó una sonrisa.

-Señorita Greyson, la señorita Leen me ha llamado para avisar que vendría usted en su lugar, ya que se encontraba mal de salud. Soy Donald Hicks -se presentó, extendiendo la mano. Yo hice lo mismo.

-Tamara Greyson. -me presenté con una sonrisa.

-Sígame, por favor. -indicó. Seguí sus pasos, observando detenidamente el lugar. Era exquisitamente elegante; parecía que el dinero llovía a cada segundo. Mis tacones resonaban sobre el suelo de cuarzo, y caminaba con cuidado. Entramos por unas imponentes puertas plateadas y nos encontramos en una sala de conferencias. Había una larga mesa plateada y sillas de cuero negro, con una vista impresionante de la ciudad a través de los grandes ventanales que rodeaban el lugar. La vista desde allí era preciosa; me daban ganas de quedarme a dormir y admirar la belleza que se extendía ante mis ojos.

-Puede ir preparando todo. El señor Stone llegará con los ejecutivos en aproximadamente diez minutos. -informó Donald, mirando su reloj plateado.

-Gracias, señor Hicks. -respondí con una sonrisa, agradecida por su ayuda.

-Si necesita algo, estaré afuera. -dijo antes de retirarse. Me dispuse a organizar el lugar, colocando los documentos impresos de la presentación en cada asiento, aunque serían pocos, preferí tener suficientes por si acaso. Conecté el pendrive y verifiqué que fuera la presentación correcta. Intenté repasarla rápidamente y luego puse mi celular en modo silencio.

Mi corazón latía acelerado, mis manos sudaban y los nervios se apoderaban de mí. Respiré profundamente, tratando de calmar los latidos acelerados de mi corazón. No podía permitir que los nervios me dominaran. Me recordé a mí misma que era una persona capaz y competente, capaz de enfrentar cualquier desafío que se presentara.

Mientras repasaba mentalmente los puntos clave de la presentación, me detuve un momento para admirar la vista desde la sala de conferencias. Los rascacielos se alzaban majestuosos ante mis ojos, la ciudad vibraba con vida y energía. Era un recordatorio de por qué había aceptado este desafío en primer lugar: para desafiar mis propios límites y demostrar de lo que era capaz.

El sonido de pasos se acercaba a la puerta y mi pulso se aceleró nuevamente. Era el momento. Tomé una última respiración profunda y me aseguré de tener todo listo. Los ejecutivos, supongo que junto con el señor Stone, pronto ingresarían a la sala y era crucial que transmitiera confianza y profesionalismo.

Las puertas se abrieron y entraron los ejecutivos, A medida que los hombres entraban, mi sorpresa iba en aumento. Elizabeth me había asegurado que solo serían dos o tres personas, pero parecía que se había organizado una reunión masiva de hombres en traje.

Maldita sea.

Para mi asombro, el último en entrar entiendo que era el señor Stone. Quedé boquiabierta al ver lo joven que era. No parecía superar los treinta años. Sus ojos tan verdes como un bosque me intimidaron mientras me examinaba de pies a cabeza con lentitud. Nuestras miradas se encontraron de inmediato, y me sentí completamente expuesta ante él después de ese intenso contacto visual.

Con pasos seguros, se acercó a mí, acomodando su saco y abotonándolo. Me regaló una media sonrisa, y en su mejilla izquierda se formó un hoyuelo perfecto. Sus dientes blancos y perfectos se asomaron mientras extendía la mano hacia mí. Mi mano temblorosa se encontró con la suya, pero yo estaba perdida en su mirada verde perfecta. La fragancia de su exclusivo perfume invadió mis fosas nasales, haciendo que creyera que iba a desmayarme.

-James Stone, supongo que usted es la señorita Leen... -su voz terminó de desbaratar mis entrañas. Tenía un acento ligeramente europeo, aunque no estaba segura. No parecía ser estadounidense, según Elizabeth es canadiense o italiano no recuerdo. Su voz era profunda pero sensual.

Tragué saliva y forcé una sonrisa, mientras mis manos temblaban. Seguro que él lo había notado.

-Buenos días, señor Stone. La señorita Leen no pudo asistir, así que me presentaré yo en su lugar. Soy Tamara Greyson -hablé casi en un susurro, intentando disimular.

«¿Qué diablos te pasa, Tamara? »

James volvió a sonreír de lado, una sonrisa completamente dulce y amable que mostraba una vez más su perfecto hoyuelo. Nos estrechamos las manos.

—Perfecto, bienvenida, señorita Greyson. ¿Comenzamos? —dijo dulcemente, apartando su suave mano de la mía y tomando asiento. Simplemente era perfecto, ¿cómo podía ser tan joven y ocupar un puesto tan importante?

Su cabello estaba impecablemente peinado hacia un lado, sin un solo cabello fuera de lugar, es un cabello de longitud media, que cae hasta la frente y está partido en el medio, similar al estilo clásico de los años 90. De un castaño oscuro, cuando la luz y el sol lo acariciaban, mostraba destellos dorados. Tenía una tez blanca, como si estuviera pulida en mármol. Finalmente, encendí el proyector y coloqué la presentación en su lugar para comenzar.

[**]

¡Hola hola!

Importante recalcar que esta novela está completada, solo al estoy editando y la publicaré toda de una vez, pero quise dejarles un preview de lo que vendrá. 👀🩶 ¡Espero que os guste!

MC | Sr.Stone (18+) María Cruz  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora