Paranoia [Teen Wolf]

By its_the_impala

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[Libro dos de la saga de Stilinski Twins] «Paranoia es solo un sentido desarrollado de precaución» Cuatro mes... More

Sinopsis
1. Tattoo
2. No le agrado a los pájaros
3. Here we go again
4. Fearless
5. Patrones que no existen
6. ¿Isaac? ¿Ya lo recuerdas?
7. Planeamos robar un banco
8. Just give me your tears
9. Emptyness
Trailer temporada 6b!
10. Definitivamente, hoy no es mi día
11. Cause it hurts like hell
12. Una tarde casi normal
13. Demasiados pensamientos
14. Sobreviviendo al Motel de los Suicidios
15. Sobreviviendo al Motel de los Suicidios
16. This is about us
17. ¡Ten cuidado si eres médico!
18. Un mal presentimiento
19. Para curar hay que sufrir
20. Memories
21. Sigamos con el plan... Ah, es verdad, no tenemos uno
Goodbye, Teen Wolf
22. El recital
23. Mi profesora de Literatura quiere matarme
24. Convincing you
25. Resiste, Cora
26. Guardianes
27. Need you to come back
28. Retirados, sí. Indefensos, no.
29. El atardecer
30. ¿El Nemeton no aparece en el GPS?
31. Que el show comience
32. Dieciséis horas
33. Corre, cariño, corre.
34. Tres Alfas y un darach
35. Lunar Eclipse
36. Cerrando etapas
37. ¿Esto es real?
38. Keeping up
39. Cuervos vs hamingja
40. La puerta entreabierta
41. Problemas con coyotes
42. Problemas con coyotes
44. Oír tu voz me hace bien
45. Un psicópata suelto. En Halloween. ¿Coincidencia?
46. Hora de una historia y de sushi
47. Problemas técnicos (más bien eléctricos)
48. Stranger dreams
49. La nuit est a nous
50. Post-party
51. ¿Dormir o volverse loco? Una decisión complicada
52. Otra perspectiva
53. Una llamada a medianoche
54. Una llamada a medianoche
55. Falling for you
56. En el entretiempo
57. Giving in
58. Fases de un macabro plan
59. Desperté con caos a mi lado
60. Wake me up when you need me
61. Me doy cuenta de lo que soy capaz
62. Soluciones temporales
63. Echo House
64. Echo House
65. Echo House
66. All Hell's Loose
67. Uno de dos
68. Siendo yo misma
69. Ahora lo que importa es Stiles
70. Kanji
71. Nos escapamos con una chica del instituto mental
72. Coup de foudre
73. Coup de foudre
ACLARACIÓN
74. Bad Moon Rising
75. No es el momento adecuado
76. The Divine Move
77. Todo tiene un final
Epílogo
Agradecimientos
Libro #3: Black List + Sinopsis
Playlist

43. Problemas con coyotes

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By its_the_impala

43. Problemas con coyotes (3ra parte)

Pasaron como veinte minutos desde mi reciente ataque de pánico. Me sentía mucho mejor gracias a Allison. Después de buscar nuestras cosas y dirigirnos a nuestra siguiente clase, sentí la necesidad de buscar a Stiles y a Scott. Me dirigí hacia la clase de Historia, todos estaban saliendo. Esperé a un lado.

Cuando todos salieron menos mi hermano y mi mejor amigo, me preocupé. ¿Dónde estaban? Me di la vuelta sin saber a dónde ir y saqué mi celular. Estaba a punto de mandarle mensaje a mi hermano cuando alguien salió de la sala de Historia. Era la chica nueva. La que nos escuchó hablar sobre nuestros problemas y mencionó el Bardo. Creo que le vi hablar con Scott antes de que Allison y yo nos fuéramos, pero no estoy segura.

Fruncí el ceño al ver que tenía tres mochilas. Dos colgadas de un hombro y otra que llevaba en su mano. Reconocí las mochilas de las dos personas que estaba buscando. Ella pasó de largo, no sé si no me vio o me ignoró.

—¡Hey! —no recordaba su nombre, así que esperaba que mi simple onomatopeya le detuviera. Ella se giró con las cejas alzadas—. ¿Esas son las mochilas de Scott y Stiles? —pregunté señalándolas. Ella asintió—. ¿Dónde están?

—Mi papá... —comenzó a decir con voz tímida. Se interrumpió—. El profesor de Historia le pidió a Stiles que leyera del libro. Supongo que tuvo un ataque de pánico. Scott le tuvo que sacar de clase.

Me quedé impactada con la información de la chica nueva. No sé si debería sorprenderme o no que Stiles y yo tuviéramos un ataque de pánico al mismo tiempo y por la misma razón. Es decir, si esto de la puerta abiertas nuestras mentes hace que Stiles y yo estemos coordinados con los sueños y la incapacidad de leer... Tal vez pase lo mismo con los ataques de pánico. No lo sé.

—¿Sabes dónde están? —ella apretó sus labios y negó. Suspiré. Mandé rápido un mensaje a Stiles y alcé la cabeza para decirle a la chica que me dejara las mochilas, pero ella ya se estaba alejando—. ¡Espera! —se detuvo y me miró sorprendida—. Dame una de las mochilas.

Tomé la que tenía en sus manos, la de Scott. Seguía mirándome con sorpresa, como si no pudiera creerse que quería buscar con ella a mis amigos.

—Soy Sarah. —me presenté. En parte para que ella me diga su nombre y también porque no sé si nos presentamos aquella vez que habló sobre Bardo.

—Kira. —asentí, recordando ahora el nombre.

—Lindo nombre. —mencioné, haciendo conversación. Ambas caminamos por el pasillo—. Oye, tal vez Scott y Stiles fueron a los vestidores. Usualmente cuando les busco están ahí.

Ella asintió con rapidez — Claro, claro, son tus amigos, tú les conoces. —comentó nerviosa.

No supe qué más decir para mantener la conversación fluida. Podría hablarle de cualquier cosa pero ella estaba tan nerviosa, supongo por el rollo de ser la chica nueva, que no se me ocurría qué decir. Terminé quedándome callada y guiándole a los vestidores. Cuando pasamos las dos puertas, me quedé paralizada al ver una sombra en las lejanas escaleras.

Kira chocó conmigo — ¿Está todo bie...? —no terminó la frase. Guió sus ojos hasta donde yo veía y se heló. Había un coyote en el instituto. No un coyote cualquiera. Malia. Debía ser ella. Habrá seguido nuestros aromas hasta aquí. Tal vez quiere vengarse por irrumpir en su guarida.

El coyote gruñó y empezó a correr hacia nosotras. Dejé caer la mochila de Scott y empujé de Kira hacia los vestidores. Ella soltó las dos mochilas que cargaba en su hombro y me ayudó a mover uno de los bancos para trabar la puerta. No sé qué hacer para evitar lastimar a Malia y evitar que ella lastime a Kira.

Tomé de la mano de la chica nueva y la guié hasta los casilleros de atrás. Kira parecía estar perpleja ante la situación. Apenas se movía. Se ocultó detrás de uno de los casilleros. Empezó a respirar con dificultad.

Escuché los gruñidos del coyote. Estaba afuera, o eso parecía. Pero no puede entrar. Los coyotes no pueden abrir puertas.

Salté cuando escuché un vidrio romperse en añicos. Maldije por dentro. No estamos tratando con un coyote cualquiera sino con una mujer coyote que sabe del mundo humano. Malia encontraría su manera de entrar tarde o temprano. Saqué rápidamente el celular y llamé a Scott. No acerqué el celular a mi oído porque los gruñidos de Malia se sentían cerca. Debía estar atenta para proteger a Kira.

No sé si Scott atendió o no. Bajé mi brazo al escuchar al coyote estar literalmente a un metro de nosotras. Yo estaba al borde de los casilleros, al lado del pasillo. Me asomé por el borde y vi al animal.

Si Malia está ahí dentro, debería escucharme si le habló mentalmente, ¿verdad? Tal vez podría hacerle entender qué era lo que hacíamos en su guarida. Salí dejándome ver. Los ojos vacíos del coyote me miraron, al igual que los café de Kira preguntándome silenciosamente qué hacía. Alcé mis manos y le miré sin parpadear.

¿Malia? No sé cómo reaccionará al oírme en su mente. Pero ahora mismo es la única opción que tengo si quiero que nadie salga herido.

Aún me cuesta usar mis poderes, desde la vez que casi lastimo a Allison en el bosque, apenas los he usado. No sé si funcionará esto de hablar telepáticamente. Siempre que lo he hecho, tenía una conexión fuerte con la persona o una conexión física, como tomar su mano. Pero aún así, debía intentarlo.

Malia, sé que estás enojada porque invadimos tu cueva. Tu hogar. Intentar razonar con un coyote debe ser lo más extraño que me pasó en mi vida. Sé que no estuvo bien, pero podemos ayudarte. El chico que te persiguió ayer en el bosque y yo. Podemos ayudarte a que vuelvas a ser humana.

El coyote no me estaba atacando ni gruñendo así que supongo que está recibiendo mi mensaje, aunque sea unilateral. No espero que ella me responda, sólo que no nos ataque. Le di una sonrisa nerviosa. Rompí un segundo la conexión para ver a Kira, que estaba a mi lado, parecía a punto de estar por llorar.

No sé que hice, tal vez no mantener mi mirada en la suya, pero el coyote volvió a gruñir, esta vez más fuerte y se lanzó a mí. Corrí hacia Kira haciendo que dé la vuelta a los casilleros.

Choqué contra su cuerpo. Al girarme, vi que Kira había chocado con Scott y yo con ella. Con su fuerza de hombre lobo, Scott tiró los casilleros abajo. Escuché un gemido lastimero y pisadas que se alejaban.

—¿Están bien? —preguntó Scott unos segundos más tarde. El coyote se había ido. Kira asintió bajando la mirada, supongo que estaba con los nervios por los aires. Scott me observó. Asentí con calma. Quería decirle sobre mi no-conversación con Malia, pero no podía en frente de Kira. Debía esperar.

•••

—Un par de estudiantes dijeron que le vieron corriendo por el campo y en el bosque. Gracias a Dios nadie salió herido —papá besó mi cien mientras seguía caminando por el pasillo. Los de control animal y los policías aparecieron después de lo que pasó en los vestidores. Stiles y yo nos acercamos para hablar con papá.

—¿Que pasa si ella lastima a alguien? —preguntó Stiles inseguro. Observé a papá esperando que su respuesta sea distinta a la que me esperaba.

Papá suspiró — Probablemente tengan que matarle. —dijo no muy orgulloso.

—¿Matarle? —exclamó susurrando escandalizado Stiles—. Papá, trata de no olvidar que hay una chica ahí dentro. Una que estarás matando. Vamos, no volviste a no creernos, ¿verdad?

Papá suspiró nuevamente y bajó el rostro. Miré a los dos esperando una respuesta de alguno. Con todo lo que nos está pasando, no quiero que papá vuelva a no creernos. Sé que es difícil de entender y de asimilar pero... Ahora mismo no necesito que él dude sobre esto.

—Creo que hay un montón de cosas que todavía no entiendo —explicó posando sus ojos celestes en nosotros dos, asegurándonos de que escuchemos su punto de vista—. Pero eso no significa que todo lo que se les pueda imaginar sea posible de repente. Ahora, ¿están al cien por cien seguros de que es una chica y no un animal?

—Sí. —dijimos Stiles y yo al unísono.

—Al hablarle telepáticamente... Supe que era ella. —mencioné sin saber qué palabras describían correctamente lo que sentí—. No sé cómo, pero lo sabía.

—Scott también está seguro. —agregó Stiles mirando a nuestro amigo que estaba parado al final del pasillo, cerca de las puertas. Nos miraba con detalle. Ni siquiera está disimulando que no nos escucha. Podía hasta parecer algo gracioso.

—¿Estás escuchando, Scott? —pregunté sin alzar la voz. Los dos Stilinski miraron a mi mejor amigo. Él asintió lentamente. Papá asintió. Supongo que sigue teniendo sus dudas pero confía en Scott y en mí, así que hará lo que pueda para salvar a Malia.

Los tres fuimos hacia la "escena del crimen." Kira y su padre estaban ahí hablando con uno de los oficiales. Éste asintió y se alejó. El profesor de Historia miró a su hija con confusión.

Kira observó su mirada y protestó — Papá, en serio, estoy bien.

—¿Por qué no fuiste al comedor como el resto? —preguntó él ignorando el comentario de Kira. Ella suspiró con cansancio.

—Ellos dejaron sus mochilas. Además estaba con Sarah... —su padre no parecía estar convencido—. Sólo intentaba ser agradable. Si eres agradable, haces amigos... O eso he oído...

Sentí que no debía escuchar la conversación. Pero eso no me detuvo de oírla. Kira era la chica nueva que sólo quería hacer amigos. Y cargó con dos mochilas de dos chicos que apenas conoce para hacerlo. Me da ternura. Lástima que la situación terminó con un coyote y policías, pero eso no es su culpa.

Estuve por adelantarme y decirle algo, pero no lo hice. No sabría qué comentarle. Me giré a Scott, que estaba a mi lado, quien probablemente también escuchó la conversación entre Kira y su padre. Sus ojos cafés me preguntaron silenciosamente si debíamos hacer algo. Mi mirada le respondió que no lo sabía.

Alzamos nuestros rostros para ver una vez más a Kira. Ella nos estaba observando. Nos dio una tímida sonrisa. Se la devolvimos.

—Sarah, Scott —llamó la inconfundible voz de mi hermano, ambos nos giramos al verle entrar al vestidor con una muñeca que conocía—. Creo que sé qué estaba buscando.

—¡¿Te llevaste el muñeco del auto?! —recriminé susurrando para que nadie nos oyera—. ¿Qué rayos, Stiles?

—¡Pensé que Scott podría usarlo! Ya sabes, para rastrear su aroma y eso... —murmuró moviendo sus ojos hacia nuestro amigo.

Antes de que Scott o yo pudiéramos decir algo más, el señor Tate entró en escena, pasándose de largo los comentarios de los oficiales sobre que no debía estar ahí — ¿Dónde encontraste esto? —le quitó el muñeco de las manos, Stiles dio unos pasos hacia atrás sobresaltado—. ¡¿Dónde encontraste esto?! ¡Era de mi hija!

Podía ver el dolor en sus ojos vidriosos. Está emocionalmente inestable. Susurró alguna otra cosa que no comprendí. Papá se disculpó con uno de los del control animal y se acercó al hombre, poniéndose en el medio.

—Señor Tate, no sé cómo se enteró de esto. Si tiene su propia radio de policía o qué, pero no puede estar aquí —papá colocó una de sus manos cerca de las costillas para guiarlo hacia afuera. Toda la inestabilidad que emanaba de su conducta y murmullos desapareció cuando papá le tocó. Fruncí el ceño con extrañeza.

Papá alejó su mano y tomó la cremallera de la chaqueta que el señor Tate tenía. La alejó del cuerpo. El señor Tate tenía una pistola en una funda colgando de su hombro. Abrí los ojos con sorpresa. Agradezco que el señor Tate todavía tenga un poco de sanidad y no le haya disparado a Stiles al verle con la muñeca de su hija.

—Tengo un permiso. —se excusó él cuando todo el ambiente se tensó por la repentina escena.

—Las escuelas de California son lugares sin armas, con permiso o no. Necesita irse, señor Tate —indicó papá con sutileza pero a la vez dureza. Él apretó los labios. No se movía—. Ahora.

Volvió a apretar sus labios, tan fuerte que hasta podía escuchar los dientes rechinando por dentro — Encuentre a ese animal. Encuentre a esa cosa.

•••

Después de toda la escena en el instituto, papá tuvo que volver a la estación. Malia en forma coyote no volvió a aparecer en el resto de nuestras clases. Una vez que el día concluyó, Scott y Stiles pensaron en ir con Deaton para definir nuestro siguiente movimiento. Estaba claro que debíamos encontrar a Malia antes de que su padre pierda la cabeza o alguno del control animal le mate. Pero no sabíamos por dónde empezar ni qué hacer cuando la encontremos.

Isaac nos abordó en el estacionamiento, preguntándonos si era verdad lo del coyote siendo una mujer coyote. Scott rápidamente le informó lo que encontramos la noche anterior y lo de recién. El lobo se ofreció para ayudar.

Si teníamos que encontrar a Malia antes que nadie, necesitaríamos toda la ayuda posible. Así que llamé a Allison y le comenté las novedades. Ella mencionó sobre ir a su casa para buscar el armamento adecuado. Mientras más seamos, mejor.

Ya en la clínica animal, Deaton nos trajo tres frascos pequeños de líquido incoloro — Xilazina. Es un tranquilizador para caballos. Para un hombre o mujer coyote debería funcionar en segundos. Sólo tengo tres. Quienes estén disparando, debe tener buena puntería.

Scott asintió — Allison tiene puntería perfecta.

Isaac ladeó la cabeza — Solía tenerla. —mencionó, recordando probablemente cuando le vio practicar en el bosque. Antes de que le lanzara una flecha a Lydia.

Scott le observó — Ella puede hacerlo.

Bajé la mirada. Creo que es demasiada presión para Allison. Al igual que Scott y yo, ella no está en control de sus capacidades como arquera. O en este caso, como tiradora. Sólo espero que aún así pueda hacerlo.

Isaac suspiró — Si es que siguiera encontramos la cosa. —le observé con una ceja alzada. No sé por qué de repente Isaac parecía tan negativo.

—Okay, ¿cuál es el punto de tenerlo aquí? —preguntó Stiles señalando al hombre lobo—. En serio, digo, ¿cuál es su propósito? Además de la persistente negatividad y la bufanda. ¿Y por qué la bufanda? Hace como dieciocho grados afuera.

Rodé los ojos. Me olvidaba las rabietas de Stiles y Isaac.

—Mira, tal vez estoy preguntando la pregunta que nadie aquí quiere preguntar —mencionó Isaac ignorando el comentario de mi hermano—. ¿Cómo transformamos un coyote de vuelta a una chica, cuando no lo fue desde hace ocho años? —Stiles apretó sus labios. Su forma de admitir la derrota.

Isaac tenía un punto. No es algo que venga en un manual, así que, ¿cómo pensábamos hacerlo? Estábamos más ocupados en mantenerle con vida que hacerle volver a forma humana. No sé mucho de hombres lobo o coyotes que se transforman completamente en animal. Derek me dijo sobre su madre pero no me dijo cómo se lograba. Supongo que él tampoco lo sabe. Y he buscado en algunos libros en su loft, pero nada decía cómo transformarse completamente. Debe ser algo que se aprende prácticamente, sin instructivo teórico.

Suspiré. Tal vez yo podía hacer algo. He logrado meterme en la cabeza de Malia. Tuve una conversación con ella, aunque era yo la que hablaba. Tal vez pueda hacer algo para hacerle transformar. ¿Pedirle amablemente que lo haga? Negué con la cabeza. Dudo que Malia sepa cómo hacerlo. Ha sido coyote en ocho años, probablemente no sabe cómo volver a ser humana.

—Puedo hacerlo. —dijo Scott de repente, sacándonos a todos de nuestros pensamientos. Isaac le observó con las cejas alzadas.

—¿Puedes? —cuestionó Stiles sorprendido por el voluntariado de nuestro amigo.

—¿Recuerdan esa noche que Peter nos encerró en la escuela? —cómo olvidarla, me dije a mí misma. Pasó de todo aquella noche—. En el gimnasio, él logró convertirme sólo usando su voz. Deucalion hizo lo mismo en la destilería abandonada.

—Pero ellos eran lobos, Scott —mencioné intentando no robarme el puesto de negatividad en la sala—. Ella es una coyote. Sabemos que los lobos y coyotes no se llevan bien.

