🔗 Afecto 🔗

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Al llegar la mañana, Mikasa se levantó con un sueño pesado, le costó abrir los ojos.

Sin embargo, ese color azul rey se mantenía en su mente, en ese preciso momento en su vista y su recuerdo. Sentía que su cuerpo reaccionaba extraño, estaba segura de que era alguien como ella.

Sus ideas fueron corrompidas al tener frente a su vista un brillante color verde. Al reaccionar sonrió.

- Ah! Hola Eren - dijo incorporándose y sonriendo

- Veo que estás algo distraída, ni siquiera notaste cuando llegué - sonrió, algo confundido

- No es nada es solo que observando los árboles verdes, recordé que desde ya hace como tres semanas no has traído a Oruga - mintió con sigilo.

Eren cambió su postura para luego sonreír y asentir.

- Sí, es que se cubrió de un saco blanco extraño, mi papá dice que se está convirtiendo por el proceso de...me...meto..meta -

- Metamorfosis - completó ella

La miró sorprendido, se suponía que los Ackerman estaban apartados de toda educación, sólo debían y podían hablar y contar.

- ¿Cómo lo sabes? - preguntó curioso y algo asombrado

- Sólo...lo sé - contestó algo apenada? o tal vez avergonzada, no lo sabía

- Bueno pues...¿quieres salir al..al bosque? No creo que los Jaeger estén en caza - dijo extendiendo sus manos

Mikasa se preguntó el porqué de su certeza pero decidió preguntar afuera. Dándole la mano y saliendo de la casa.

Estar a solas con ella le hacían sentir cosas que no entendía pero una vez escuchó una palabra que tal vez identificaría sus sentimientos, algo llamado "amor"?

¿Mikasa sentiría lo mismo cuando se tocan? No lo sabía, y tampoco podía decirlo ya que no estaba seguro.

- Y...¿por qué estás tan seguro de que los Jaeger no están por aquí? - preguntó viendo la profundidad del bosque en el que se encontraban, abrazando su brazo con miedo.

Miraba hacia atrás varias veces hasta que se detuvieron.

- Escuché que mi padre le informó a sus ayudantes y amigos que no salieran a cazar para hablar de algo...supongo que es respecto a ustedes - dijo y frunció el ceño

- Ya veo...¿Y se tardarán? - preguntó

- Siete horas escuché, así que aproveché para escaparme y venir a verte - se sonrojó un poco

Mikasa al notarlo sonrió y río por lo bajo, Eren sonrió igual y tapó sus ojos.

- ¿Qué haces? - preguntó aún riendo

- No me gusta que me veas cuando me pongo rojo - respondió

- Te vez muy tierno cuando te pasa
eso - rió

A la pequeña mente del castaño se le metió una idea que vio una vez entre sus padres pero...decidió cambiar el lugar. Destapó sus ojos y besó su mejilla, tomándola por sorpresa.

Se separó y su sonrojo se hizo más visible, bajando la mirada.

- Lo siento...yo... - dijo nervioso

La azabache sonrió y lo abrazó.

- Yo también te tengo cariño, y mucho, Eren - dijo para después ahora ser ella quien besó su mejilla, poniéndolo más nervioso.

El sufrir de un AckermanWhere stories live. Discover now