Capítulo N° 41

31.7K 1.1K 205
                                    

| ADVERTENCIA DE CONTENIDO |

Este capítulo contiene escenas sensibles de violencia explícita y violencia intrafamiliar.
Leer con precaución.

~ • ~


Los gritos de dolor de Aaron se oían en todo Assassin, todos los asesinos del lugar sabían quién estaba en el sótano, quién era el que estaba sufriendo y quién era la encargada de torturarlo. Aaron llevaba cerca de veinte días de encierro, donde solo había espacio para el dolor y el martirio en su día a día.

Aaron solo veía niebla, o al menos él creía que era niebla aquella nube blanquecina que lo rodeaba y le impedía ver más allá de su nariz. Y por un instante se vio libre de prisiones, no habían esposas o cadenas atándolo, solo él en libertad. Aaron estaba seguro de que no era cierto, sabía perfectamente que era una alucinación, pero incluso así decidió recorrer el lugar en esa nueva pesadilla. Caminó por ese sótano lleno de goteras y caños oxidados, tropezando cada tanto con alguna cosa. Se guió con el suelo a su alrededor para caminar por ese laberinto de niebla, con un pie adelante tanteaba el suelo y luego daba un paso, lento pero seguro. Intentaba llegar a la puerta de salida, hasta que chocó con el metal de esta. Golpeó con fuerza la fuerte y fría puerta con cientos de insultos que brotaban de su boca.

—¡Abran esta maldita puerta ahora mismo!

Golpeó nuevamente, pero casi no había fuerza en él, le dolían los brazos y sentía sus hombros y piernas débiles. Oyó risas del otro lado, por ello los insultó, y con sus manos fue tanteando la pared hasta estar enfrentado al vidrio desde donde lo observaban los hermanos Moms. Podía ver la sonrisa placentera en el rostro de Gretchen, así que comenzó a insultarla lleno de ira e impotencia, golpeando el vidrio sin hacerle siquiera un rasguño.

—¡Maldita hija de perra, te voy a arruinar! ¡Te voy a desmembrar lentamente!

Oh, dudo mucho que lo hagas...

Una fuerte voz masculina resonó cerca de él, reconocía esa voz intimidante, esa voz que marcaba presencia. Giró lentamente para ver a ese hombre vestido de militar con el rostro serio.

—Esto no es cierto, es una maldita alucinación, ¡vos estás muerto! —escupió con odio al ver a su padre ahí, frente a él.

—¡¿Te autoricé a hablar, Aaron?! —dijo ese fantasma con una mirada que helaba la sangre—. ¿Cuántos años llevás portándote mal, cuánto castigo merecés?

Aaron intentaba convencerse a sí mismo de que era una alucinación, de que su padre no estaba ahí, que no tenía en sus manos ese cinturón de hebilla imponente que tanto daño le había causado en la infancia. Se agitó y comenzó a jadear al sentir en su rostro esa hebilla impregnarse, la sangre se hizo notar y su rostro comenzó a escocerle.

«Es una alucinación, solo eso... no es verdad, no es verdad, ¡no es verdad!»

Pensó mientras se alejaba arrastrándose hacia atrás con desesperación, trataba de alejarse de ese inmenso hombre que levantaba nuevamente su brazo con el cinturón.

—¡Mirame cuando te hablo! —gritó el hombre y volvió a azotarlo con la hebilla—. ¡¿Otra vez saliste del placard sin permiso?!

—¡Andate a la mierda!

Otro golpe de cinturón se imprengó en su torso.

¡¿Qué fue lo que hiciste ahora, Aaron?!

—¡No te va a funcionar, ponja del orto, este hijo de puta está muerto! —gritó, pero en sus ojos se vislumbraba el miedo.

Como las mascotas de tu madre que mataste, muerto como te voy a dejar, muerto como debiste estar siempre, maldito estorbo —dijo con una sonrisa y levantó nuevamente el cinturón.

Mörder [ COMPLETA ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora