🔗 Declaración 🔗

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- No, te ama -  dijo, besando suavemente su cuello, Mikasa sonrió y lo dejó continuar, sus besos eran tan confortables.

- Pero no tanto como yo te amo a ti -  dijo a su oído para luego besar su lóbulo

- Eres muy tierno y cursi -  rió la azabache

- Estoy enamorado, supongo que es normal, ¿No crees? -  volteó el cuerpo de la chica

Mikasa lo abrazó por los hombros y pegaron sus frentes, quedando muy cerca.

- Sí, tal vez -  se acercó para besarlo, lo que consiguió. Se imaginaron a ellos en el mismo lugar donde estaban, la mansión Jaeger mientas ellos se besaban y escuchaban a sus hijos jugar por todos lados. Se separaron y abrieron sus ojos, desvaneciendo dicha ilusión.

Carla sonrió a tales actos de los que era testigo, pero igual se entristeció, corrían mucho riesgo al estar en una relación. Salió del todo y llegó con ellos, quienes se mantuvieron abrazados a pesar de su presencia.

- Mira, es para ti, seguro te quedará muy bien -  sonrió

Mikasa abrió ligeramente su boca, dicha prenda estaba demasiado bella

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Mikasa abrió ligeramente su boca, dicha prenda estaba demasiado bella.

- ¿Te gusta? -  preguntó entusiasta

- ¡¡Sí!! Está bellísimo, gracias! -  se acercó y la abrazó con fuerza, como otro agradecimiento a demás de sus palabras y su enorme sonrisa.

Pasaron casi todo el día en la mansión, visitaron el pequeño "castillo" de barro y piedra, donde él dibujaba y creaba tanto historias como utensilios básicos.

- Aquí hiciste el cuchillo de madera, no? -  preguntó

- Sí, era todo mi lugar privado donde podíamos estar solo mi mente y yo -  acarició la pequeña mesa algo enpolvada.

- Aún entras aquí, verdad? -  se acercó a donde él estaba, apoyando su mano en tal mesa, encontrando unos dibujos pasados y recientes

- Sí, dibujo e imagino un futuro en donde todo el mundo está en mi libre y correcto poder -  suspiró

Mikasa tomó un dibujo, encontrando el rostro de una niña. Era muy linda, resaltaba el coloreado verde perfecto de sus ojos.

- ¿Quién es ella? -  levantó la hoja del dibujo

- Ahh, jaja, pues...una imagen clara de... -  no sabía como decirlo

- ¿De quién? -  preguntó admirada por su semblante e iris de tal niña  - ¿Quisiste tener una hermana? -  concluyó

- No, es de... nuestra hija -  contestó

La mirada de Mikasa se expandió, mirando fijamente a Eren con quien compartía un leve sonrojo.

- ¿Nuestra...hija? -  volvió a mirar el dibujo

- Sí, un día, a los 14 me imaginé si tú y yo tuviéramos una hija o hijo pero, las mujeres son muy hermosas así que pense en el cómo sería...si nuestra hija tuviera tu rostro, tu cabello y mis...ojos y...eso salió -  bajó la mirada, avergonzado

Mikasa se sonrojó más de lo que ya estaba. Eren se acercó y tomó una de sus manos, acaricariciándola lentamente para después disimular un poco su sonrojo y sostenerle la mirada.

- Quisiera que algún día... tuviéramos una familia -  confesó, la sorpresa de Mikasa era tal que no lograba articular palabra alguna   - ¿A ti te gustaría? -  preguntó

Mikasa suspiró y miró hacia otro lado, pensando. Sonrió.

- Claro que...me gustaría pero..., ¿No crees que es muy pronto? -  se excusó

- Sí, claro, solo es un vistazo o expectativa del futuro, no te digo que quiero formar una familia contigo justo ahora, no, es más para el futuro -   justificó, aún avergonzado

Ambos sintieron un cosquilleo algo estrangulante en sus estómagos por dicho pensamiento de un "tal vez"

- Vamos -   dijo para terminar el momento incómodo y tenso, tomó su mano, llevándola con él.

Entraron a la habitación de él, sin decir nada, se sentían avergonzados por la declaración.

- ¿Cuánto tiempo estaremos aquí? -  preguntó ella, sentándose en la orilla de la gran cama

- Pensaba que podrías quedarte hasta la mañana del día siguiente -  respondió aliviado por romper esa tensión, se acercaba donde ella para luego sentarse a su lado  - Pero si quieres, podemos volver cuando quieras -

- No, no, está bien, si en verdad ni tu hermano o padre vuelven mañana, está bien -  sonrió

Eren copió su gesto, levantó lentamente su mano y la colocó en el mentón de la azabache, quien dulcificó su mirada, mostrándose totalmente enamorada. Se acercaron lo suficiente para unirse en un dulce beso.

- ¿Recuerdas...las historias.... -  hablaba mientras continuaban, Eren se detuvo para dejarla hablar  - ¿Las historias que contábamos de niños? -   preguntó

El chico sonrió y asintió.

- Esas historias, tan absurdas, fantásticas y enormemente largas -  rió  - Seguro te aburrían y por eso te dormías -  acarició su mejilla, Mikasa negó.

- No, siempre me entretuvieron, pero cuando me sentía cansada, cerraba mis ojos y comenzaba a soñar con lo que me contabas -  tomó su mano, se acercó y lo abrazó por el cuello  - Pero sin duda..., la que más amé era la historia donde aceptabas ser el príncipe que me salvaría y me llevaría lejos de éste lugar -  sonrió, mirando sus ojos

Eren se levantó, cargándola y recostándola al centro de la cama.

- Bien, sigamos soñando con eso, ¿qué tipo de Palacio te gustaría tener? - 

Mikasa rió pero respondió, dando así una nueva oportunidad de imaginar una historia fantástica y perfecta.

Mikasa rió pero respondió, dando así una nueva oportunidad de imaginar una historia fantástica y perfecta

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El sufrir de un AckermanWhere stories live. Discover now