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Lunes. 🏕️

Seokjin observó a Taehyung a través del retrovisor y notó lo nervioso que estaba. La manera en que estrujaba con fuerza sus manos e inhalaba con mayor frecuencia de lo habitual podría resultar una escena cómica de ver si él no se sintiera tan preocupado de que su pequeño primo pudiera desmayarse en el asiento trasero del auto.

—Cualquiera diría que te estoy llevando a un sitio de tortura medieval. —expresó en un intento por tranquilizarle.

Taehyung apenas levantó la mirada sin decir nada. Volvió a deslizar las manos sobre su cuerpo y Seokjin dedujo que él trataba de limpiar el sudor que lo impregnaba como producto de sus nervios. No entendía la razón de su comportamiento, tal vez el chico le interesaba demasiado, o quizá temía que ese viaje no consiguiera expiar todos sus pecados.

—¿Es la dirección correcta?

—Sí. —murmuró en respuesta.

Seokjin aparcó frente a la casa del chico que asumió era algo más que un simple amigo de Taehyung. Una parte de él se lamentaba por el hecho de que su primo no confiara lo suficiente en él para hablarle de esos temas, pero comprendía que no era un simple asunto de confianza. En familias como los Kim, asumir una sexualidad diferente no era sencillo ni trivial, así que se prometió ser paciente y brindarle el apoyo que necesitara de la forma más delicada posible.

—Iré por él.

Taehyung descendió del auto y Seokjin no perdió de vista ni un fragmento de la escena. Desde esa distancia aún era perceptible la intranquilidad que envolvía a su primo, la cual pareció incrementar a medida que se acercaba al pórtico de la pintoresca casa.

La puerta se abrió y del lugar salió un hombre alto con piel acanelada y cabellos oscuros, Seokjin supuso que se trataba del papá del chico. Bajó la ventana del auto y se vio en la obligación de saludar con su mano y esbozar una sonrisa cálida. Imaginaba permitir que su hijo fuera solo a un viaje ponía de los nervios a cualquier padre, así que se aseguró de parecer lo suficientemente confiable y responsable para estar a cargo de la supervisión de dos menores.

Taehyung intercambió un par de palabras con el hombre hasta que apareció en el umbral de la puerta un adolescente de cabellos azabaches. A primera impresión, Seokjin pensó que ese tal Jungkook era un sujeto problemático e indudablemente arrogante, sin mencionar que su porte resultaba demasiado imponente al lado de su pequeño, menudo y tierno primo.

Por un instante, se arrepintió de apoyarlo en esa locura de plan, pero al darse cuenta de la forma inocente y dulce en que el chico observaba a Taehyung, Seokjin supo que no era más que un chiquillo tan ingenuo e inmaduro como su primo. Ambos merecían la oportunidad de arreglar lo que sea que estuviera mal entre ellos.

—Buenos días. —el azabache hizo una reverencia y Seokjin se apresuró a bajar del auto para ayudarle a guardar su equipaje.

—Buenos días. —respondió con gentileza— Eres Jungkook ¿Verdad?

Seokjin mantuvo una postura educada justo como le hizo prometer su primo antes de salir del apartamento esa mañana: "Se bueno con él, por favor. Y no me avergüences". Si las cosas no estuvieran tan tensas entre los dos adolescentes, no habría dudado en comentar un par de anécdotas bastante cómicas y humillantes sobre Taehyung. 

Lo amaba, pero su deber de hyung era colocarlo en situaciones vergonzosas que forjaran su carácter.

—¿Pasaremos a casa de Yugyeom? —preguntó a Taehyung una vez que se acomodó en el asiento junto a él.

Cerró el baúl del auto con más fuerza de la necesaria, ya que la pregunta de Jungkook reveló que Taehyung realmente no solucionó nada y seguramente utilizó una mentira para librarse de todo. Seokjin no estaba de acuerdo con ese tipo de actitudes, pero se lo haría saber en cuanto estuvieran a solas.

Two Loves | KookV♡Where stories live. Discover now