Valentina Brescia Wunder regresa al país que la vió nacer sin saber que la magia empezaría a partir de aquél momento. ¿Qué misterios le depara la vida?
[Simón Arrechavaleta x OC!]
Basado en la segunda temporada de Casi Ángeles.
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Mar siendo Mar no se rindió y continuó viendo una por una las muñecas mientras que con los chicos la mirábamos, esperando a que termine. La pobre era un manojo de nervios, deseando con desesperación ser llave como nosotros.
Entonces se detuvo, nos miró y volvió a negar.
—No hay llave. No hay llave, no hay llave— repitió.
—¿No eres llave?— le pregunté para fastidiarla.
—¿No?— me preguntó preocupada —Chicos, no no puede ser. No puede ser que no sea llave— negó, la miramos, sin saber qué decirle —¡Yo soy una Teen! Yo soy una Teen Angel... yo... tengo que tener llave, chicos— dijo, con desesperación —¡Lleca ni pegó el estirón y ya es llave, entendés! Yo estuve ahí con el tema, yo estuve cara a cara con el tema— suspiró y nos miró —Yo resolví lo de mi viejo, por ejemplo.
Me causaba un poco de gracia verla así, pero mejor no mostrárselo para no hacerla sentir peor.
—Bueno, Mar, no sabemos cómo funciona esto. No sabemos— le dije, encogiéndome de hombros.
—Sí, Valentina tiene razón, es un misterio.
—Sí.
Todos me dieron la razón. De pronto, Mar jadeó, y nos miró con los ojos bien abiertos.
—Ya sé— murmuró.
—¿Qué?
—Chicos, me la afanaron. Me la afana- no, enserio, Escúchenme, ¡me la afanó Juan Cruz! ¡Me la afanó tu viejo, Valentina!— me señaló.
Ah, no, ella había enloquecido.
—Porque... seguramente mi llave tenía algo... muy especial, como un poder sobrenatural— siguió ella, segura de lo que nos decía —Que las de ustedes no tienen, entonces ya está, me la afanó por eso. Listo chicos, ya está— aplaudió.
Jazmín y yo intercambiamos una mirada, evitando echarnos a reír.
—O Terremoto— siguió —Terremoto, que se olvidó de ponerla ahí, la perdió. Lo voy a matar.
Mar se lanzó hacia la puerta, pero fuimos veloces y pudimos frenarla antes de que salga y vaya a hacer una escena. ¡Terremoto claramente no le dirá nada sobre las llaves!
—Pará, pará, pará, pará.
—No, Mar.
—Para un poco.
Tacho cerró la puerta con firmeza.
—Escuchame, escuchame una cosa— el teñido dijo con tranquilidad —La llave uno no la encuentra, la llave te encuentra a vos— le explicó.
—Ah, sos cerrajero ahora, Tacho. ¡Pero- por favor! ¡Mirá a Rama!— ella lo señaló —Rama la encontró cuando devolvió un collar, a ver.
