🔗 Pláticas 🔗

219 29 11
                                    

Un nuevo día, normal y tratando de no recordar aquella angustia de antes. El día antepasado funcionó bastante bien como para arruinarlo de nuevo con la paranoia.

Eren se encontraba en el comedor, acomodando y secando los platos que había lavado desde temprano, colocandolos sobre la mesa.

Mikasa despertó, algo extrañada por no encontrar a Eren a su lado. Se levantó, se colocó un suéter y bajó, encontrándolo ahí.

Sonrió y se acercó. Lo abrazó por la espalda, sintiendo su calmado respirar.

- ¿No pudiste dormir bien? - preguntó, separándose

El chico volteó hacia ella.

- No, solo me desperté muy temprano - respondió, abrazando la cintura de la azabache

- Sí, ya lo noté - sonrió, levantó sus brazos y los colocó detrás de su cuello

El chico sonrió.

- Buenos días - dijo, besando, después, sus labios

Mikasa sonrió y correspondió.

- Buenos días - contestó

Eren volvió a besarla y luego la abrazó por completo, colocando su rostro en el cuello de la chica. Aspirando su dulce aroma, sintiendo la suavidad de su piel blanca.

- ¿Cómo estás? - preguntó Mikasa al notar algo raro en su comportamiento

- Bien, es solo que..., no sé, me siento tan en paz - suspiró

- Igual yo - dijo ella

- Y eso es...lo que no me agrada, siento que algo lo va a arruinar - bajó la mirada

- No pienses eso, mejor vivamos bien ésta paz que ahora está presente - tomó sus manos, llevándolo hacia la parte de arriba

- Espera, los platos... -

- Luego lo terminas, cuando salga el sol te dejaré terminar - siguieron subiendo

Eren no se opuso, pero seguía incómodo por la sensación de que algo vendría.

Se recostaron en la cama, donde los brazos de Mikasa rodearon la cabeza y parte alta de su espalda, acariciando su cabello castaño.

- Todo estará bien - susurraba, sin detenerse

El chico poco a poco fue tomando de nuevo el sueño, abrazó a la chica y comenzó a dormir en los brazos de su amada, sintiendo ese sentimiento de amor crecer casi igual como hace dos días. Se sentía como un niño pequeño, protegido por lo que mas ama y por lo que está comprometido a proteger.

♠ ♠ ♠ ♠

El teléfono sonó, una, dos, tres veces, ambos se despertaron y al mirarse notaron su extrañesa, ¿Quién podría ser?

Se levantaron lentamente, mientras el teléfono seguía sonando.

Eren salió de la cama y bajó para contestar, tal vez era su madre.

Descolgó el teléfono.

- Hola, Eren - su piel se erizo al escuchar ese timbre de voz - ¿Cómo estás? -

Su padre había vuelto.

- Ah..., Hola, papá, estoy bien, ya volviste - fingió sorpresa

- Sí, volví ayer, en la noche -

- Que bueno -

- ¿Estás ocupado? -

El sufrir de un AckermanWhere stories live. Discover now