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La siguiente semana sería el recital de primavera, Taehyung estaba enfocado en los ensayos de su pieza musical, pero su mente constantemente se distraía al pensar en Jungkook. No tenía sentido negarlo, el azabache había captado por completo su atención de una manera que no esperaba.

Al principio, estuvo seguro de que Jungkook continuaría insistiendo con aquel tema de la fiesta. No obstante, volvió a comportarse como en el principio, un poco arrogante y distante; aunque aquellas intensas miradas que lanzaba a Taehyung, le hacían pensar que no estaba siendo del todo indiferente.

Algunos días lo notó paseando cerca del salón de música justo cuando su práctica terminaba, pero al verlo, continuaba su camino sin decir nada. Taehyung creyó que Jungkook se estaba volviendo loco; pero luego de varias ocasiones en las que pasaba por su lado sin hablarle, sintió que el que se volvería loco sería él.

Se descubrió a sí mismo en varias ocasiones caminando al salón de danza con la excusa de llevar una botella de agua a Jimin, lo que era tonto considerando que dentro contaban con un dispensador, pero no importaba, simplemente quería crear oportunidades para que Jungkook le hablara.

Nunca funcionó.

Estaba frustrado, ¿Por qué lo trataba de esa manera? ¿Acaso se enojó por su reacción del otro día? O a lo mejor ¿Se arrepintió por el beso? No. Definitivamente Taehyung prefería no pensar en eso.

Aprovechando que el instructor Bogum no fue a la escuela, guardó el violín en su estuche y decidió que practicaría en casa para evitar la tormentosa escena de encontrarse con Jungkook en el pasillo y que este lo ignorara.

Del otro lado de la escuela, el animado grupo de danza concluyó su ensayo.

—La práctica de hoy estuvo excelente —felicitó Hoseok—. Estamos listos para la presentación de la siguiente semana.

Todos dieron un aplauso a Hoseok en agradecimiento por su coreografía y arduo trabajo.

—¿Qué te parece si vamos por una malteada para celebrar? —preguntó alegre Jimin.

—En realidad, estoy bastante cansado —se disculpó Jungkook, tomó sus cosas y salió del aula.

Jimin hizo un gesto triste, aunque había avanzado con Jungkook y ahora eran relativamente cercanos, no conseguía más que interacciones amistosas entre ambos. Eso lo hacía pensar en que algo estaba mal con él, no era bueno lidiando con el rechazo y tendía a culparse a sí mismo por ello.

Tal vez, debía planificar con mayor cuidado sus palabras, o, quizá, no ser tan enérgico. Probablemente su personalidad extrovertida no era lo que Jungkook buscaba, y necesitaba encontrar la forma de ser un poco menos como él mismo y más como el tipo ideal del azabache.

Habría sido maravilloso que alguien se fijara en su verdadera forma de ser, pero estaba claro que eso no funcionaba. Muchas personas en su vida lo abandonaron y realmente parecía que había algo muy malo con él. 

Hoseok se percató de la expresión afligida de Jimin y se acercó a él. 

—Si quieres puedes venir con nosotros a casa de Yoongi, su madre preparó un exquisito Kimchi —ofreció con una sonrisa.

Jimin suspiró, no era el plan que tenía en mente, pero debía agradecer que Hoseok no lo dejara solo ahora que Taehyung estaba tan ocupado con sus prácticas y que Jungkook le dijera que no una vez más.

—Está bien, hyung. Vamos.

 Vamos

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Two Loves | KookV♡Where stories live. Discover now