Capítulo N° 37

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—Ya me voy a trabajar, Jack —le dijo Erica al Loco, quien golpeaba la bolsa de boxeo en el sótano.

Él se detuvo, algo jadeante, y giró para verla.

—Está bien, yo me encargo de los rubiecitos, quedate tranquila —susurró al apoyar con cariño su mano en el rostro de ella, con una suave caricia—. Cuidate, el Gusano es un hijo de perra.

Ella solo se rió, para luego asentir. Subió las escaleras no sin antes mirarlo, él la seguía con su mirada algo preocupada, pero Erica le dedicó una sonrisa alegre para reconfortarlo un poco.

Arriba se encontraba Lucas amasando en la mesa, había decidido cocinar él, era algo que en verdad le gustaba y le servía como distracción. Jack estaba sentado frente a él con un poco de masa, fingía ayudarle, pero en realidad jugaba con los trozos de masa en medio de risas.

—Muy bien, Jackie, esa pizza va a salir buenísima —le dijo Lucas con una sonrisa que se contagió en el rostro del pequeño.

—Ya me voy, Lu —le dijo ella y apoyó su mano el hombro de él—, vuelvo más tarde.

—¿Ica va? —dijo Jack al verla ya vestida con ropa cómoda.

—Ica va a volver, tiene que hacer algo —le dijo con una sonrisa para después besar su frente—. ¡Guardenme unas porciones! Quiero probarlo.

—Cuidate, Eri.

Lucas la siguió con la mirada cuando la vio dirigirse hacia el garage. Aunque Erica no había dicho hacia dónde iba, le preocupaba bastante, porque ella no solía salir de noche y estaba seguro de que debía hacer algo peligroso. Aaron le había dicho cosas respecto a Erica, supuso que quizá era algo referido a eso, pero sabía que ella no se lo diría.

Erica viajó en su moto hacia el galpón donde Fosa la esperaba, ese lugar que era como su guarida especial. Al llegar allí lo vio observar su reloj de muñeca, llevaba puesta su máscara como era usual.

—Puntual, me sorprende —dijo él y se cruzó de brazos para verla estacionar la moto.

Erica se quitó el casco y bajó de la moto para acercarse a él. Hizo un pequeño paneo por todo el lugar, porque no era usual que Fosa la citara allí, en vez de en las casas o lugares donde debían limpiar.

—¿Por qué acá y no en el lugar de trabajo? —inquirió ella con desconfianza.

—Vas a tener dos trabajos hoy, uno como asesina y uno como barrendera, ambos bien pagados —explicó él—. Los chismes en Mörder corren rápido, y ya el bajo mundo sabe que estoy vivo. Ya enviaron gente a matarme, que claramente ya no existe, y ya me enviaron también propuestas de trabajo.

Erica lo miró con curiosidad y fue siguiéndolo hasta los sillones de allí, todo el lugar se encontraba impecable, sin una pizca de polvo. Él se sentó con sus piernas cruzadas de forma elegante y extendió su mano para invitarla a sentarse frente a él.

—¿Cómo se enteraron que estás vivo? —preguntó ella.

—Le mostré mi cara a Sabatini, debí haberle dicho a Rata que filmara, te habría encantado verlo cagado hasta las patas —dijo con una risa—. Recuperé el cuerpo de mi alumno, está en un lugar seguro junto a tu familia.

—Nunca creí que te importásemos.

—No soy Jonathan —escupió con asco.

Erica no agregó nada más, pero asintió para que siguiera explicando lo que debía hacer.

—Me contrataron para deshacerme de cierto grupo de mafiosos, pero quiero que el trabajo lo hagas vos. Voy a observarte hacerlo, quiero ver qué tanto mejoraste.

Mörder [ COMPLETA ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora