No Puedes Escapar De Mí.©

By Azulito123_

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Desde pequeña, Ámbar vivió en carne propia lo que es el verdadero dolor y sufrimiento. En un trágico accident... More

Cap 1
Cap 2
Cap 3
Cap 4
Cap 5
Cap 6
Cap 7
Cap 8
cap 9
Cap 10
Cap 11
Cap 12
Cap 13
Cap 14
Cap 15
Cap 16
cap 17
Cap 18
Cap 19
Capítulo 20
capítulo 21
Capítulo 22
capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
capítulo 26
Capítulo 27
capítulo 28
Capítulo 29
Capítulo 30
Capítulo 31
Capítulo 32
Capítulo 33
Capítulo 34
Capítulo 35
Capítulo 36
Capítulo 37
Capítulo 38
Capítulo 39
Capítulo 40
Capítulo 41
Capítulo 42
Capítulo 43
Capítulo 44
Capítulo 45
Capítulo 46
Capítulo 47
Capítulo 48
Capítulo 49
Capítulo 50
Capítulo 51
Capítulo 52
Capítulo 53
Capítulo 54
Capítulo 55
Capítulo 56
Capítulo 57
Capítulo 58
Capítulo 59
Capítulo 60
Capítulo 61
Capítulo 62
Capítulo 63
Capítulo 64
Capítulo 65
Capítulo 66
Capítulo 67
Capítulo 68
Capítulo 69
Capítulo 70
Capítulo 71
Capítulo 72
Capítulo 73
Capítulo 74
Capítulo 75
Capítulo 76
Capítulo 78
Capítulo 79
Capítulo 80
Capítulo 81
Capítulo 82
Capítulo 83
Capítulo 84
Capítulo 85
Capítulo 86
Capítulo 87
Capítulo 88
Capítulo 89
Capítulo 90
Capítulo 91
Capítulo 92
Nota
Mil pedazos.

Capítulo 77

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By Azulito123_

—¡Dime a quién se la diste, maldición!—Volvió a gritar Damián, llevábamos mucho tiempo en estó.

Evelyn estaba sentada en una silla con las manos y pies atados, su primo por el contrario colgaba del techo por gruesas y grandes cadenas. En el lugar además de nosotros estaban también Hansel, Dan, Nicolás y otro que no recuerdo su nombre.

Estábamos en la casa de los guardias, en el sótano dónde Damián me había dicho tiempo atrás que mataba y torturaba.

Me sentía muy mal, sentía que mi cabeza explotaría en cualquier momento, mis sienes palpitaban y me sentía debil, asumía que esa debilidad se debía a que ya eran las ocho de la noche y yo no había probado bocado en todo el día.

Pero no tenía hambre, no podía ni siquiera pensar en comer cuando no sabía nada de mi hija; no sabía si estaba bien, sí ya la habían alimentado, sí habían cambiado su pañal... Sí seguía con vida.

Sentía que con cada segundo que pasaba mi vida se venía a bajo, las esperanzas cada vez eran menos, hoy no encontraríamos a Mía y eso me desesperaba, me estremecía y pese a que sabía que con eso no solucionaría nada en absoluto; quería llorar sin impedimentos sin estar limpiandome las lágrimas cada dos segundos, quería gritar mientras dejaba salir todo.

Me comía el alma el sólo pensar que hoy no la llevaría a dormir y la mente amenazaba con colapsar ante la sola idea de que al amanecer tampoco estaría en su cuna.

—¡Les juro! ¡le juro por todo lo que amo que en serio no sé dónde puede estar la bebé!— gritó la chica, no le habían hecho nada, en ocasiones Damián perdía la calma y apretaba su cuello pero Hansel se interponía para que no pasara a mayores.

A su primo sin embargo lo había golpeado en varias oportunidades pero nada grave, y sabía que ellos aún seguían bien simplemente por el hecho de que yo estaba aquí, que de lo contrario ya estuvieran muertos, y la verdad no me interesaría mucho que los asesinaran, después de todo se lo merecían.