Deaton asintió — Incluso si funcionara, necesitarás a alguien que te enseñe a usar ese poder en ti, el poder del Alfa, para hacerlo.

Scott bajó la cabeza, sabiendo que las dos acotaciones eran verdad — Por eso intentaste contactar a Derek. —razoné en voz alta. Scott ya había pensado en usar su poder de Alfa para convertir a Malia en humana, pero no sabía cómo. Y Derek no podía ayudarle.

Aún no sé si mi sueño de él capturado por unos cazadores mexicanos era verdad. Me preocupaba que no respondiera, pero no podía concentrarme en Malia y en Derek a la vez. Primero, salvamos a la chica coyote, después averiguo en qué lío se metió Derek. Estoy segura de él podrá con lo que sea. Es un lobo gruñón, pero es un lobo fuerte.

Scott suspiró — Podría intentarlo por mi cuenta, pero ahora mismo estoy muy asustado de lo que podría pasar si me transformo.

Un incómodo silencio se presentó en la sala — Necesitamos a un Alfa real. —fruncí el ceño ante el comentario de Stiles. Scott alzó su rostro, algo herido. Le di un leve codazo en las costillas—. ¡Au! —se masajeó el área golpeada—. Saben a lo que me refiero... Un Alfa que haga cosas de Alfa. Un Alfa que pueda hacerlo. Ya saben... —movió sus manos de lado a lado. Isaac estaba con una sonrisa de lado. Parecía querer decir un comentario sarcástico, pero al ver mi mirada de futuro regaño, se lo guardó.

Scott volvió a suspirar — Soy un Alfa con problemas de rendimiento.

—¿Hay otra persona, exceptuando a Derek, que pueda ayudar? —interfirió el veterinario.

—No confío en Peter. —indicó sin preámbulos el otro lobo en la sala. Asentí al comentario. Y aunque Peter fuera nuestra única opción, él tampoco parecía estar en la zona. No sé si se fue con Derek después de la manada de Alfas. Lo vi en mi sueño, pero como no sé si eso era real, tampoco sé si Peter realmente estaba con Derek o en otra parte del mundo.

—¿Tal vez los gemelos? —preguntó Stiles. Ladeé la cabeza pensando en ellos. No eran mis personas favoritas, pero si podían ayudar, sabría contener mi desagrado.

Deaton negó con la cabeza — Ya no son Alfas. Después de lo que Jennifer les hizo, el matarles. Quebró esa parte de ellos —un escalofrío recorrió mi cuerpo al recordar aquello. Los dos unidos en forma de Mega Alfa y Jennifer rompiéndoles el cuello. Incluso se escucharon las vértebras quebrarse. Lydia me contó que ella y Cora se dieron cuenta de que seguían vivos y lograron salvarles de una inminente muerte. Nos debían una. Tal vez sea hora de cobrar ese favor.

—Pero puede que sepan cómo hacerlo —hablé hacia el veterinario. Deaton asintió lentamente, no muy convencido.

—Nadie les ha visto por semanas. —comentó Scott. Apreté los labios.

—En realidad... Eso no es verdad.

•••

Lydia aceptó ayudar. Me dijo que le avisaría a Scott lo que los gemelos le dijeran. Stiles y yo sabíamos que la pelirroja se seguía viendo con el gemelo heterosexual. Después de salvarle la vida, creo que decidieron intentarlo de nuevo, con más calma.

Una vez que Lydia envió el mensaje de que los gemelos ayudarían, indicó dónde debían encontrarse. Estuve por quejarme cuando me enteré que dijeron el departamento de Derek, pero callé cuando Stiles me indicó que era el mejor lugar, espacioso y sin testigos, para que dos hombres lobo ayudaran a otro con cosas de... Bueno, de lobos. Le entregué la llave de repuesto que Derek me había dado cuando se fue y les indiqué que tuvieran cuidado con los pocos muebles de Derek. Dudo que él se enojara conmigo si algo pasaba en su apartamento, pero no significa que esté bien destrozarle el lugar.

Mientras ellos dos se irían a encontrar con Lydia y los gemelos, Allison me llamó diciendo que ya había sacado todas sus armas y que necesitaba saber cuál era el plan. Isaac y yo fuimos hacia su casa para organizarnos mejor.

—¿Crees que podrás rastrear su aromas hasta ella? —preguntó Allison después de que le contáramos todo con lujo de detalle—. Si no, estaremos en el bosque un largo tiempo.

—Tengo algo que nos guiará hasta ella —fruncí el ceño. No conseguimos quedarnos con la muñeca que mi hermano sacó de la guarida de Malia, por lo tanto no teníamos forma de rastrarla por su aroma—. Es algo bastante fuerte.

—¿Qué es? —preguntamos Allison y yo a la vez. Isaac suspiró.

—Orina.

Intenté reprimir una sonrisa, pero no pude. Por alguna razón que Isaac rastreara a Malia por su orina me daba gracia. Supongo que hacía más real todo eso sobre ser mitad perro.

Allison pareció reaccionar de igual manera, pero lo ocultó con más delicadeza. Tomó la jeringa y la apretó contra la tapa del frasco que nos dio Deaton. Sus manos empezaron a temblar terriblemente. Tanto que una de ellas dejó caer el frasco sobre la alfombra que recubría el suelo. Isaac preguntó si estaba bien. Ella rápidamente se agachó a buscar el frasco. Me acerqué a ella para ayudarle, pero un aleteo en su ventana me distrajo.

Había un cuervo en la ventana. Abrí los ojos con sorpresa sin saber qué hacer con la reciente información. Antes de que pudiera hacer algo al respecto, el cuervo voló. Me acerqué corriendo a la ventana para ver a dónde había ido.

Fue cuando vi a Matt en la calle. El cuervo al lado de él, picoteando el cemento. Sus ojos celestes me miraron con intensidad. Tenía una sonrisa de lado en su rostro. Mi corazón empezó a latir con rapidez. No sabía qué hacer, mi mente estaba en blanco.

—¡Allison! —gritó Isaac, sacándome de la niebla de mi mente. Me giré hacia él. La castaña sostenía un arma de fuego con cuello largo hacia él. Isaac gritaba su nombre, pero ella no parecía reaccionar.

Me di la vuelta para ver si Matt seguía ahí. Si, de alguna manera, él estaba detrás de esto como aquella vez en la clase de Economía. Pero él ya había desaparecido. Al igual que el cuervo. Otro grito de Isaac y el inconfundible click del seguro de arma, me hizo reaccionar. Corrí hacia la cazadora y moví el objetivo que tenía hacia Isaac. Ella despertó de su trance en ese momento.

—¡Oh por Dios! —exasperó ella bajando el arma, dejándola en la mesa, fuera de su alcance—. Lo siento. Lo siento tanto. No sabía qué estaba haciendo. —se disculpó afligida—. Lo siento.

Isaac levantó los hombros, tratando de quitarle importancia a lo recién ocurrido pero podía ver en sus ojos que estaba algo asustado todavía — Era mejor que las dagas, creo... —se acercó a nosotras. Bajé mi mirada, algo avergonzada por tardar en sacar a Allison en su trance. La aparición del cuervo y de Matt me confundió. Por unos segundos pensé que esto no era real.

—¿Cómo se supone que voy a ayudar a alguien si estoy así? —dijo tomando el frasco y la jeringa, pero sus manos volvieron a temblar. Estaba frustrada y enojada consigo misma. Isaac le sacó las cosas con suavidad—. ¿Qué se supone que debo hacer?

—Déjame ayudarte. Dinos qué hacer.

Allison me observó, buscando confirmación. Asentí con una suave sonrisa.

•••

Abrí la puerta del auto y salí al mismo tiempo que Isaac y Allison. Scott se bajó de su motocicleta, dejando el casco en el asiento. Stiles y Lydia salieron del Jeep. Los seis nos miramos entre sí.

—¿Alguno cree que estamos haciendo más daño que bien? —preguntó Lydia mirando a Scott especialmente. Stiles me mandó un mensaje explicando el extraño entrenamiento de los gemelos y cómo éste no funcionó para que Scott aprendiera a usar su poder Alfa. Pero nos enteramos de que el señor Tate estaba cazando al coyote, a su hija coyote, así que no teníamos tiempo que perder.

Miré a Scott esperando que supiera que decir. Después de todo, él es el Alfa — Estamos tratando de impedir que un padre mate a su hija. —respondió decidido. Isaac chasqueó su lengua.

—En realidad, estamos impidiendo que un hombre mate a un coyote que es en realidad su hija, a la cual no sabemos cómo transformarla de nuevo en humana. —le di un codazo junto con una mirada mortal. Isaac me observó con las cejas alzadas. Movió los hombros hacia arriba, como diciendo "es la verdad."

—De nuevo, no estás ayudando. —indicó mi hermano con cinismo.

Scott miró a Isaac y luego a Allison — ¿Lo trajiste? —ella asintió. Abrió el baúl de su auto y mostró con elegancia el arma que hace unos momentos apuntaba a Isaac. Es como de aquellas armas que usan los francotiradores. Con Isaac logramos armar los sedantes, tres en total, para que ella le tirase a Malia.

Todos nos miramos entre sí, tal vez buscando algún tipo de confort en el otro. Lo que estábamos por hacer iba a ser complicado. Bastante complicado y nadie sabía qué esperar de esto. Antes de que alguien pudiera hacer algo al respecto, se escucharon dos tiros. El ruido sonó como una escopeta.

Miré el bosque con miedo, ¿acaso ese fue el señor Tate? No pudimos discutirlo, Scott saltó sobre su moto ya con el casco en su cabeza y siguió el sonido. Isaac lo mismo pero a pie.

—¡Esperen! ¡Esperen!

—¡Isaac! —Allison llamó, pero no le escuchó, no le quedó otra que ir tras los dos. Me giré hacia mi hermano y la pelirroja.

—¿Ahora qué hacemos? —pregunté. Lydia miró por donde todos se fueron. Stiles abrió la boca para responder, pero su teléfono sonó. Lo sacó con rapidez y atendió la llamada.

—Sí, estoy con Sarah... Eh, bueno, Scott... Él está ocupado. ¿Qué pasó? —habló con la otra persona en la línea. Se movía de un lado a otro, asintiendo—. ¿Se llevó la muñeca de nuevo? —podía sentir el murmullo de la otra persona hablando, pero mi hermano no parecía estar prestando demasiada atención. Conozco su mirada. Unió dos puntos en su mente—. Es la muñeca... —fruncí el ceño. Él también—. ¿Es la muñeca?

Otro disparo, me giré hacia el sonido con sorpresa y preocupación. Espero que los dos hombres lobo y la cazadora encuentren a Malia antes de que el señor Tate le asesine. Me di la vuelta. Stiles ya había cortado la llamada, que supongo que fue papá, y se masajeó las cienes.

—Bien, pero ¿por qué iría por toda la escuela y después de vuelta a su casa por una muñeca? Una que estaba en el auto destrozado, no en la guarida. —preguntó mi hermano alzando el rostro y mirándome. Negué con la cabeza sin tener ni la menor idea. Lydia hizo lo mismo.

—Le gusta la muñeca, ¿a quién le importa? —suspiró Lydia, que se movía de un lado a otro, buscando alguna señal de nuestros amigos.

—Le gusta mucho la muñeca —dije cuando Stiles siguió mirándome. Él asintió, probablemente preguntándose por qué.

—¿Qué tipo de muñeca es? —cuestionó Lydia.

—No lo sé... Una muñeca. Pequeños brazos, una gran cabeza de bebé y ojos muertos y sin alma... —describió Stiles, aunque no fuera demasiado realista—. Tomé una foto —recordó sacando su celular.

En la pantalla se vio a las dos niñas Tate. La más grande Malia, tenía puesta su campera celeste con una bufanda lila y su hermana una campera magenta. Lydia preguntó cuál era Malia, Stiles señaló a la de celeste. Yo me enfoqué en otro aspecto de la foto... La muñeca. La tenía la más pequeña.

—Stiles... —él me observó de reojo. Me acerqué y señalé a la hermana pequeña—. La muñeca no era de Malia.

Stiles miró la foto como si le hubiera revelado la solución a todos sus problemas — Era de su hermana.

—Sé a dónde está yendo. —dijimos al unísono.

Ni bien dije aquellas palabras un terrible dolor me surgió en mi pie derecho. Como si algún animal lo estuviera mordiendo con ganas. Grité del dolor y caminé hacia atrás hasta chocar contra algo que me sostenga. Stiles movió sus manos para ayudarme.

Juré haber escuchado el grito de Isaac, aunque creo que sería imposible, los tres que persiguieron el sonido de escopeta están bastante lejos de nosotros. El dolor era constante. Apreté los labios y respiré soltando resoplidos.

—Isaac... —susurré. Y con fuerzas que no sabía que tenía en mí, me levanté y corrí hasta donde creía que estaba el hombre lobo. Escuché a mi hermano que me detuviera y que me quedara con él, pero algo en mí me impidió seguir su pedido.

Es como un golpe de adrenalina. Algo que no se puede controlar. Que simplemente ocurre y tú debes actuar. Pues eso pareció ocurrirme. Como si mi parte hamingja conectara con mi cuerpo, me dio las fuerzas para correr a través del bosque y encontrar a Isaac. Supongo esto me sucede porque hace mucho que no siento el dolor de otra persona que quiero. Intenté ocultar mi lado hamingja por demasiado tiempo y ahora ella me golpea al sentir que alguien está herido.

Pero como mi parte hamingja sigue siendo parte de mí al fin y al cabo, me cansé de correr. El dolor seguía pero menos atenuado. Sentía dolor cuando alguien estaba herido y en peligro, si bien lo que sea que le esté haciendo daño a Isaac le hiere, no parece estar en inminente peligro. Lo cual es bueno, significa que ni el señor Tate ni Malia le lastimaron.

Miré a mi alrededor sin saber a dónde ir. Estaba muy lejos de dónde dejamos los autos y no parecía estar cerca de donde estuvieran Isaac y Allison.

—Sólo Sarah Stilinski se pierde en su camino para salvar a sus amigos. Claro que sí —me quejé. Caminé por un sendero de hojas. Tengo que al menos encontrar algo que me guiara hacia ellos.

Alcé mi rostro cuando escuché otro disparo, de menor ruido que la escopeta del señor Tate. Mi mente pensó directamente en Allison. Pero aún así, habiendo escuchado el gatillo, no podía ver dónde estaba ella.

De repente, algo apareció frente a mí. Más bien, alguien. Malia corrió por el bosque y se detuvo frente a mí, como si me reconociera. Tenía entre sus colmillos la muñeca de su hermana. Con Stiles teníamos la teoría de que la llevaría al auto remolcado. Debía estar cerca de ahí.

Observé el alrededor por si el señor Tate con su escopeta o uno de mis amigos estaban cerca. No había nadie. Me giré hacia el coyote. Logré comunicarme con ella a través de la telepatía en el instituto, tal vez podía hacer lo mismo ahora. Convencerla de que se transforme en humana.

¿Malia? Intenté. Sentí el eco de mi propia voz en mi mente. El coyote se quedó mirándome, sin mover ni un centímetro. No sé si me escuchó o simplemente está pensando en la forma más fácil para despedazarme, después de todo, yo estuve en su guarida y mi hermano robó la muñeca de su hermana. Dudo mucho que me tenga aprecio.

Malia, tu pa... Se cortó la conexión cuando otra persona de unos arbustos y se puso en el medio entre Malia y yo. Abrí los ojos con sorpresa al ver que era Scott, transformado. Su nariz arrugada, las orejas puntiagudas, el pelo en sus mejillas y las garras. Supongo que el salvar a Malia le dio adrenalina y seguridad suficiente para transformarse.

Malia sintió la amenaza y se lanzó a correr. Scott lo hizo detrás de ella. Intenté seguirles el paso, creo que podía ayudar si podía conectarme de nuevo con Malia telepáticamente.

Pero habían dos problemas. Primero, mis botas no están hechas para correr en el bosque. Segundo, realmente apesto corriendo.

En cierto momento les perdí. Y me quedé varada en el medio del bosque. Caminé hacia el lado que creía que se habían ido. Habré caminado unos cinco minutos en esa dirección cuando escuché un gemido lastimero y una voz que susurraba.

Seguí aquél sonido (ya que era el único en la zona) y terminé encontrándome a Isaac y Allison. El primero estaba con una rodilla en el suelo y la otra pierna atrapada en una trampa para animales. De esas de metal que si las pisas los dientes te hacen pedazos el hueso. Eso debió haber sido lo que sentí hace unos momentos.

Allison estaba a su lado tratando de animarle a que rompiera la trampa, que sacara su pie. Me arrodillé en su lado libre y toqué su hombro. Los dos me observaron. Allison con preocupación y Isaac con cansancio. Supongo que los dientes en su carne le impedía a su lobo de curarse completamente. Y como no lo hacía, sus fuerzas parecían drenadas. No podía romper la trampa.

Miré el pedazo de metal enrollado en su pierna baja y el tobillo, tratando de averiguar qué hacer. Encontré una etiqueta roja con letras blancas en uno de los pedazos de metal. Me sentí con esperanza, tal vez decía cómo desarmarla.

Mi esperanza se esfumó cuando me di cuenta de que no podía leerla. Las letras estaban esparcidas de manera que no formaba ninguna palabra conocida. Apreté los labios intentando no pensar en eso. Debían ser los nervios. Esto es real.

Abrí la boca para mencionarle sobre la etiqueta a Allison, pero un rugido me interrumpió. El rugido de un Alfa. Miré hacia arriba sorprendida y algo orgullosa de aquél rugido. Scott lo consiguió.

Como por arte de magia, Isaac tomó los dos pedazos de la trampa y los quebró de un sólo movimiento. Se dejó caer hacia mi derecha, tuve que correrme si no quería terminar entre la tierra y él. Lo sostuve cerca de mí, tratando de que su respiración volviera a la normal. Sus ojos dorados me observaron y luego su pierna, que en cuestión de segundos parecía inmaculada.

Lo ayudé a levantarse. Y los tres caminamos hacia donde creíamos que estarían los autos.

•••

Malia tendría nuestra edad. Es alta, cabello castaño claro, casi rubio en las puntas, ojos cafés y cara redonda. Scott logró transformarla de vuelta con su rugido. Llamamos a papá ni bien nos enteramos. Él le dio su chaqueta, ya que estaba desnuda, y la llevó a su casa.

Stiles y yo nos quedamos con él mientras el resto se iba a sus casas. Esperamos pacientes en el auto del shérif. Papá estaba con Malia tocando la puerta del señor Tate. Logré ver el ceño enojado del hombre, pero éste desapareció al reconocer a su hija. Su abrazo me hizo sonreír. Malia volvió con su familia. Papá les dejó solos y volvió hacia el auto.

Escuché a Stiles suspirar aliviado. Yo me limité a sonreír.

Me distraje con una vibración de mi celular. Bajé la mirada y me sorprendí al poder leer la pantalla. Que pueda leer es algo bueno, ¿verdad?

MENSAJE NUEVO DE DEREK

Toqué con rapidez la notificación.

Lamento no haber estado en contacto. Surgió algo. Estoy bien. Después te cuento.

En ese momento, solté mi suspiro aliviado.



+++

Creo que este es el capítulo más largo que he escrito. En parte como un regalo a ustedes por ser pacientes conmigo y por otra parte porque no podía seguir alargando el tema de Malia.

Con suerte, en el siguiente capítulo aparecerá nuestro lobo gruñón, pero todavía no estoy segura.

Espero que les esté gustando la novela. ¡Nos leemos!

Danna

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