Capítulo 26: esqueletos en el río, parte 3

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Aunque Xuan Min no tenía idea de lo que Xue Xian estaba pensando dentro de la bolsa, se alegraba de que no hubiera más problemas.

Había demasiadas estatuas caídas alrededor de la piscina para que Xuan Min las inspeccionara todas y cada una. Se centró en los que se habían abierto.

Parecía haber un patrón en estas estatuas; en general, se podrían agrupar en tres categorías diferentes: aquellas con caras enojadas, aquellas con caras llorando y aquellas con caras sonrientes. Y cada una de estas categorías parecía tener un tipo de cuerpo diferente.

Los cadáveres de las estatuas enojadas carecían de cabezas; los cadáveres de las tristes estatuas carecían de ambas piernas; y los cadáveres de las felices estatuas carecían de ambas manos.

"¿Qué has descubierto?" Preguntó Xue Xian. "¿Para qué son estas estatuas? Se ven extremadamente malvadas".

Xuan Min frunció el ceño y respondió: "Creo que lo sé".

Xue Xian se sorprendió. "¿Cómo sabes todo?".

"Lo leí en un libro. Me impresionó".

Estos cientos de estatuas claramente no eran artículos de mausoleo ordinarios, hechos para acompañar a la persona muerta al más allá. Tenían una lógica para ellos, lo que significaba que también tenían un propósito. En tales lugares, las cosas relacionadas con el número tres siempre tenían algún tipo de significado más profundo. Aunque Xuan Min ya no podía recordar dónde había leído al respecto, sí recordaba ese pasaje ...

Había un diseño de feng shui que podía usarse para revertir la fortuna, llamado "Cien soldados empujan la corriente". Si se hace correctamente, podría ayudar a evitar desastres naturales y garantizar cien años de prosperidad; los resultados fueron excelentes. El principal problema era que se trataba de un diseño muy maligno, que la mayoría de la gente no estaría dispuesta a emprender.

Porque para construirlo había que sacrificar trescientas vidas.

Cien guerreros, cien plebeyos que sufren y cien villanos.

Estos tres rostros diferentes parecían corresponder a esas categorías: los enojados eran guerreros, los tristes eran los plebeyos que sufrían y los que reían eran los villanos.

"Trescientos ..." Xue Xian estaba estupefacto. "¿Qué diablos? Cuando los mortales no hacen absolutamente nada bueno, pueden hacer quizá una decima parte del daño qué podría hacer yo. ¿Dónde encuentras a trescientas personas? Eso es mucha gente. Incluso si fueras tras ellos uno por uno, seguramente alguien lo notaría, tendrías que estar ciego para no darte cuenta de que cientos de personas desaparecen ".

Mientras hablaba, Xuan Min vio que algo caía de una estatua con un sonido dingdang. Sonaba cerca de algo parecido a una pieza de cobre.

Xuan Min frunció el ceño. Rasgó otra tira de tela de la parte inferior de su túnica. Después de todo, el artículo había pertenecido a un hombre muerto y claramente había estado en contacto con todo tipo de sustancias en descomposición.

Al escuchar el ruido de desgarro, Xue Xian dijo: "Si continúas, tu túnica se acortará mucho".

Por supuesto, había estado usando una hipérbole. La túnica del monje era lo suficientemente larga como para cubrir sus pies, pero no llegaba a arrastrarse contra la tierra, especialmente cuando caminaba. Incluso después de todos los pedazos que había roto, a la túnica solo le faltaba alrededor de la mitad de la longitud de la palma de la mano; podría seguir adelante otras diecisiete o dieciocho veces, y aún no se notaría un cambio.

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