Pero quería que hablaran, quería que por lo menos nos dijeran con quien habían dejado a la niña, no quería que los mataran sin antes saber algo más, sí ellos morían sin decirnos nada estaríamos en las mismas.

Los guardias tampoco habían regresado, al parecer no había rastro alguno de la pequeña. Hansel se comunicaba con ellos cada quince minutos y siempre esperabas con ansias que culminara la llamada para preguntarle sí ya sabían algo pero la respuesta era lo misma; una breve negación y desviar la mirada con vergüenza y preocupación a otro lugar dónde mis desesperados ojos no lo mirasen.

—¡Si la tienes diles dónde está de una maldita vez!— le gritó Chris a la chica con desespero, y es qué su posición parecía ser muy dolorosa podía ver sus muñecas rojas y desgarradas bajo aquellas cadenas.— ¡Es un bebé! ¡Joder! ¡¿Como se te ocurre robarte un bebé?!

Evelyn aumentó su llanto y el hipo la entrecortaba cada ciertos segundos.

—¡No la tengo!— volvió a gritar desbordandose de lágrimas— ¡Se los juro! ¡Se los juro por Dios! ¡Yo no la robe! Chris yo no me llevé a la niña— susurró esto último mirando a su primo con esperanzas de que él le creyera.

—Lyn— suspiro el pelinegro en un susurró— Lyn por favor, sólo diles dónde está la bebé, dónde la dejaste...

—¡Que yo no lo hice! ¡Joder!— más llanto— ¡Yo no la robe!— repitió— ¡Jamás en la vida se me ha pasado por la cabeza hacerle daño a un niño! ¡Y no soy tan estúpida como para probar con la hija del señor Webster!

La miré por unos segundos, la analice como tantas veces Damián me enseñó a hacerlo; estaba nerviosa eso me decía que quizás mentía, que de seguro sabía dónde estaba Mía pero que la habían amenazado. Por otro lado su expresión parecía sincera, parecía que genuinamente no sabía nada, que no tenía ni la más puta idea de dónde estaba la niña, que de verdad ella no la había raptado.

¡Pero joder! ¡La vimos! Yo la ví meter a la pequeña en su bolso, cinco minutos después la ví salir con el mismo bolso de la mansión ¿Como carajos podía pensar en que no fué ella? Todo decía que sí, todo la apuntaba.

Todo parecía indicar que se la había entregado a Dana, pues, hace rato Damián había dicho que quizás Ross no la tenía porqué de lo contrario ya lo hubiese llamado para hacerle saber que lo tenía en su poder, que nuestra hija estaba con él y que sí no hacíamos lo que él quisiese la mataría.

—Amigo— murmuró Hansel bajando la voz, Damián se giró y lo miró— dicen la verdad, llevan mucho tiempo aquí, y no han dicho absolutamente nada...

—¡No! ¡Joder!— gritó y tomó una silla para luego lanzarla contra el piso. La silla de madera se hizo pedazos enseguida— ¡Deben saber algo! ¡¿Dónde está?!— gritó nuevamente a Evelyn quien lo único que soltó en respuesta fué un sollozo.

Damián había perdido la paciencia y la ira enferma que se mantenía a raya por los medicamentos estaba empezando a surgir; levantó su mano y la cerró en un puño, cuando reconocí sus intenciones rápidamente me acerqué a él y lo empuje con todas mis fuerzas evitando de está manera que golpeara a Evelyn.

No le presté la mas mínima intensión después de eso, sólo lo escuché gruñir con desespero e impaciencia mientras yo me acuclillaba frente a Evelyn y buscaba sus ojos con los míos.

—Evelyn— susurré tratando de sonar lo más conciliadora que pudiese— sé que no eres una mala persona, sé que sí lo hiciste fué porqué te obligaron— negó derramando más lágrimas— por las cámaras de seguridad te vimos salir con el mismo bolso dónde la metiste— soltó un sollozo y su labio empezó a temblar— No quiero juzgarte, la verdad siento que no eres mala, que sólo las circunstancias te obligaron a hacerlo— mis lágrimas también salieron— lo único que quiero es que por favor me digas a quien se la diste, es una bebé, es chiquita ¿Te puedes aunque sea imaginar la angustia que siento por no saber ni siquiera si le han dado de comer?

—Ámbar, lo juro, lo juro una y mil veces— dijo entre sollozos— yo no me robe a tu bebé...

—¿Dana o Ross, Evelyn?— volví a preguntar ignorando sus palabras, dándole otra oportunidad para que hablara antes de que mi paciencia estallara.

—A nadie— afirmó nuevamente— no me robe a la pequeña, no sé quién carajos es Ross y hace mucho, mucho tiempo que no sé nada de Dana.

—¡No mientas! ¡Carajo!— grité perdiendo la paciencia y levantándome para caminar de un lado a otro con la desesperación embargandome completamente.— ¡Yo misma te oí una mañana hablando con Dana! ¡No vengas acá a decirme a la cara que no sabes nada se ella!

—¡Esa fué la última llamada que tuve con ella!— gritó de vuelta pero a diferencia de mi tono de voz que era enojado, colérico, el de ella era de puro desespero e impotencia.—Un mes y medio después que regresamos de Grecia no volví a verla jamás, durante ese tiempo le presté dinero un par de veces, pero luego ya no pude y se enojó, dejó de hablarme, y simplemente desapareció de mi vida.— sollozo de nuevo.

—Estás mintiendo— soltó el rubio de la nada— puedo notarlo, estas ocultando algo, sí conoces a Ross—afirmó ¿Como podía estar tan seguro?

La chica soltó un sollozo más fuerte y bajó la mirada, estaba aceptado lo que Damián decía.

—No lo conozco— aclaró sin dejar de mirar al suelo— sólo sé quién es...

—¡¿Que es lo que sabes?! ¡¿Por qué sabes de él?!

—Dana— pronunció alto para que todos escucharamos—Cuando Dana no volvió a llamarme me preocupe— llenó sus pulmones de aire— fuí a buscarla a su casa, pero ella no estaba allí, su madre dijo que se fué a otra ciudad porqué aquí no encontraba ningún trabajo. Dijo también que había perdido su celular pero me dió un número telefónico con el qué podía comunicarme con ella en su nuevo trabajo.— otro sollozo salió de su boca, mientras nosotros la mirábamos con seriedad, expectantes a lo que diría— Ella me confesó que no estaba en ningún trabajo, que había buscado a ese señor para darle información sobre ustedes a cambio de dinero, pues, su madre cada día estaba más enferma y ella llevaba un mes sin poder costear sus medicamentos.

—¿Dana es la informante?— preguntó Hansel sorprendido a Evelyn pero ella negó y sin dejar de llorar volvió a bajar la cabeza.

—Yo nunca más lo volví a ver— aclaró— la extrañaba mucho y de alguna forma me culpaba por la decisión que ella había tomado, pues, sí no le hubiera puesto tantos peros para prestarle dinero ella no hubiese hecho eso...

—¡No me interesan tus culpas! ¡Maldita sea! ¡¿Dime sí es o no la informante?!— la interrumpió Damián.

—¡No!— gritó ella de vuelta entre sollozos— lo que ella sabía sobre ustedes era casi nada o lo mismo que el señor Ross sabía— explicó— por eso meses después me contactó de nuevo, me dijo que por favor le dijera algo, la dirección de la casa o cualquier cosa que pudiese ayudarle, pues, el señor la estaba amenazando con dejar de darle dinero— rompió en llanto y volvió a esconder su mirada— juro que intenté negarme, pero no pude, ella era mi amiga y su situación me descolocaba, pero enseguida que hice eso me arrepentí, lo juro...

—¡¿Que hiciste qué?!— gritó Damián con impaciencia.

—Le dije que en los próximos días Ámbar saldría de casa con sólo un hombre— sollozo y Chris cerró los ojos con fuerza recordando perfectamente aquél día— Le dije que ese hombre era Chris y que no podían hacerle daño— confirmó y los recuerdos de ese día invadieron mi mente; por eso aquél hombre no nos mató; a mí me querían viva y dejar vivir a Chris era como una especie de pago por la información, por eso le ofrecieron el auto y el dinero, por eso no lo asesinaron cuando tuvieron la oportunidad.— ella aseguró que a mi primo no le harían daño y que solo iba a por Ámbar— volvió a sollozar— pero juro que me arrepentí tan pronto le dije, lo juro, intenté hacerla cambiar de parecer pero fué muy tarde. Cuándo Chris llegó herido me sentí muy culpable y ella me llamó esa noche; le dije que no seguiría siendo parte de su maldito juego, que usará a alguien más, pero que me negaba a hacerle daño a otras personas. Ella se enojó y dejó de hablarme nuevamente, desde ese día no volví a saber nada más de ella.

—¡Mierda! ¡Maldición!— gritó y empezó a caminar hacia afuera. Hansel lo siguió y yo fuí tras ellos.— ¡Hija de puta! ¡La voy a matar!— gritaba por el pasillo con enojo y desesperación.

—Calmate Damián, Mía es lo importante ahora— nunca dejó de serlo Hansel...

—La próxima vez— hablé con la voz fría y distante— procura hacerles pruebas psicológicas a las putas que te vayas a coger.— dije posicionándome a su lado.

Mis palabras fueron suficientes para hacerlo estallar de una vez por todas; tan rápido como pudo me empujó con fuerzas contra la pared del pasillo, gemí de dolor cuando sentí mi espalda siendo golpeada por la pared, sus manos rodearon mi cuello.

Pero está vez no sólo me quedé allí sin hacer nada mientras me asfixiaba, también rodee su cuello con mis dos manos, y quizás sí, él estaba causando que mi aire se esfumara más rápido porqué era evidente que su fuerza era mucha más que la mía, pero yo no sólo apreté, también hundí mis uñas en su nuca con toda la intención de hacerle daño, pero él no hizo ni una sola mueca de dolor.

—No juegues con mi paciencia, muñeca— susurró en mis labios con los dientes tan apretados que parecía que en cualquier momento su barbilla iba a reventar— No estoy en condiciones de jugar.

—Ya basta— intervino Hansel, pero ninguno de los dos giramos para verlo, sólo estábamos allí, sosteniéndonos la mirada con desafío.— vamos, Damián sueltala, sólo están tensos, la situación los pone nerviosos, pero no se deben dejar ganar, Mía está primero, debemos encontrarla.

Me soltó finalmente y después de unos segundos yo también lo hice sin despegar la mirada ni un poco de la de él. Giró sobre sus talones y empezó a caminar soltando gruñidos, automáticamente mi vista fue a la parte trasera de su cuello y pude ver lo enrojecida que esa zona se encontraba, mis uñas habían quedado bien marcadas y estarían allí por unos días.

Enojada hasta con el aire que entraba en mis pulmones los seguí nuevamente hasta que llegamos a la habitación llena de pantallas, ahora también se podían ver zonas de la tercera planta de la casa, era eso lo que Damián les había pedido en la mañana; poner cámaras en el interior de la mansión.

Era muy tarde para eso, maldito imbécil.

—¿Pudiste encontrar algo en el celular?— Jonny se sobresalto tan pronto como escuchó la voz de Damián detrás de él.

Se giró hacia nosotros y asintió repetidas veces mientras se quitaba los anteojos.

—Si señor— afirmó tomando el teléfono de Evelyn para tenderlo en dirección a Damián—Esta limpió, no hay nada sospechoso o fuera de lo normal. Sí esa chica fué quien se llevó a la niña no tiene ningún cómplice o por lo menos no se comunican por ese celular.

Damián tomó el teléfono y lo lanzó con fuerza a ningún lugar con exactitud, pero aún así el celular se incrustó en una de las pantallas a un lado de computadora de Jonny. Todos giramos la cabeza hacia ese lugar, miramos la pantalla que soltó algunas chispas antes de apagarse por completo.

—¿Que es eso?— preguntó Hansel dejando de mirar el celular hundido en la pantalla para apuntar con el dedo hacia la computadora de Jonny— ¿Que estás haciendo?

Miré la pantalla que parecía estar reproduciendo videos de seguridad.

—Ah— murmuró el chico y se volvió a sentar en su silla, se puso los lentes y fijó aún más en la pantalla— es que estaba comprobando nuevamente para asegurarme de qué en serio nadie salió de la mansión con la bebé.— aclaró, quise decirle que era un total inútil, pues, en los videos que estaba mirando se podía ver que la hora era de mucho después de que se llevaron a la niña, incluso después de que nosotros mismo nos fuimos en busca de Evelyn.— pero por la puerta de la mansión no salió nadie.

—Eso es mucho después de la hora en que desapareció, incluso después de que los guardias y nosotros salimos de la casa— dije como sí no fuera obvio.

—Por supuesto— concordó— es por eso que algo no me cuadra— tecleó en la computadora mientras hablaba— pues, se supone que todos los guardias se fueron junto a ustedes— fruncí el ceño ¿Y eso qué?— pero miren— señaló la pantalla en el momento exacto en que salió una nueva camioneta del estacionamiento subterráneo.— Exactamente una hora después de que ustedes se marcharon, justo a la hora en que yo y los dos guardias restantes estábamos en el tercer piso instalando las cámaras.

—¿Quieres decir entonces que la niña estuvo aquí hasta después que nosotros nos fuimos?— preguntó Damián, no puede ser ¡Maldita sea! ¡No puede ser!

—Así es señor— concordó el chico volviendo a teclear— La pequeña no salió de la casa hasta después de las nueve de la mañana— ¿Entonces en dónde estaba? ¡Yo la busque por todos lados!

—¡Las cámaras del estacionamiento!— exclamó Hansel como sí recién acababa de recordar que en el lugar habían cámaras.

—En eso estoy, señor— le respondió el chico.— es qué segundos antes de que ustedes entraran me dí cuenta de ese detalle, por eso aún no había revisado las cámaras del estacionamiento— explicó sin dejar de teclear. Sentía que mi corazón explotaría en cualquier momento.— Aquí está.

Puso un video en la pantalla de un par de minutos antes de que el auto saliera del estacionamiento subterráneo. Todo parecía normal, se podía ver sólo cuatro autos restantes ya que el resto habían sido ocupados.

Estaba empezando a desesperarme y estuve a punto de pedirle que adelantara el video cuando una puerta se abrió, era la que te llevaría al pasillo dónde estaban la habitación de lavado y las habitaciones de las chicas, el mismo pasillo que después te podía llevar únicamente a la cocina.

La persona que salió sabía muy bien que en el lugar había cámaras, pues estaba vestida de negro y trataba en la medida de lo posible no ser filmada, pero cuando tuvó que subir al vehículo sus intentos no sirvieron de nada.

Salió a la luz y pude ver el cuerpo pequeño de una mujer con un bolso negro idéntico al de Evelyn, el bolso dónde verdaderamente estaba mi hija. Metió a la niña en la parte trasera del vehículo y cerró la puerta con fuerza, luego giró sobre sus talones y se quitó la capucha para luego mirar directamente a la cámara.

Clarisse. Era Clarisse.

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