‹ 57 ›

3K 486 252
                                    

La oficina de Ji-Sung, el consejero de la escuela, nunca se había sentido tan pequeña. El color blanco perla de la pintura en las paredes fue elegido de forma cuidadosa para convertir el lugar en el espacio perfecto al que los estudiantes acudieran cuando necesitaran conversar sobre sus problemas académicos o personales. Taehyung, sin embargo, podía jurar que en ese instante los muros se cerraban a su alrededor, sofocándolo.

La sensación era otro más de los agobiantes síntomas que se sumaban a su ataque de pánico, pero Taehyung no podía hacer lo suficiente por sí mismo para tranquilizarse. Su cuerpo era sacudido por fuertes temblores y las lágrimas se derramaban una tras otra por sus mejillas.

El tic toc del reloj cucú colgado en la columna del fondo era cada vez más irritante. Taehyung solo deseaba tomar la engrapadora del escritorio y lanzarlo contra este para romperlo en mil pedazos y obtener un maldito segundo de silencio. Sus pensamientos ya eran ensordecedores, no podía lidiar también con el ruido externo.

Se encontraba muy cerca de perder la cordura, lo sentía en su interior. Su mente estaba intoxicada con horribles ideas y su corazón dolía por la crueldad de la situación. Todo eso era demasiado para Taehyung, no se creía tan valiente para poder afrontarlo, y sólo pensaba en huir y desaparecer del mundo.

Quizá, derrumbarse sobre la alfombra y pretender que su vida no se estaba haciendo añicos era la única opción que tenía, ya que no veía una solución que pudiera reparar el daño que causó a Jungkook, o a sí mismo.

En medio de su momento de delirio y auto compasión, una voz familiar detuvo todos sus pensamientos para ubicarlo en el presente.

—Buenos días, soy Kim Seokjin —escuchó a alguien decir del otro lado de la puerta—. El acudiente de Kim Taehyung.

Una cálida punzada de alivió atravesó el tembloroso cuerpo de Taehyung y por unos breves instantes atinó a recuperar el ritmo natural de su respiración. Después de suplicarle por 40 minutos al director Choi que le permitiera llamar a su primo, ya que sus padres se encontraban en un retiro espiritual —que él inventó—, el hombre accedió de mala gana a que lo hiciera.

Taehyung jugó sus cartas de presidente de clase, estudiante modelo y miembro ejemplar de la comunidad para conseguirlo. Aunque estaba seguro de que la única razón por la que el director Choi se abstuvo de llamar a sus padres era que él había tenido suficiente de la bochornosa situación y quería desligarse de toda la responsabilidad.

La puerta de la oficina fue abierta y Seokjin ingresó junto a Ji-Sung. El consejero murmuró algo como «Tome asiento», pero Taehyung no le dejó procesar la sugerencia. Saltó como un resorte de la silla donde estuvo postrado la última hora y se lanzó sobre su hyung con tanta fuerza como solía hacer cuando era un pequeño niño que esperaba la visita de su primo favorito.

Seokjin no tardó en rodearlo con sus brazos, intuyendo muy bien lo que el castaño pedía. Taehyung se permitió apoyar el rostro en el pecho de su primo y soltar un profundo llanto que estuvo conteniendo. Las lágrimas sueltas y esporádicas eran tortuosas, pero llorar de esa forma, siendo consolado por alguien a quien le importaba de forma genuina, lo ayudó a liberar todo lo que estaba sintiendo.

—T-te juro que yo no hice nada... —su voz apenas consiguió salir en medio de un sollozo—. Lo juro, hyung.

El mayor dejó una suave palmadita en su hombro, intentando confortarlo.

—Yo te creo —le susurró en respuesta.

Ji-Sung, quien observaba la escena sin perder detalle, aclaró su garganta para llamar la atención de ambos.

—Taehyung, regresa a tu asiento.

Aunque el consejero habló de forma suave, casi cordial, Taehyung percibió el tono autoritario que se escondía.

Two Loves | KookV♡Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz