Valentina Brescia Wunder regresa al país que la vió nacer sin saber que la magia empezaría a partir de aquél momento. ¿Qué misterios le depara la vida?
[Simón Arrechavaleta x OC!]
Basado en la segunda temporada de Casi Ángeles.
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Llegamos a la iglesia y estábamos afuera esperando al cura que aún no llegaba. Mar no había modulado palabra alguna a pesar de mis intentos, y Jazmín se encontraba en un estado casi neutro. Supuse que se les iba a pasar pronto, solo era cuestión de tiempo y superación.
—¿Las espero dentro?— escuché a Nico decir.
—Dale, esperame adentro— respondió Malvina, dió un par de pasos hacia monito que no quería entrar a la iglesia —Monito, adentro, va, seguí a Nicky.
Monito negó —Me van a mojar.
—Gordi, no te van a mojar a vos— le habló Malvina —Te dije que van a mojar a Hope, es el bautismo de ella.
Empujó a monito para que entre a la iglesia, pese a que se se resistía un poco, y soltó un suspiro, yo reí ante aquella escena.
Thiago apareció.
—Bueno, que lindo está últimamente, ¿no?
Malvina miró a Mar mientras le hacía la pregunta y lo único que obtuvo fue una risa sin gracia de parte de ella antes de entrar a la iglesia.
Le di un par de palmaditas en el hombro a Thiago y seguí a Jazmín y Mar. Ellas escogieron la fila que se encontraba más cerca a la parte de adelante, Luz se unió a nosotras y se sentó junto a mí.
—Me gusta tu vestido— comentó, Luz.
Le sonreí —¿El mio? ¡El tuyo está hermoso!
Ella me mostró una sonrisa.
—Dale, dale, vení— escuché decir a Thiago, hablaba por teléfono —Si querés te espero afuera.
—¡Shhh!— lo calló Mar —¡Ey! ¡Estás es una iglesia, no es un boliche! No sé si te diste cuenta— él sólo la miró —¿Qué mirás? ¿Buscás los reservados?— dijo, aún muy enojada —Son por allá, preguntale al cura, capaz sabe.
—¡Shhh! Ey, estás en una iglesia, no le des bola— le dijo Jazmín a Mar.
Miré a la castaña —Sí, Mar, ignóralo y ya.
—Bueno, no le doy bola.
Luz inclinó su cabeza —¿Todo mal con Thiago?
—¡Shhh!
Me giré al frente y observé a Nicolás mirar la hora, hasta que finalmente llegó el cura y lo fue a recibir para poder empezar.
—Bien, vamos a comenzar— el cura dijo, parado en su posición —En el nombre del Padre, del Hijo, del Espíritu Santo, amén.
Me persiné, atenta a lo que el padre decía. Algo me hizo girar el rostro y abrí los ojos muy sorprendida cuando vi a una mujer parada en la puerta, pero no era por eso, era porque aquella mujer parecía ser la mujer a la que todos los chicos extrañaban. ¿Cielo?
