HOY: ESPERANZA

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¿Será posible tener diez minutos de paz sin tener la tarea de seguir a mamá a todos lados? ¿No dijo que este viaje era para relajarme antes de que empiecen las clases?

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¿Será posible tener diez minutos de paz sin tener la tarea de seguir a mamá a todos lados? ¿No dijo que este viaje era para relajarme antes de que empiecen las clases?

Me habían escrito en uno de los mejores colegios y este había organizado un campamento al que había llegado tarde pero no podía evadir. ¿Lo bueno? Me podía divertir en la playa. ¿Lo malo? Tenía que ser con otros de los estudiantes. ¿Quería hacerlo? ¡No!

—¡Valentina!

Pegué un brinco y caí en cuenta de que estaba ida y mamá había estado hablándome. Le sonreí.

—¿Qué pasó?

Ella rió divertida —Eso me pregunto. ¿Qué te pasó?

—Nada, estaba pensando en lo mucho que quiero ir a la playa. ¿Puede ser posible? Recién llegamos y lo único que hemos hecho es comprar y quedarnos en el hotel.

—Sí que puedes, pero recuerda que hoy tienes que estar lista para la ceremonia del colegio. Te puede servir para conocer a tus nuevos compañeros y no ponerte nerviosa el primer día.

Hice un puchero —¿Por qué teníamos que venir la última semana? Lo más probable es que casi todos ya se conozcan y así será difícil hacer amigos.

—Bueno, pero igual. Anda, ve y diviértete un poco.

—¡Gracias!

La rodeé con mis brazos efusivamente mientras se reía divertida. Me puse bloqueador y un bikini que había comprado recién. Me coloqué un short para salir y me despedí de mamá y papá.

El día estaba bastante soleado y la playa no estaba tan llena, lo cual agradecí. Unas risas llamaron mi atención y giré encontrándome con dos chicas que parecían ser de mi edad tocando el rostro de unos chicos. Cuando terminaron se miraron entre ellas riendo y se fueron corriendo rápidamente.

Decidí elegir un lugar para dejar mi toalla y poder acostarme sobre ella. Entonces, cuando pensé que iba a poder relajarme, casi me arrolla una moto al mando de una chica rubia y otra castaña.

—¡Ay disculpanos! ¡Viste lo que hiciste gitana!

—¿Están locas? ¡Casi me matan!— les grité aún con el corazón latiendo a mil del susto —Si no saben de motos, no deberían de estar manejando.

La castaña me miró mal —No fue a propósito. Pedí disculpas.

—Como haya sido.

—Fue mi culpa, disculpame— habló la rubia y miró entre la castaña y yo —Enserio.

Entonces suspiré, nada iba a ganar pelándome con dos personas que no conocía —Está bien, disculpa los gritos, me asusté.

—¿Sos de por aquí?— preguntó la castaña con una sonrisa —Es que como que tenés un acento raro y parecés como que...

Midnights ✨ || Casi ÁngelesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora