🔗 Abrupto 🔗

237 29 9
                                    

La mañana arribó de poco a poco, haciendo despertar de primera instancia a Mikasa, quien al principio desconoció el lugar donde se encontraba, pero al voltear su cuerpo recordó en dónde estaba.

Se mantuvo en silencio, observando el rostro calmado de Eren al dormir. Acarició un poco su mejilla, barbilla y cabello. Amaba todo de él, pero más despertar a su lado con dicho sueño que había tenido recién.

No tardó mucho para que Eren despertara y sonriera.

Sin nada que decir, se acercó a ella para abrazarla, besando su cabeza.

- Buenos días -  dijo ordenando su negro cabello

- Buenos días -  respondió ella

Se quedaron abrazados un momento para luego despertar bien del todo.

- ¿Cómo dormiste? -  preguntó

- Bien, se duerme bien en tu cama, es más cómoda de la que tenemos allá -  rió

El chico sonrió y acarició su rostro.

- Bueno, yo no noto tanto la diferencia - 

- No, yo creo que te rebajas a mi nivel para no hacerme sentir mal, supongo -  dijo

Eso confundió a Eren, incluso lo hizo enojar un poco.

- ¿Cómo que rebajarme? Yo jamás me he sentido superior o inferior de alguien, soy una persona cualquiera -  respondió  - Y tampoco te considero alguien inferior a mi, Mikasa, para mi eres una grandiosa Ackerman y la mujer que amo -  sonrió

Mikasa sonrió igualmente y se acercó para abrazarlo.

- Para mi eres el Jaeger más perfecto que pude conocer, eres grandioso, perdón por pensar eso-  susurró

El chico besó su blanco cuello varias veces.

- Te amo -  susurró con los ojos cerrados, disfrutando de la sensación de su piel suave de su cuello al choque con sus labios.

La azabache rodeó la espalda de Eren para que no se detuviera, mientras las manos del mismo se iban deslizando por el abdomen de Mikasa, pronto llegó a su cadera.

Des fajó la camisa para luego ir desabotonando uno a uno de los botones e ir tocando el abdomen de la azabache con suavidad y deseo. Mikasa se exaltó.

- Espera, espera -   pidió, deteniéndolo

- Eh, lo siento -  se disculpó, levantándose

Mikasa se levantó igual y volvió a abotonar su camisa de nuevo.

- En serio, perdón, no quería...incomodarte -  sobó su nuca, sonrojado

- No, no fue incomodidad, solo...que sentí que era algo...precipitado -  se sonrojó igual

Al terminar de abotonar su camisa volvió a acercarse a Eren, recostando su cabeza en su hombro.

- Bueno, ¿qué te gustaría desayunar? -  cambió el tema  - Pueden preparar unos panqueques, Isa los hace de una manera fabulosa, ¿qué dices? -  dijo sonriente

Ella idealizó el platillo y asintió, besando la mejilla del moreno.

- Claro, se oye muy bien -  respondió

- Perfecto - 

Se levantaron de la cama y se alistaron, alisando su ropa, lavando su rostro y dientes.

Salieron de la gran habitación directo hacia el comedor. Fueron casi corriendo, jugueteando y riendo.

Al llegar, las dos Ackerman ya estaban arreglando la mesa.

- Buenos días joven Jaeger, buenos días señorita Ackerman -  saludó la mujer mayor, mientras que la joven sólo hacía una reverencia.

- Buenos días lindas mujeres, ¿Cómo durmieron? -  preguntó, con Mikasa abrazada a él

- Muy bien joven Jaeger, gracias -  respondió la mayor mientras que la menor se mantenía callada.

- Isa, ¿Me puedes hacer un favor? -  preguntó Eren, escondiendo parte de su rostro en el cabello de la azabache

- Claro joven Eren, ¿qué se le ofrece? -  preguntó

- ¿Puedes preparar dos platos de panqueques? Por favor, linda Isa -  preguntó con gentilidad

La chica sonrió y asintió.

- Claro, joven Eren, con permiso -  hizo una reverencia y se marchó a la cocina

Ambos se sentaron al lado mientras platicaban y esperaban.

La Ackerman mayor los observaba mientras barría un poco el suelo, los miraba con atención y una sonrisa. Jamás había visto así al joven Jaeger. Se notaba muy diferente a como lo conocía, se notaba que estaba profundamente enamorado. Pensó que él podría ser la esperanza para el Gobierno al ser capaz de amar a una Ackerman.

Comían como una pareja llena de cursilería. Compartirán sus bocados de la cuchara, comían del plato del otro y una que otra vez se besan, solo porque sí.

Carla bajó un poco más tarde.

- No pensé que se levantarían tan temprano, ¿Cómo están? -  dijo al estar tras ellos, acariciando un poco sus cabezas

- Pues ésta es la hora en la que comemos regularmente, estamos bien -  dijo Eren sin dejar de comer

- Me alegra, bueno, bajaré a la ciudad -

- ¿Comprarás algo? -  preguntó, volteando a verla

- Tal vez, espero no tardar -  Se dispuso a abandonar el comedor

- ¿No quiere comer algo, señora? -  la detuvo la Ackerman

- No, estoy bien, gracias Caro -  y salió del lugar

Las dos Ackerman comenzaron con la limpieza del suelo de la mansión como todos los días.

Eren y Mikasa se mantenían en el comedor, con una sonrisa en sus labios, pero eso rápidamente fue interrumpido.

Isa corrió hacia la cocina, cansada y alerta.

Eren la miró extrañado.

- ¿Qué pasa? -  preguntó, levantándose

- Lle..llegó.. el...el joven Jaeger -  dijo entre jadeos

La angustia invadió a todos, Zeke había llegado antes. Mikasa se sintió acorralada, atrapada en la trampa del ratón. Debían de hacer algo.

El sufrir de un AckermanDär berättelser lever. Upptäck nu