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Era la primera vez que Taehyung se enfrentaba a una situación tan dolorosa e intensa. Todo su cuerpo estaba fuera de control. Se movía por inercia, o quizá por instinto, mientras su mente transitaba en un profundo estado de shock.

Quería arreglarlo y al mismo tiempo desaparecer. Nada estaba sucediendo de la forma en que esperaba y una parte de sí mismo continuaba culpándose por ello. Taehyung fue ingenuo al creer que una mentira de esa magnitud podría resultar bien, pero fue aún más tonto por pensar que el amor era algo que estaba dentro de sus posibilidades.

¿Qué sabía el sobre el amor, de cualquier forma?

Los sentimientos de Jimin siempre estuvieron frente a él y jamás pudo verlo. Por miedo, por negación, por ignorancia, por la razón que fuera, Taehyung jamás se hizo cargo de ello. Lo evitó, como todos sus problemas, y la bomba acababa de explotarle en la cara dejándolo desarmado e indefenso.

Si pensaba en ello con el suficiente coraje, quizá podría encontrar que los pequeños detalles que Jimin le otorgaba, los roces sutiles cuando estaban juntos y las palabras cariñosas que le dedicaba en momentos inesperados, eran mucho más que gestos fraternales.

¿Qué sabía entonces de la amistad?

Nada, no sabía nada. Ni del amor, ni de la amistad, ni de él mismo.

Taehyung no conseguía entender una pequeña parte de sus propios pensamientos, de su forma de actuar o ver el mundo. Mucho menos comprendía las razones de Jimin para convertir un afecto sincero en la venganza perfecta, o lo aterrador que debía ser para Jungkook ese desastre.

Aun así, algo era innegable: todos estaban sufriendo.

Jimin se quebró frente a sus ojos, admitió la verdad que ocultó por tantos años y la forma en que eso lo llevó a romper todos los límites. Él no estaba bien, su manera de actuar y hablar era escalofriante. Necesitaba ayuda con urgencia y eso, en el fondo, le dolía. Taehyung debería estar ahí para salvarlo, aunque en ese momento no era capaz de ayudarse ni a sí mismo.

Alejarse de la casa de los Park fue como romper un juramento que estuvo haciendo durante gran parte de su vida. Desde que conoció a Jimin supo que debía cuidarlo y protegerlo. Él era un niño de buenos sentimientos, pero muy frágil gracias al abandono de su padre. Taehyung asumió bien su rol de ángel guardián porque amar a alguien tan dulce y vulnerable era fácil.

Sin embargo, Jimin ya no era ese niño y, en consecuencia, Taehyung no era su protector tampoco.

Las cosas cambiaron. En algún punto, la línea de su amistad se desdibujó hasta no ser más que un recuerdo. Ninguno de los dos quería aceptarlo porque estar juntos era la única cosa a la que pudieron aferrarse durante los peores momentos de sus vidas. No obstante, esforzarse por mantener ese lazo fue lo que terminó por destruirlos.

Lo vio en los ojos de Jimin: el amor inocente que alguna vez pudo haber sentido por él se había convertido en una obsesión enfermiza. Taehyung no deseaba admitirlo, pero esa era la verdad.

Darse cuenta de que tuvo la oportunidad de evitarlo y no lo hizo le quemaba por dentro. Taehyung debió haber terminado la relación de manera sana y evitar que se convirtiera en algo peligroso. Sin embargo, tomó decisiones terribles, alimentando su dependencia, mintiéndole y lastimándolo en su punto más vulnerable.

Por semanas, estuvo creyendo que su único error había sido enamorarse de Jungkook. Pero ¿no le quitaba entonces eso la responsabilidad que tenía en la situación?

Two Loves | KookV♡Where stories live. Discover now