Capitulo 34.

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Capitulo 34:

El fin de semana había pasado rápido sin hacer nada interesante, excepto desahogarnos. Liz lloró y Logan nos acompañó durante el fin de semana más largo de chicas en la historia. Pedimos comida y vimos muchas películas nostálgicas.

Ahora estoy sentada frente al ordenador en mi oficina, finalizando y verificando las cuentas de mis otros dos clientes. Sin embargo, James Stone sigue invadiendo mis pensamientos cada cinco segundos. Escucho dos leves golpes en la puerta y veo a Marcus a través del cristal.

Le indico que pase mientras le dedico una sonrisa.

-Buenos días, Marcus. -saludo con una sonrisa, feliz de verlo después de tanto tiempo.

-Buenos días, Tam -murmura con una sonrisa y entrecierra la puerta-. ¿Cómo has estado?

-Bien, ¿y tú? ¿Y cómo sigue tu mamá? -pregunto preocupada.

-Está mejor, ha salido de la unidad de cuidados intensivos y ahora se encuentra en recuperación. -me explica.

-Qué bueno, Marcus. Debe ser una mujer increíblemente fuerte para superar eso. -lo consuelo con palabras.

-¡Gracias Tam!. Quería felicitarte por todo lo que has logrado. No había tenido la oportunidad de hacerlo.

-No hace falta, sé que estás feliz por mí. Siempre has creído en mí, Marcus -digo con una leve sonrisa en mis labios, y nos quedamos ahí, atónitos, mirándonos a los ojos.

Marcus lame sus labios, con las manos en los bolsillos, y se disculpa.

-Perdón por dejar de responder a tus mensajes. -dice.

Niego con la cabeza y le dedico una sonrisa.

-No hace falta que te disculpes, Marcus. Entiendo que estabas en una situación complicada, y está más que bien. Jamás me molestaría por eso. -admito con sinceridad y comprensión.

-Me gustas, Tam, y estaba feliz con la idea de salir juntos, conocernos más. Pero la situación con mi madre es complicada. Tengo que cuidarla y apenas me queda tiempo para dedicárselo a alguien más.

-Marcus, no tienes que darme explicaciones. -le sonrío-. Haces exactamente lo que cualquier persona que ama a su familia haría, y eso es más que perfecto, no necesitas nada más cuando lo tienes todo, tu mamá.- digo con nostalgia.

Pero antes de que pueda seguir hablando, veo al señor Stone a través de los cristales de mi oficina, mirándonos. Mis ojos se abren como platos. ¿Qué está haciendo aquí? Marcus nota mi desconcierto y se gira.

Mis latidos se aceleran desbocados, mis manos empiezan a temblar y un nudo se forma en mi estómago. La mera presencia de James Stone me consume de nerviosismo y ansiedad. Cada vez que estoy cerca de él, mi cuerpo reacciona de manera descontrolada. Mis rodillas se vuelven débiles y tiemblan ligeramente, como si mi propio equilibrio estuviera en peligro. Es asombroso cómo una sola persona puede tener tanto poder sobre mí, pero así es, y no puedo evitarlo.

Está ataviado en un impecable traje negro a medida, combinado con una camisa de un sutil tono gris claro y una corbata en color negra. Observo detenidamente su vestimenta y me pregunto si posee alguna otra ropa en su guardarropa que no seas infinidades de trajes elegantes.

No sé si llamarle señor hoyuelos o señor corbatas.

-Debería irme. Parece que ha llegado tu cliente más importante -menciona con una sonrisa-. ¿Hablamos luego? -pregunta, esperando una respuesta.

-Sí, claro, Marcus. Espero que todo salga bien. -asiento, y él sale de la oficina. Veo a James entrar y cerrar la puerta tras de sí, me levanto rápidamente.- Señor Stone, ¿Que lo trae por aquí?- inquiero con una leve vacilación, sintiéndome frustrada al instante por mi pregunta precipitada.

-Buenos días, Greyson. Me encontraba en las cercanías y decidí hacer una parada para entregarle personalmente los documentos de la carpeta que me diste el sábado por la noche. Además, aquí tiene el contrato del que te hablé. Le sugiero que lo lea con detenimiento y se tomes el tiempo que necesite. -expresa con una seriedad y frialdad evidentes-. Según lo acordado, deberás visitar mi oficina dos veces por semana, empezando desde esta semana si firmas hoy. -añade, manteniendo su tono autoritario.

Claro, el sábado... Cómo podría olvidarlo, aquel momento en el que estuvimos tan cerca de besarnos y dejaste mis pensamientos envueltos en confusión con tus palabras sin explicación, tonto.

Trago saliva y trato de mantener la compostura mientras James se acerca a mi escritorio. Pone los documentos sobre la superficie y me mira fijamente, como si tratara de leer mis pensamientos.

-Por supuesto señor Stone lo leeré detenidamente y le dedicaré todo el tiempo necesario.

-Perfecto porque no toleraré errores o descuidos, Ah una cosa más, no me gusta esperar demasiado señorita Greyson. -dice con voz cortante.

Asiento rápidamente, sintiendo la presión de su mirada sobre mí.

-Por supuesto, señor Stone. -respondo tratando de sonar segura.

James asiente con un gesto de aprobación y se da la vuelta para marcharse. Pero antes de irse, se detiene y se vuelve hacia mí nuevamente.

-Que tenga un excelente día, señorita Greyson.

-Igualmente para usted, señor Stone.

Me quedo allí, procesando la breve pero intensa interacción con James Stone. Aunque su presencia siempre me causa cierto nerviosismo, también sé que su reconocimiento es importante para mi carrera profesional. Sin embargo, no puedo evitar preguntarme qué es lo que realmente piensa de mí y cuáles son sus verdaderas intenciones, porque cojones no dice lo que siente y ya.

Sacudo la cabeza para alejar esos pensamientos y me concentro en mi trabajo. Hay mucho por hacer y no puedo permitir que la presencia de James Stone me distraiga. Me sumerjo en las tareas del día, decidida a dar lo mejor de mí y seguir demostrando mi valía en este mundo empresarial tan competitivo.

Veo a Elizabeth acercarse corriendo con una amplia sonrisa en su rostro, y no puedo contener las carcajadas. Sabía que vendría tras la visita del señor Stone.

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MC | Sr.Stone (18+) María Cruz  ©Where stories live. Discover now