Destinados #D1 (Completa)

By DeniseAyleen

2M 197K 95.1K

Destinados es la historia de dos mejores amigos de infancia, Brisa y Gastón, quienes en su adolescencia se al... More

Destinados #1
Prólogo
Capítulo uno
Capítulo dos
Capítulo tres
Capítulo cuatro
Capítulo cinco
Capítulo seis
Capítulo siete
Capítulo ocho
Capítulo nueve
Capítulo diez
Capítulo once
Capítulo doce
Capítulo trece
Capítulo catorce
Capítulo quince
Capítulo dieciséis
Capítulo diecisiete
Capítulo dieciocho
Capítulo diecinueve
Capítulo veinte
Capítulo veintiuno
Capítulo veintidós
Capítulo veintitrés
Capítulo veinticuatro
Capítulo veinticinco
Capítulo veintiséis
Capítulo veintisiete
Capítulo veintiocho
Capítulo veintinueve
Capítulo treinta
Capítulo treinta y dos
Capítulo treinta y tres
Capítulo treinta y cuatro
Capítulo treinta y cinco
Capítulo treinta y seis
Capítulo treinta y siete
Capítulo treinta y ocho
Capítulo treinta y nueve
Capítulo cuarenta
Capítulo cuarenta y uno
Capítulo cuarenta y dos
Capítulo cuarenta y tres
Capítulo cuarenta y cuatro
Capítulo cuarenta y cinco
Capítulo cuarenta y seis
Capítulo cuarenta y siete
Capítulo cuarenta y ocho
Capítulo cuarenta y nueve
Capítulo cincuenta
Capítulo cincuenta y uno
Capítulo cincuenta y dos
Capítulo cincuenta y tres
Capítulo cincuenta y cuatro
Capítulo cincuenta y cinco
Capítulo cincuenta y seis
Capítulo cincuenta y siete
Capítulo cincuenta y ocho
Capítulo cincuenta y nueve
Capítulo sesenta
Capítulo sesenta y uno
Capítulo sesenta y dos
Capítulo sesenta y tres
Capítulo sesenta y cuatro
Capítulo sesenta y cinco
Capítulo sesenta y seis
Capítulo sesenta y siete
Capítulo sesenta y ocho
Capítulo sesenta y nueve
Capítulo setenta
Epílogo
Siempre serás tú
Nuevo título
¡Próximamente en librerías!
¡A LA VENTA EL 20 DE ENERO DE 2022!
LIBRO EN FÍSICO: dónde conseguirlo

Capítulo treinta y uno

26.6K 2.9K 1.6K
By DeniseAyleen

Brisa

Es domingo por la mañana, le he pedido a Stef que salgamos juntas a tomar un helado para hablar cosas de chicas. Por supuesto, que no es verdad, tuve que inventar eso porque cuando ella me llamó, Liam estaba cerca y no se me apetecía decir frente a él que quería ir hasta la casa de Gastón para preguntarle qué ocurrió con él en la fiesta. Además, sería muy estúpido hablar de él frente a mi pareja.

Miro el anillo de compromiso que tengo en el dedo. El diamante pequeño es tan hermoso que me emociona, pero me hace sentir medianamente mal. Y no hace falta explicar por qué, pues el nombre de mi inseguridad es muy obvio.

Después de que Liam me propusiera matrimonio y yo aceptara, algo en mí gritaba que buscara a Gastón. No supe, ni sé por qué, pero le hice caso a esa voz interna y lo busqué por todo el salón, aunque fue muy difícil dar con él. Finalmente, encontré a Jane en una esquina, bailando como borracha y le pregunté por mi amigo. Su respuesta me sorprendió y es lo que ahora me impulsa a ir a averiguar el motivo de su escapada de mi fiesta.

Me sentí muy mal cuando me enteré que cuando acepté él se fue, pero no comenté el tema con nadie. Ni siquiera con Stef. Hasta ahora. Porque para decirle que era mentira lo del helado tenía que dar una explicación.

—Creo que eso te aclara muchas cosas, ¿no te parece?

Niego mientras miro las casas que vamos dejando atrás a medida que el auto se mueve.

—No, créeme que me pone peor las cosas.

—Le gustas —expone.

¿Gustarle a Gastón? No voy a negar que lo haya pensado, en realidad, es lo único que ha estado rondando por mi cabeza en casi toda la noche. Y digo casi toda la noche porque en el único momento en que no rondó eso por mi mente fue cuando me quedé dormida por unas dos horas y media. No encuentro muchas opciones para que él se haya ido, sin decir nada. Está la posibilidad de que estuviera aburrido, pero lo he visto bailar muy animado con Jane. Además, lo que no cuadra en esa opción es que no me avisó. No me dijo nada y simplemente se fue, sin despedirse.

Pero... ¿será realmente lo que pienso? ¿Gastón gusta de mí o... al menos siente algo?

—No sé. Lo peor de todo es que... —me muerdo la lengua para no acotar algo de lo que me puedo arrepentir. No quiero sermones de parte de mi amiga. Lo que menos necesito es que alguien me diga que aceptar una propuesta como esa creyendo tener sentimientos por alguien es inaceptable. Porque ya lo sé.

Esto me terminará haciendo mucho daño y puede que a Liam y a Gastón también.

—¿Qué es lo peor de todo? —pregunta, acomodándose el pelo hacia atrás—. Vamos, no te vengas a callar la boca ahora.

—No quiero que me juzgues —respondo.

Sus ojos se posicionan en mí. No la veo, pero puedo sentir su mirada penetrando el costado izquierdo de mi cara.

—¿No quieres que te juzgue?

—No.

—Eres más grande que yo, deberías saber que por más que sea tu mejor amiga no tengo el derecho de juzgarte, solo de aconsejarte.

—Pero tus consejos tendrán en cierta parte un poco de eso.

Suelta un suspiro.

—No quiero verte con esa cara de trasero, no te queda nada bien. Pareces medio triste.

—No estoy triste, solo estoy confundida —respondo, y entonces me doy cuenta de que con eso ya le he dicho mucho. Ruedo los ojos por mi estupidez, esperando que Stef no se dé cuenta, pero sí lo hace.

—¿Confundida con tus sentimientos hacia él...?

Me encojo de hombros.

—Sabía que esto iba a pasar —acota. La miro—. Pero esperaba que no. No solo por Liam, sino también por ti. Respóndeme algo, amiga: ¿tuviste inseguridades a la hora de responderle a Liam? Te veías feliz, pero puede que lo hayas ocultado.

Golpeo suavemente con mis dedos la puerta en señal de nerviosismo.

—Tal vez...

—¿Tal vez?

—Sí, sí sentí —soy más clara—, pero es mejor que no piense en eso ahora.

—No puedes casarte con Liam si te sientes confundida con Gastón. Deberías tomar una decisión, porque ya estás grande para andar con rodeos y eso. Si te casas con Liam y te arrepientes, ¿qué harás? Cuando tomas malas decisiones por miedo, terminas volviéndote una infeliz. ¿Qué piensas decirle?

De repente, me siento algo aturdida y un leve dolor en mi cabeza amenaza con volverse fuerte. Quiero responderle algo más largo, pero termino diciéndole que no lo sé, cuando veo la casa de Gastón no tan lejos de nosotras.

—Estoy nerviosa —le digo antes de salir del coche.

—Suerte —me desea, y en menos de diez segundos ya estoy frente a la puerta de su casa.

Golpeo tres veces y espero a que salga, pero la que me atiende es una mujer.

—¿Puedo ayudarla en algo?

—Sí, soy amiga de Gastón y quisiera hablar con él de un tema importante.

Me escanea con sus ojos y termina por asentir. Cierra la puerta con desconfianza y me quedo en el mismo lugar, esperando que Gastón salga. Le regalo una mirada a Stef, pero ella no se da cuenta por estar viendo algo en su celular. El sonido de la puerta se escucha y me volteo con nerviosismo, encontrando a un Gastón con pantalón de buzo y una remera. Su pelo está algo despeinado y ese estilo rebelde me encanta.

—¿Qué haces aquí? —es lo primero que pregunta al verme.

—Yo... vine a verte.

Eleva las cejas.

—Sí, pero ¿para qué?

Joder, esa pregunta me ha molestado. Ni siquiera se ha dignado en saludarme o preguntarme cómo estoy. Parece como si mi visita no le hubiera gustado en absoluto, por la manera en la que la pregunta se escapó de sus labios.

—Por nada —respondo, asintiendo. Ha sido una pésima idea venir—. No tendría que haber venido. Que tengas lindo día, Gastón —le digo y me doy la vuelta, pero su mano rodea mi brazo y me atrae hacia él.

—No —dice con autoridad, pero su semblante se suaviza al soltarme—. Dime, me da curiosidad saber el motivo de tu visita.

Suspiro.

—Hay que hablar de algo importante.

—¿Quieres pasar?

Asiento.

—Eso estaría bien —contesto, y me deja un espacio para entrar. La puerta se cierra y me hace una señal para que me siente. Volver a estar en el mismo sillón que él me deja un poco nerviosa, me hace recordar el beso que nos dimos y las cosquillas reviven en mí. El deseo también.

Su rostro está suavizado, pero hay algo diferente. Un toque de molestia en sus ojos.

—Te he enviado un par de mensajes anoche y hoy y no has respondido. Y no te molestes en decir que no lo viste porque sé que te conectaste varias veces en lo que va del día. ¿Por qué te fuiste de la fiesta tan temprano? No te despediste —mis palabras parecen un reclamo.

Y es así. Estoy reclamando respuestas. Lo que sea que me deje más tranquila.

—¿Por qué crees que me fui sin decir nada?

Su rostro está neutralizándose, como si recordar algo de anoche le molestara, lo que me quita un poco de mis dudas. Pero no quiero suponer nada, quiero que me responda lo que le he preguntado, sin vueltas, sin preguntas, solo una respuesta clara y real.

—Quiero que me lo digas tú.

—Me fui porque estaba cansado.

—¿Y por qué no te despediste de mí? Tu presencia para mí era importante. ¿Puedes decirme la verdad? Por favor. Y contéstame algo antes: ¿te sientes bien?

—Prefiero mentirte, así que te diré que estoy bien .

—Hablo en serio.

—¿Qué quieres que te diga? —juguetea con su pelo, nervioso.

—Ya sabes. Te... ¿te sentiste mal por lo de Liam? Por lo que hizo.

Suelta una risita sin mirarme. Es una risa falsa y que contesta mi pregunta.

—¿Tú qué crees? —No respondo nada, solo lo observo y espero a que acote algo más—. Me fui porque me sentía un idiota. Estaba molesto.

—¿Por qué?

Vuelve a reírse sin ganas.

—¿En serio estás preguntándome? No tienes que hacerte la tonta porque ya sabes la razón. Te lo dejé en claro con el beso que te di el otro día.

—Pero... me dijiste que no significó nada para ti ese beso.

—Te mentí.

—No puedes culparme por haberle dicho que sí.

—No, claro que no te culpo, porque no tienes la culpa. El culpable soy yo por no abrir los ojos cuando debía y por ir a mirar a la mujer de otro, a mi amiga, a quien no está disponible y ama a otra persona.

Sus palabras me dejan muy pensativa, demasiado, la verdad. Miro hacia abajo, analizando todo, pensando en Liam, en la propuesta, en el beso que compartí con Gastón y en mis inseguridades.

Esta confesión ha cambiado más las cosas. Ahora sé que pedir una respuesta fue mala idea. Tuve en mente la posibilidad de que me dijera algo como esto, pero, realmente, jamás pensé que fuera a pasar.

Sus ojos avellana recorren discretamente cada parte de mi rostro. Sobre todo, mira mis ojos, buscando una respuesta en ellos. Pero no sé qué decir. La tensión está generando que mi vista se nuble y que un nudo en la garganta aparezca. Es todo tan raro... pensé que mis sentimientos hacia él no volverían en la vida, que solo serían un recuerdo de lo que llegué a sentir en el pasado, pero no.

Gastón me mira con esos hermosos ojos que tiene y siento que quiero algo con él. Pero está Liam... Y él no merece eso. Lo destruiría. Él me ama y me es fiel. No tengo que hacerle esto. Recuerdo la cita con Liz.

—Si me quieres de esa forma... ¿por qué saliste con Liz ayer?

—No era verdad. No salí con Liz.

Agrando los ojos. Me mintió.

—Te mentí porque Liam se hacía el galán contigo y no me agradaba. Pensé en la posibilidad de que mi cara dijera que no lo quería cerca de ti, así que inventé eso cuando me preguntaste si te acompañaba en el auto. Pero olvídate de eso.

—No será tan fácil.

—Solo olvídalo.

Suspiro, mirándolo y queriendo hacer algo que no está bien. Si Liam supiera de esto, estaría muy enojado conmigo. ¡¿Y cómo no?!

—¿No quieres ser más mi amigo? —le pregunto con temor a una respuesta. Pero tengo que saberlo.

Me toma de la mano y el contacto me genera electricidad. Con solo tocarme ya me vuelve loca.

—Tienes que saber que a pesar de que estés con él, yo te quiero. Te haría elegir entre él o yo, porque he estado pensando y por la manera en la que me respondiste el beso el otro día, sé que algo sentiste, pero no soy tan egoísta como para ponerte un ultimátum. Espero que seas feliz con Liam.

—Pero... ¿qué significa eso? —voy a llorar—. ¿Que no seremos más amigos?

—Claro que lo seremos, no voy a dejar de verte por esto. Ni, aunque me haga daño.

Me abalanzo hacia él y le doy un abrazo fuerte, hacerlo me sorprende hasta a mí, y obviamente, a él. Pero me responde de la misma manera. Lo quiero mucho y solo pensar que lo puedo perder, de nuevo, me genera cosas muy feas. Gastón ha vuelto a mi vida y quiero que sea para quedarse. No puedo perderlo otra vez.

Me quedo con la fuerza de ese abrazo. Paso días pensando en que así de fuerte debe ser nuestra amistad. No puedo sacar de mi vida a una persona que es parte de mis mejores recuerdos, mi viejo mejor amigo, que la vida me puso de nuevo en el camino para que nos diéramos una segunda oportunidad. Y ahora... ahora nuevamente, los sentimientos que nos alejaron una vez, amenazan con separarnos de nuevo, pero en esta ocasión son los de él, porque yo amo a Liam, y a él solo lo quiero como amigo... o tal vez ... ¡Ay, no sé! Todo es tan difícil y confuso, a veces...

El martes por la mañana me despierto con poca energía. Cuando miro el reloj, veo que son las diez. Aunque no tengo mucho ánimo, me levanto de la cama. Las clases en la universidad fueron suspendidas por un paro. Me daré el día libre y no repasaré nada. Es mejor hacerlo mañana, hoy estoy con las ganas por el piso.

Ya para la tarde, después de darme una ducha, Liam me dice que tiene que irse a la empresa para reunirse con alguien. Me decepciono un poco porque no quiero estar sola. Stef y Matt salieron a pasear y mi hermano está ocupado con mis padres. La idea era que él se quedara en casa hasta que llegara este fin de semana y su vuelo a Nueva York saliera, pero como mis padres tomaron la decisión de quedarse unos días en la ciudad, Isaac prefirió ir al mismo hotel que ellos para no molestarnos a Liam y a mí. Por más que le dijimos que no se fuera, que su presencia no nos molestaba en absoluto, no logramos convencerlo.

Le mando un mensaje a mi hermano para ver si quiere venir. Dejo el celular en la mesita de la sala, junto al celular de Liam.

—¿Ya te vas? —le pregunto a mi prometido, asomándome por la puerta de nuestro cuarto.

Asiente después de terminar de abrocharse la camisa.

—Volveré en unas horas. Antes de la cena estaré aquí. —me asegura.

—Bueno.

Termina de arreglarse, toma su teléfono y me da un beso en los labios para despedirse.

—Te amo, hermosa.

—Te amo —lo acompaño hasta la puerta y me da otro beso—. ¡Adiós!

Decido salir al balcón a ver el cielo. Parece que lloverá, tal y como lo predijo el pronóstico del tiempo a mediodía. A juzgar por las nubes, sé que lloverá fuerte, así que espero que Liam llegue antes. No me gusta esto de que ande en la calle cuando se avecina una tormenta. Es peligroso.

Me quedo pensando en muchas cosas, pero en especial en Gastón, ese chico que parece querer robarme el sueño estos últimos días. Ese que logra que no duerma tan bien y que Liam se queje de mí por moverme tanto en la cama. No he hablado con él desde el domingo. Bueno, a decir verdad, nos hemos enviado unos mensajes, pero no es lo mismo. Se siente que hay tensión entre nosotros, a pesar de que aclaráramos que seguiríamos siendo amigos.

Espero que él no termine cansándose. No quiero que volvamos a separarnos. Ya me he acostumbrado mucho a tenerlo en mi lista de amigos como para tener que tacharlo por algo similar a lo que nos distanció en el pasado.

Después pienso en una amenaza nueva que he recibido. Firmaba con las mismas iniciales y me decía que era mejor que mirara a todos lados. No estoy segura de que haya sido exactamente una amenaza, pero algo molesta se está volviendo. Este es el tercer mensaje de parte de esa o ese, y no es tan divertido. Quizá debería comentárselo a Liam. Sobre el primer mensaje y la nota pegada en el auto de Stef no hice mención porque ni siquiera yo le di importancia.

Las gotas de lluvia empiezan a golpear y me quedo en el mismo lugar, disfrutando del frío viento que la tormenta trae, pero me veo obligada a irme cuando empieza a granizar. Me acuesto en el sofá a ver la tele para matar el tiempo.

Casi me quedo dormida si no fuera porque entra una llamada a mi celular y el tono me sobresalta. Lo tomo entre mis manos. Pero descubro que no es mi teléfono, es el de Liam y lo sé, porque tiene una raya cruzando la pantalla. Es un número desconocido. Atiendo la llamada y lo dejo en altavoz. Antes de poder hablar, la voz de una chica interrumpe mi pregunta.

—¡Hola, amor!

Frunzo las cejas. La desconfianza se apodera de mi mente y de mi cuerpo.

—¿Tú quién eres? —pregunto con molestia.

—No, ¿tú quién eres?, ¿qué haces con el celular de mi novio?

Los latidos de mi corazón aumentan a paso rápido.

—Este es el celular de mi novio. ¿Quién eres? —pregunto otra vez, pero no hace falta que me diga nada, porque al instante, recuerdo que es el sonido de la voz de la chica a la que me crucé en el baño de Gastón, ese día en la fiesta de celebración. Para ser más exacta, la ex de Liam—. Eres Débora.

—Sí, y más te vale decirme quién eres tú.

—Soy Brisa. Y ustedes dos dejaron de ser novios hace mucho tiempo. Él ahora está conmigo.

—¡No! —dice desafiante—. Liam es mi novio, hemos estado saliendo de nuevo hace un tiempo. Contigo terminó hace meses, según me dijo. Así que dime qué haces con su teléfono.

No digo nada más y corto la llamada con ganas de llorar. Esto no puede ser cierto. ¿Ha estado engañándome? No. Esto no puede ser real. Él me ama. ¡Jamás me haría eso! Pero entonces pienso en la voz de mujer que oí en una de las llamadas que hicimos cuando él estaba en Nueva York. Eso anima a mi mente a hacerme más ideas y no quiero... no puedo pensar así de él. Liam no es así, ¡joder!, ¡no es así!

Continue Reading

You'll Also Like

1.6M 59.9K 12
Estela se ha convertido en el juguete de sus compañeros por ser la única becada. Adam es el rey del instituto. Todos están a sus órdenes y no tiene r...
65.5K 3.7K 148
Valentina una chica con una vida normal hasta que el divorcio de sus padres cambiaría su vida por completo volvería los próximos años en los peores d...
42K 2.2K 27
Selena quiere cumplir su sueño siendo la protagonista de la nueva película Zombies 4, pero la vida le pone algún que otro obstáculo de por medio, ent...
800K 48.7K 41
Paris Smith siempre ha sido una chica soñadora, talentosa, amante de todo lo que tuviera que ver con la astronomía: las estrellas, los planetas, las...