🔗 Una nueva generación 🔗

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Después de 5 años, la guerra se detuvo y el nuevo poder que gobernaba el mundo se llevó a cabo, todo parecía un infierno para los Ackerman, o tenían que vivir muy lejos o vivir bajo tierra, donde sólo ellos sabían como mantenerse con vida.

A mitad de año una mujer de nombre Joanne dió a luz a una niña, al que le fue otorgado el nombre de Mikasa, Mikasa Ackerman.

Ambos padres estaban felices pero sabían con exactitud que alguien más compartía aquella maldición de servir sin discutir, aún así...harían lo que fuera por ella.

Del otro lado, Kuchel dió la vida a un niño, con el mismo apellido  pero con un nombre de poder a su propio criterio. Levi, sabía en su interior que él sería la clave para acabar con este infierno.

Mientras en el gobierno superior, una mujer que correspondía al nombre de Carla, recibió en brazos a su segundo hijo, Eren Jaeger.

Para todo político y civil Jaegerista era un orgullo, la familia crecía y el poder también, sin embargo, eso cambiaría al ir creciendo.

La vida de los tres niños no era ni tan mala ni tan buena.

Mikasa y Levi eran Ackerman, obligados a vivir bajo tierra para evitarse la desgracia de morir. No tenían una vida plena y mucho menos envidiable. Sus sonrisas eran algo forzadas pero la inocencia infantil persistía. Sin embargo, había una leve diferencia. Levi era más cociente de su vida, su gobierno, gracias a los contactos, amigos y grupos de su tío, Kenny. Pero al fin y al cabo, seguían siendo niños que debían sonreír a pesar de todo.

Eren tenía una personalidad sensible, mostraba inocencia pero su mente trabajaba y procesaba la información con fluidez y facilidad. Eso le daba esperanza tanto a su padre como a su hermano. Su alto nivel de comprensión le permitía saber lo que su familia hacía, provocando que su corazón se marchitara desde muy joven. Tratar mal a los dichos Ackerman por gusto, no era prudente, al menos no para él. Le molestaba.

Sin darse cuenta, los Jaeger marcaban su tiempo límite de poder, la cosa que más querían sobre todas sus vidas. Se lamentarían, de la peor manera.

El sufrir de un AckermanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora