EXTRA: El trato | parte 2

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NOTA: Las conversaciones entre Erica y Vanyusha serán siempre en francés, pues él no sabe español y ella no sabe ruso. Recuerden eso cada vez que hablen.

~ • ~

El sol era fuerte pese a ser otoño, pero ese ambiente cálido le gustaba bastante. Habían hecho un viaje para disfrutar como familia, por lo que Erica se encontraba sentada sobre una manta en el pasto mientras miraba a Jack y Sveta jugar en el río con Lucas.

Había hablado poco a poco con los niños para explicarles que se iría un tiempo, pero Sveta, siendo apenas una bebé, aún no entendía lo que pasaba. Jack, por el contrario, se mantuvo a su lado en todo momento.

Se sirvió un mate y sorbió la bombilla disfrutando del ambiente tranquilo, de los árboles que la rodeaban y de la compañía de Hund recostado a su lado. Acarició su lomo con cariño, porque el noble perro siempre estaba cerca de ella o de los niños para protegerlos.

Cuando Lucas regresó junto a los pequeños, estos dos envueltos en una toalla, él se dejó caer en el pasto junto a Erica, pero bajo el sol para poder secarse. Ella secó con la toalla a Sveta para poder cambiarle el pañal y vestirla, pero Jack no se dejó secar y se puso al sol de la misma forma que Lucas, incluso en la misma posición.

Erica acomodó a Sveta en su seno para hacerla dormir. Trataba de darle menos pecho para que no sufriera tanto su partida, por lo que solo le daba a veces. Y mientras hacía dormir a la pequeña observó a Lucas bajo el sol, recostado sobre el pasto con las manos tras la nuca y una alegre sonrisa en el rostro, con sus ojos cerrados. Estaba con un short de playa que usaba como bañador y su torso desnudo.

Lucas tampoco había dejado de entrenar en ningún momento, y también había hecho volumen junto a ella, por lo que a diferencia de dos años atrás, ya no era tan delgado y sus músculos estaban bien moldeados. Tenía pectorales marcados y su abdomen tonificado, por lo que tragó saliva al correr la mirada muy nerviosa.

Cuando Sveta se quedó dormida la recostó con cuidado sobre la manta, y a su lado también se ubicó Jack, bastante cansado. Erica se alejó para apoyar la espalda contra el árbol y permitir que los niños durmieran allí tranquilos. Lucas se levantó solo para poder acomodarse junto a ella en la sombra, con la espalda apoyada en el tronco de ese gran árbol.

Él tenía la mirada fija en la copa, con una sonrisa relajada.

—Tiene un lindo sonido —dijo con esa sonrisa de paz.

Erica dirigió su mirada hacia él.

—¿Qué cosa?

—El árbol —dijo y dirigió su mirada hacia ella—. Es distinto. Cerrá los ojos y escuchá el sonido que hace el viento cuando pasa entre las hojas.

Erica obedeció. Cerró los ojos y trató de concentrarse en el sonido del viento y en el roce que hacían las hojas entre sí, y aunque sí era un bonito y relajante sonido, no conseguía encontrar la diferencia con otros árboles. Él, sin embargo, siempre notaba la diferencia en las texturas, en cada sonido y cada color, y aunque para Erica era algo bonito que le gustaba mucho de él, era consciente de que se debía a haber estado encerrado por tanto tiempo.

Dirigió con tristeza la mirada hacia la mano izquierda de él, tenía puesto sus epítesis. Imitaba a la perfección los dedos de la mano y habían sido hechos específicamente para él, con su exacto tono de piel e incluso forma de las uñas. Nadie era capaz de notar la diferencia entre las epítesis y sus dedos reales, pero Erica sí lo notaba, porque ella sabía que faltaban dos.

—Mañana ya te vas —dijo Lucas de repente, cortando el silencio—. Quiero dejarte en claro que no tenés que preocuparte por nosotros, que vamos a estar bien y voy a cuidar y proteger a los peques en todo momento.

Mörder [ COMPLETA ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora