Un mundo moderno, principalmente a finales del siglo XIX donde a pesar de todo, la horrible tradición continua por los Jaeger.
Mikasa, una de los pocos Ackerman que quedaban en todo el mundo, conoce a alguien más, quien aporta el nombre de Levi y de...
Las amigas hablaban sobre lo asombroso e increíble de lo que había pasado dos días antes, pues no se esperaban algo así.
- Entonces, ¿Lo fuiste a ver? - preguntó
Mikasa asintió
- Tenía que verificar lo certero que era el comunicado, tenía que ver si era real o un sueño - explicó quitando las uvas de la rama
- ¿Y Levi supo que se besaron? - comenzó a ayudar a la azabache
- Lo intuyó - respondió, comiendo una de aquellas esferas moradas
- ¿Qué hizo al respecto? - preguntó echándose tres uvas a la boca.
Mikasa sonrió y después de tragar contestó:
- Pues...me hizo el amor -
Hange casi se atraganta por lo repentino de la respuesta. Mikasa rió.
- ¿En serio? -
- Sí -
- ¿Y cómo fue? - sonrió ampliamente
Mikasa se sonrojó
- ¿Qué quieres que te diga? -
- Ayy obvio los detalles no, eso ya lo sé, lo que me interesa es saber que sentiste a pesar de que supo que estuviste y te besaste con Eren -
- Ah, pues fue muy cálido sabes?, muy romántico, se sintió como si fuera la primera vez - sonrió, sus ojos se llenaron de ilusión
Hange se conmovió.
- Bueeno, al menos no reaccionó mal - encogió los hombros. Terminaron de colocar la fruta en los platos gigantes.
- ¿A qué hora irás por tu vestido? -
- No voy a ir por él, yo voy a ir a él, me van a vestir ahí; después de doblar las servilletas aunque aún le faltan los últimos detalles -
- De acuerdo, no importa, yo lo hago tú ve para allá ahorita - se levantó de su asiento e hizo levantar a Mikasa igualmente para que se marchara por su vestido.
- ¿Segura? -
- Sí, yo lo hago, tú ve - la llevó hasta la puerta. La azabache accedió, estaba hermoso y ella más que emocionada, sentía que su corazón podía salir en cualquier momento por su garganta debido a lo rápido y fuerte que latía.
❇ ❇ ❇ ❇ ❇
Miraba por la ventana mientras acariciaba su cabello negro, el día se veía espectacular y la zona que escogieron lucía perfecto. Faltaban cuatro horas para su unión así que decidió en levantarlo.
- Ya casi es hora, cariño - susurró a su oído y luego beso la parte lateral de su frente.
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