Capítulo N° 35

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—¡Ica, Ica!

Erica abrió los ojos y la primera imagen que tuvo fue esa regordeta carita de cachetes rosados con bonitos ojos azules y una enorme sonrisa.

—¡Ica! —dijo Jack con alegría al verla despierta.

Erica se sentó en menos de un segundo y lo abrazó con cariño, hundiendo su nariz en las bonitas ondas rubio claro. Sintió el fuerte deseo de llorar, pero resistió el impulso para poder llenar de besos las mejillas del pequeño, quien se reía por las cosquillas que le producía.

—Amo Ica —dijo Jack y apoyó su cabeza en el pecho de ella para poder acurrucarse allí—. Ica no va.

—Ica no se va a ir nunca más, Jackie, nunca —le susurró ella y le dio un beso en la coronilla de la cabeza—, Ica también te ama mucho.

Se mantuvieron así por un rato, luego Erica le cambió el pañal y lo vistió con mucho cariño, se vistió ella también con un bonito jean ajustado y un sencillo top lila. Después de estar ya vestidos salieron para ir juntos al baño, donde le lavó la cara y los dientes, luego lo dejó salir de allí para poder higienizarse ella con tranquilidad.

Al verse al espejo descubrió que sus párpados estaban inflamados, le ardían un poco aún, así que maquillarse no era una opción. Solo recogió su cabello en una colita alta para poder ir a la cocina a preparar el desayuno. Descubrió que el Loco no se encontraba por allí, así que mientras preparaba la cafetera y la leche de Jack, encendió la televisión para que él pudiera ver sus dibujitos animados mientras que ella bajaba las escaleras para ver a Lucas.

Oyó la voz del Loco allí, por lo que Erica se detuvo en las escaleras para escucharlo, estaba hablando con Lucas.

—No me gusta el encierro... —había dicho Lucas.

—Lo entiendo, pero este lugar es lo que puedo ofrecerte en este momento.

—Es como estar ahí de nuevo...

—Puedo ayudarte a subir cuando quieras, pero para descansar tendrás que volver acá, podemos acomodarlo a tu gusto —decía el Loco con suavidad—. Tal vez cuando puedas caminar bien Erica te preste su habitación, yo puedo venir acá y ella dormir en mi pieza.

—No, solo quiero salir, ver el sol un rato —dijo Lucas con tanta tristeza que a Erica se le partió el corazón.

Erica se asomó un poco para verlos, el Loco estaba agachado en el suelo, en cuclillas, mientras conversaba con Lucas, quien continuaba recostado. Con un suspiro terminó de bajar las escaleras para poder acercarse a ellos, ambos dirigieron su mirada hacia ella con una sonrisa.

Mein engel, buen día —le dijo el Loco con una sonrisa—. Estaba hablando con tu amigo.

Ella se acercó para poder sentarse en la cama, junto a Lucas, quien la miraba con sus ojos llenos de lágrimas al sentarse con dificultad. Erica no tardó en abrazarlo y él respondió con fuerza, con cariño.

—Eri, gracias —susurró Lucas con un tono de voz bajo y triste—, ¿dónde estamos?

—En la casa de él —explicó Erica al señalar al Loco con una sonrisa—, es un amigo, ayudó a sacarte de ahí.

—Estás lastimada —Lucas apoyó con cuidado su mano en la mejilla de Erica.

—Estoy bien, ¿vos cómo te sentís? ¿Necesitás algo?

—La mujer rusa me dio un analgésico fuerte antes de irse, así que siento menos dolor ahora —explicó él y bajó la mirada—. Quizá sea tonto, pero quiero fumar, necesito hacerlo...

El Loco tomó de su bolsillo su paquete de cigarros y se lo extendió junto al encendedor, y Lucas no tardó en agradecer y encenderlo con rapidez. Solo luego de sentir el sabor a tabaco en su boca y de dejar ir el humo, fue que Lucas sonrió un poco más relajado.

Mörder [ COMPLETA ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora