Capítulo N° 45

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Sus pieles brillaban por el sudor, aún jadeantes pero con una sonrisa en sus rostros. Erica se recostó sobre el pecho del Loco, quien la abrazó con cariño mientras le daba tiernos besos en la frente.

—Aún me cuesta creer que estés así conmigo, y que sea real —dijo él en un susurro al acariciarle el rostro.

—Ya pasaron dos semanas, tonto —se rió ella y cerró los ojos para disfrutar de sus caricias.

—Es que tuve muchos sueños así.

Erica se levantó un poco solo para verlo con una ceja levantada de forma bromista.

—¿Soñabas que tenías sexo conmigo?

—No es lo que quise decir —se rió él pero luego curvó sus labios en una sonrisa pícara—. Pero... Sí, a veces.

Erica se rió para después hacerse a un lado y así permitirle levantarse. Él encendió un cigarrillo mientras preparaba su ropa para darse una ducha.

—¿A qué hora se van? —preguntó con curiosidad.

—En una hora creo, depende del Rubio.

—La próxima quiero ir yo a tatuarme, nunca lo hice y ahora siento la necesidad de hacerlo —dijo ella con una sonrisa al verlo ir y venir por el sótano con ropa en sus brazos.

—Está bien, mein engel, ¿tenés pensado algo?

—Unos tulipanes acá, sobre el corazón —explicó con una sonrisa triste—. Por Cele.

—¿Tulipanes?

—En su cumpleaños Martín le envío tulipanes con una carta, siento... que es algo muy de ellos. Siento que es una buena forma de recordarlos.

Él se acercó para poder apoyar su mano en la mejilla de ella, con cariño. Le hizo una tierna caricia acompañada de una sonrisa dulce.

—Me parece una idea muy linda, mein Liebling.

Erica comenzó a vestirse, pero no perdía oportunidad de apreciar el inmenso cuerpo de él con su plena desnudez. Con sus fuertes músculos que resaltaban por el sudor, y esos tatuajes que parecían incluso danzar ante sus movimientos. El Loco no tenía ni un solo vello en el cuerpo, exceptuando su rostro, y Erica sabía que era por una cuestión de evitar infecciones ante heridas. Muchos hombres en Mörder hacían lo mismo, sin embargo él era el primero que ella había visto y apreciado.

Él se acercó otra vez para darle un beso en los labios antes de entrar en la ducha, y solo luego de que él ingresó al baño de allí fue que subió las escaleras para poder ducharse ella en el baño principal.

La casa estaba silenciosa, pues Jack, Lucas y Hund descansaban en la habitación. Erica aprovechó a poner música en su teléfono para darse una rápida ducha con buen ánimo, mientras tarareaba la canción que sonaba allí.

Aunque su relación con el Loco no tenía un nombre, pues intentaban tomarlo con calma, se sentía mucho más feliz desde que había empezado a estar con él. Era cariñoso y la escuchaba siempre con suma atención, sin importar de qué hablara. A veces dormían juntos, pero a veces cada uno dormía en su lugar de siempre, ya que Erica no quería hacer a un lado al pequeño Jack, que se había acostumbrado a dormir con ella.

Ya vestida y secando su cabello con pequeños toques de toalla, fue hacia la cocina, donde Lucas ya estaba levantado y preparaba su equipo de mate para merendar.

—¿Y Jackie? —preguntó Erica con una sonrisa.

—Sigue durmiendo, a mí con una hora me basta en la tarde —explicó él con una sonrisa—. ¿Querés tomar conmigo?

Mörder [ COMPLETA ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora