Capitulo 06.

3.1K 151 9
                                    

Capitulo 06:

Nos entregamos por completo al ritmo de la música, dejando que sus melodías envolvieran nuestros cuerpos. Cada movimiento estaba impregnado de energía y pasión, y podíamos sentir la vibración de la pista de baile a través de nuestros pies.

Elizabeth irradiaba felicidad mientras danzaba con gracia junto a su acompañante que desconocíamos quién era, era lo excitante de este club cero identidades. Sus sonrisas se entrelazaban en un baile sincronizado, creando un aura de alegría y complicidad. Observarla disfrutar de aquel momento especial me llenaba de alegría.

Mientras tanto, Logan se sumergía en su propia diversión, enredado en un baile frenético con su hombre desconocido. Su risa resonaba en el ambiente, contagiándonos a todos con su espíritu jovial y desinhibido.

Yo continuaba bailando al ritmo de la música, sintiendo cómo cada nota se fusionaba con mi cuerpo. Mi vaso se encontraba siempre lleno, deleitándome con cada sorbo y dejando que la euforia del momento me llevara a nuevas alturas. Me dejé llevar por la melodía, moviéndome con soltura y desinhibición. El club estaba lleno de personas de diferentes estilos y personalidades, todos inmersos en la misma experiencia de liberación y diversión. Las luces parpadeantes creaban un ambiente mágico, realzando la sensualidad y el magnetismo que se respiraba en el aire.

Entre cada canción, las risas y los murmullos de conversaciones animadas llenaban el espacio, creando una sinfonía de emociones y experiencias compartidas. Las miradas fugaces se cruzaban, generando conexiones efímeras pero intensas.

En ese entorno enérgico y electrizante, dejamos que la música y el baile se convirtieran en nuestro escape, en una forma de expresión sin inhibiciones. Nos entregamos al presente, disfrutando de cada instante y creando recuerdos que quedarían grabados en nuestra memoria.

Un enigmático hombre con antifaz negro se acerca a mi cuerpo y comienza a bailar conmigo de manera sensual. Me dejo llevar por la música y muevo mis caderas al ritmo, girándome para enfrentarlo. Decido disfrutar el momento y continuó bailando con el desconocido, sintiendo cómo mis caderas son acariciadas con sensualidad por el.

Aunque la temperatura del lugar me agobia, me separo del hombre y me dirijo a la barra en busca de algo refrescante. Un camarero con antifaz dorado se acerca y me pregunta qué deseaba pedir.

-¡Un martini doble por favor!- respondo.

El camarero me informa que debo pagar por adelantado o dejar mi identificación como garantía. Para mi, no es ningún inconveniente, así que saco un sobre de mi pequeño bolso y, al abrirlo, mi identificación cae al suelo. Entre la oscuridad de la sala, apenas puedo distinguir nada, hasta que alguien coloca su elegante zapato sobre mi identificación, dejo escapar un leve exabrupto y me agacho para recogerla.

Observo con detenimiento al hombre que me ha ayudado a recogerla, la sostiene y la observa con detenimiento. Me detengo frente a él y lo examino minuciosamente. Viste una camisa negra de botones, los primeros tres botones están abiertos, dejando al descubierto un poco de su piel pálida, y lo que parece ser el comienzo de un tatuaje en su cuello, con las mangas enrolladas hasta los hombros, revelando un tatuaje de una serpiente negra enroscada desde su muñeca hasta el codo. La serpiente parece cobrar vida en la piel del hombre, con su cuerpo sinuoso y curvas elegantes que dan la impresión de movimiento. Los tonos oscuros y sutiles de tinta negra y sombreado realzan los detalles, creando un contraste intrigante con la palidez de su piel. Cada escama parece estar cuidadosamente diseñada, creando una sensación de realismo y belleza artística. El tatuaje añade un toque de misterio y fascinación al hombre, haciendo que me sienta aún más atraída por su presencia enigmática.

Lleva un reloj Rolex dorado y una pulsera negra, a diferencia de las doradas y plateadas que todos los demás llevamos. Sus ojos verdes me miran a través del antifaz tipo máscara negra y dorada que cubre casi todo su rostro, dejando al descubierto solo sus labios rojizos y carnosos.

Me siento perpleja ante la presencia de aquel hombre. Aunque no puedo ver su rostro, una intensa y seductora aura lo rodea, transmitiendo una sensación de rebeldía. El aroma masculino y embriagador de su colonia impregna el aire, dejándome atónita. El hombre me observa y me extiende su mano, entregándome mi identificación.

A medida que el hombre me entrega la identificación, me encuentro sumergida en sus ojos verdes intensos y en los labios rojizos que parecen invitarme a un mundo de secretos y pasión. Una sonrisa juguetona se dibuja en mis labios mientras me encuentro envuelta en el hechizo de aquel misterioso hombre y su intrigante tatuaje de serpiente.

El hombre enigmático se dirige hacia el barman y le susurra algo al oído, el camarero asiente, obedeciendo sus órdenes. Observo la interacción con curiosidad, tratando de captar alguna pista sobre la identidad y las intenciones de aquel hombre misterioso.

Después de su breve conversación, el camarero prepara cuidadosamente el martini y me lo entrega, pero esta vez sin solicitar mi identificación. Me siento desconcertada por la situación, preguntándome por qué el hombre desconocido ha tomado interés en mi y ha tomado la iniciativa de pagar por mis consumiciones.

El camarero, notando la confusión en mi rostro , se acerca a mi y me explica la situación.

-El señor ha dejado la barra abierta para usted. -dice el chico, señalando hacia el hombre misterioso con un gesto de cabeza.

Asimilo la información, sintiendo una mezcla de asombro y gratitud. La generosidad del hombre desconocido solo aumenta mi intriga y el deseo de descubrir quién es realmente. Mientras saboreo mi martini, contemplo aquel hombre.

Así que saco valentía y decidida y sin dejarme vencer, observo atentamente cómo el hombre misterioso se gira, ofreciéndome una oportunidad para acercarme a él. Con determinación, me aproxima a él y suavemente tomo su brazo, deteniéndolo en su camino y capturando su atención.

[**]

MC | Sr.Stone (18+) María Cruz  ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora