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—Uno, arriba. Dos, abajo —Hoseok enmarcó los pasos en cada conteo—. Tres, chachachá.

Los chicos siguieron los movimientos del líder del equipo hasta que la coreografía resultara fluida. Aunque aún faltaran varios meses para la presentación de fin de año, decidieron aventurarse a probar nuevos ritmos y exigirse mucho más en los ensayos.

—Podemos descansar por hoy —dijo Hoseok con una sonrisa, felicitando a todos.

Jungkook tomó la botella de agua que siempre dejaba en una de las esquinas y bebió el contenido con prisa, sintiéndose absurdamente deshidratado. Hoseok era muy bueno liderando al equipo, pero eso a veces significaba llevarlos al límite.

Estaba agotado, aunque era un cansancio agradable. Realmente podía verse a sí mismo haciendo eso por el resto de su vida.

Se inclinó para dejar la botella en su lugar cuando sintió una intensa mirada sobre él. Jungkook no se consideraba alguien paranoico, pero pudo jurar que aquellos persistentes ojos estuvieron escaneándolo de arriba abajo durante todo el ensayo.

Giró discretamente, viendo de soslayo a Jimin que parecía más inquieto que de costumbre. Jungkook tuvo un par de conversaciones espontáneas con él en las últimas semanas y estaba seguro de que el mal episodio que vivieron en el pasado había sido completamente superado. Sin embargo, esa actitud alterada del rubio a veces lo colocaba de los nervios.

—¿Todo bien? —preguntó, acercándose a él.

Jimin sonrió apenas.

—Sí, Jungkook —tamborileó sus dedos contra la ropa y luego movió su cabello con insistencia—. Es solo que...

El chico se interrumpió, arrastrando las palabras y dejando la frase inconclusa.

—¿Qué pasa? —preguntó de nuevo, con la intención de que esta vez Jimin contestara.

Él abrió la boca para hablar, pero su mirada cayó directamente en el collar que rodeaba el cuello de Jungkook. Sus ojos observaron con detenimiento el dije en forma de oso antes de retroceder un par de pasos.

—Es bonito —murmuró, dándose media vuelta—. Ya debo irme.

Yugyeom, quien se percató de la incómoda escena, se acercó a Jungkook para saber lo que sucedía.

—¿Está todo bien con Park?

Jungkook se encogió de hombros.

—Eso quisiera saber.

Tomó sus cosas y caminó fuera del salón junto a Yugyeom. Ese día irían a probar un nuevo puesto de bibimbap que prometía ser uno de los mejores de la zona.

Le habría encantado ir con Taehyung, pero él estaba muy ocupado con sus prácticas de violín y las actividades extracurriculares a las que se inscribió para obtener créditos extra. Sabía que él no los necesitaba, pero el adorable presidente de la clase era un fanático de las calificaciones perfectas.

La compañía de Yugyeom resultó muy agradable y pronto estuvieron haciendo bromas sin sentido sobre cualquier tema que llegara a sus mentes. Cuando dejó Busan, Jungkook nunca imaginó que la capital lo recibiría con tanta gentileza, pero ahora podía decir que contaba con un amigo sincero y un lindo novio que lo amaba incondicionalmente.

Tal vez, esa era la forma en que el universo lo recompensaba por lo solo y devastado que estuvo cuando sufrió de acoso por falsos y crueles rumores.

—Entonces, tú y Kim... —Yugyeom elevó las cejas de forma divertida.

Jungkook pasó por alto la insinuación de su amigo.

—Mejor sigue comiendo —respondió.

Yugyeom soltó una carcajada y golpeó la mesa en la que se encontraban sentados, ganándose un par de malas miradas de otros comensales.

Two Loves | KookV♡Where stories live. Discover now