Valentina Brescia Wunder regresa al país que la vió nacer sin saber que la magia empezaría a partir de aquél momento. ¿Qué misterios le depara la vida?
[Simón Arrechavaleta x OC!]
Basado en la segunda temporada de Casi Ángeles.
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
VALENTINA.
Me aferré a la persona que estaba a mi lado, hasta que sentí como me sacudían. Solté un quejido y la sacudida incrementó.
—Arriba.
—¡Quiero seguir durmiendo!
—¡Pero-! ¡Salí de acá, es una nena!
Al escuchar la voz de Nico, abrí los ojos y fruncí el ceño al ver que estábamos en el aula. Simón abrió sus ojos con confusión cuando sintió un golpe con una mano en el brazo.
—¡Sacá ese brazo de la nena!
—¿Qué-qué pasó?— preguntó Simón, adormilado.
—¿Qué pasó? Pasa que se quedaron dormidos acá.
Froté mis ojos —Tenemos sueño, Nico.
—Tapate esas piernas, por Dios. Mar, vos también tapate— la señaló —¡Arriba todos!
Me quejé y dejé que Simón me abrazara. Recordé, que él se había colado en mi saco de dormir, claro que aprovechando que Thiago estaba dormido, ya que sabíamos que se ponía un poco pesado.
El ensayo terminó bastante tarde, más de lo que a todos nos hubiese gustado, pero no teníamos más opciones ya que tenía que quedar perfecto y así yo sentía que iría todo; a los chicos les había gustado mucho el tema que les enseñé y lo ensayamos. Me encantó más escuchar mi canción con sus voces y esperaba que a las personas que nos apoyaban les gustara también.
Simón acercó su rostro al mío para dejar un beso.
—¡No la besés, es una bebé, es una nena!
Puse los ojos en blanco —Nico, basta.
—¿Nico qué? Sos una nena que a penas aprende a caminar, por Dios. Más respeto, sí, a usted le digo señor— señaló a Simón.
—Simón, soltala— murmuró Thiago, adormilado.
Mar acarició su cabello —Shhh.
Observé como Nico se acercaba al espejo donde el rubio de Rama se encontraba apoyado durmiendo para poder despertarlo.
—Uy, no, como va a dormir así— negó y agarró un par de sorbetes para lanzárselos —Ocho, ocho por favor, arriba ocho— cuando no obtuvo respuestas, lanzó naranjas —Despiértese. Arriba ocho, vamos. ¿Le gusta las frutas? ¡Ahora yo le voy a dar frutas!
Me reí cuando vi como le lanzaba frutas.
Rama se quejó —Ay, pará, pará.
—¿Cómo se va a dormir con una baranda así todo alcoholizado? Claro con razón en el futuro le pasa todo lo que le pasa a usted.
