HOY: SIN NOMBRE

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—¡Valeria!

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—¡Valeria!

Abrí los ojos de porrazo y sentí mi respiración muy agitada. Miré a todos lados, asustada y preocupada por lo que acaba de pasar. Entonces, todo parecía y estaba tranquilo, no habían gritos, no había sangre, todo estaba bien.

—Ey, ey, ey— Simón sostuvo mi rostro —Está bien, mi amor, fue un sueño, te quedaste dormida.

¿Entonces lo había soñado?

Thiago me miró —¿Estás bien?

—No, Valeria- es que-

No supe cómo explicarle lo que había soñado y que se había sentido bastante real. Abrí la boca con una intención de explicarles, pero me detuve cuando de la casa, o loft de Salvador salió Jazmín con rapidez. Detrás de ella salió Tacho, la rubia corrió hacia una camioneta estacionada cerca de nosotros y sentí mi corazón latir con fuerza al reconocerla. Era la de mi sueño. Era exactamente la misma camioneta.

Un disparo se escuchó, y llevé mis manos a mi boca cuando vi a Tacho caer al suelo por el impacto de la bala en el pecho. Esto no podía estar pasando.

—¡No!— Jazmín gritó.

—¡Tacho!

Todos nos acercamos a ellos con rapidez. Tacho no dejaba de sangrar mientras Jazmín lloraba. Miraba aquella escena frente a mi sin salir de mi shock por lo que había pasado y sentía mis manos temblar, al igual que el resto.

—Andá a llamar a alguien— Jazmín pidió, mientras nadie se movía —¡Dale, alguien que vaya a llamar a alguien!— exclamó con desesperación —Mi amor— besó la mejilla de Tacho entre sollozos.

Nico y Cielo no tardaron en llegar. De inmediato se llevaron a Tacho adentro del hogar con la ayuda de los chicos. Lo metimos al baño y lo recostaron en la banca que se encontraba allí con mucho cuidado de no lastimarlo aún más. En el baño estábamos Cielo, Jazmín, Nico, Thiago, Luca y yo junto con Tacho.

—¡Thiago, traeme un algodón, por favor!— Cielo le pidió y Thiago asintió.

Nico la miró —¿Qué vas a hacer, Cielo? 

—Vos confiá en mí, yo sé lo que hago.

—Pensá por favor lo que vas a hacer— Nico le dijo.

Jazmín sollozó —Cielo, por favor, salvalo.

—Botiquín— hablé yo —Traigan el botiquín.

—Ahí está, ahí está— Luca señaló.

Cielo me miró —Presioná, mantené presionado por favor— me pidió.

Asentí. Presioné la toalla sobre el pecho de Tacho y cerré los ojos, tratando de relajarme un poco. Él no dejaba de jadear, y le salía mucha sangre del pecho, algo que nos preocupaba a todos.

Midnights ✨ || Casi ÁngelesWhere stories live. Discover now