Capítulo N° 40

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La música alemana sonaba fuerte en la casa del Loco, él había estado toda la mañana con la música muy fuerte, como si no quisiera oír a nadie. Erica resopló, cansada de esa música que le retumbaba los oídos, pero no se animaba a decirle nada, ya que lo veía al Loco muy compenetrado escribiendo en un cuaderno mientras cantaba en alemán en voz baja.

Sirvió café en una taza para poder acercarse a él con una excusa, y se la extendió con una sonrisa.

—Gracias, engel.

—¿Te pasa algo? —preguntó ella con un suspiro.

El Loco levantó la vista para verla, algo confundido.

—No, ¿por?

—Porque estás escuchando esa música a la mañana en un volumen no muy normal...

—Solo escucho música, igual que vos.

—Me refiero... —Erica suspiró al refregarse un brazo—, en año nuevo también estabas escuchando música fuerte y no estabas bien...

—Estoy bien, engel, solo escucho música y escribo algunas cosas. Gracias por el café —dijo con una sonrisa.

Erica regresó a la cocina para poder servir otra taza de café, pensaba llevársela a Lucas, que estaba en el patio junto a Jack y Hund. Abrió la puerta del fondo y pudo ver a Lucas sentado en el pasto con una sonrisa, observaba a Jack y Hund correr, el pequeño se reía a carcajadas al perseguir a su amigo perruno.

—Gracias, Eri —le dijo con una sonrisa al tomar la taza en su mano—. Estuve hablando un poco con Mica.

—¿Cómo está ella?

—Bien, me envió una foto con su novio —dijo y sorbió un trago de café—. Se los ve muy felices, es el primer novio de Mica.

Erica se sentó a su lado con la mirada baja, porque Micaela era amiga de Celeste, y pensar en ella se la recordaba bastante.

—Creí que le harías escándalo o te pondrías celoso —dijo Erica con una risita, para no pensar en Celeste.

—No, me pone feliz que se enamore, que experimente cosas nuevas, siempre y cuando sea todo sano y se cuide.

Erica sonrió al ver a Jack recostarse en el pasto con Hund, parecían cansados los dos.

—Eri... —dijo Lucas en voz baja—, quería hablar con vos de algo.

Ella lo miró enseguida y tragó saliva con nervios antes de asentir, con sus labios apretados.

—Sé que creés que te odio, o que te culpo por todo —dijo y apoyó la taza en el pasto para poder apoyar su mano en el rostro de Erica—, pero no es así, Eri.

Ella bajó nuevamente la mirada y se encogió de hombros con tristeza, con sus ojos que se empañaban en lágrimas que no pensaba dejar salir.

—Eri, mirame —le dijo con suavidad y le acarició el pómulo con su pulgar—. ¿Sabés qué veo al verte?

—¿Una asquerosa asesina?

—A la mujer que me salvó la vida —dijo y la instó a mirarlo a los ojos—, a la persona que lo dio todo para salvarme. Eso es lo que veo.

Erica se mordió los labios y esquivó su mirada, porque se sentía muy mal por todo, sabía muy bien que todo era su culpa, desde la muerte de su familia hasta el suplicio que Lucas tuvo que vivir.

Ella se puso de pie para alejarse, estaba cansada de llorar, no quería continuar así, sin embargo Lucas agregó:

—Sé de tu trabajo —dijo y Erica se quedó paralizada—, tu ex me lo dijo, supongo que intentaba hacer que te odie, pero yo no puedo odiarte, no a vos.

Mörder [ COMPLETA ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora