Capítulo N° 56 | parte 2

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Ploc.

Esa maldita gota.

Erica no estaba segura de cuánto tiempo llevaba allí dentro, pero la oscuridad total y el sonido de esa gota era molesto. Le irritaba la piel, incluso había a comenzado a doler la zona donde la gota caía.

Ploc.

Aún no había entrado en el vacío, su mente estaba llena de pensamientos, de recuerdos, pero deseó con todas sus fuerzas entrar en el vacío y dejar de sentir, porque veía a su padre luchando en vano por proteger a la familia, veía a su madre sollozar y rogar, veía a Celeste clamar por Martín en medio de su dolor y se veía a sí misma discutiendo con el Loco mientras su familia sufría.

Ploc.

Se encontró a sí misma llorando, ¿ya estaba alucinando? ¿Tan pronto? ¿Era pronto en verdad? No sabía cuánto tiempo llevaba ahí, no había forma de saberlo porque ni siquiera estaba segura de cuánto tiempo tardaban las gotas en caer.

Ploc.

Tenía mucho frío, su piel estaba erizada y sus pezones duros y parados, sus dientes castañeaban, pero se dijo a sí misma que lo soportaría, que podía hacerlo pese a esas imágenes que la invadían en su cabeza.

Y de nuevo la maldita gota, el olor a humedad, el olor de su cabello mojado y a sudor en su piel. Veía tantas imágenes en su mente, cosas tan crueles y horribles, que pudo entender que a partir de ese momento Fosa obtuviera su pensamiento obsesivo con la sangre y la suciedad, porque pudo haber visto una y otra vez a sus padres muertos durante el encierro.

Ploc.

Estaba segura de que habían pasado más de tres horas en esa oscuridad infernal. Sus brazos y hombros habían comenzado a doler, incluso respirar era un martirio y se encontró a sí misma llorando ante cada uno de esos pensamientos.

—Soy fuerte, puedo resistirlo —se dijo en un susurro.

Otra gota impactó contra ella y se sobresaltó al sentirla. Apretó con fuerza los labios.

—Soy fuerte, puedo resistirlo —se repitió con mucho dolor.

Tenía mucho sueño, había entrenado casi todo el día y no sabía cuánto tiempo llevaba en esa oscuridad, pero cada vez que cerraba sus ojos para dejarse vencer por el sueño una gota impactaba contra ella y la obligaba a mantenerse despierta.

No supo cuánto tiempo pasó, pero lloró, lloró mucho y vio cientos de imágenes en su cabeza, sus pensamientos más profundos y oscuros, su propia oscuridad. Su corazón latía muy rápido y había comenzado a hiperventilar por el miedo cuando otra gota la impactó.

Tenía mucho, mucho miedo.

Luego, en algún momento del encierro, había entrado en el vacío. Ya no había pensamientos, todo era una blanca neblina, y esa gota seguía cayendo sobre ella, obligándola a estar despierta y en alerta.

No recordaba cuándo había parpadeado por última vez, pero se encontró a sí misma observando algún punto en la nada, en esa oscuridad, en el vacío y con su mente en blanco. Ya no había llanto, ni miedo, porque Erica ya no existía.

¿Había existido alguna vez? ¿Algo ahí era real?

Otra gota, otro impacto que la sobresaltó, pero continuaba quieta y con su respiración entrecortada, con la mirada vacía y su mente en blanco. No había pensamiento oscuro, flotaba en alguna parte de toda esa oscuridad.

Era horrible.

No era capaz de dormir ni descansar, sus brazos y hombros dolían y respirar era un martirio, pero tampoco tenía fuerza para quejarse, ni para pensar. Solo existía la oscuridad, ella y esa niebla densa en su mente.

Mörder [ COMPLETA ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora