Destinados #D1 (Completa)

By DeniseAyleen

2M 197K 95.1K

Destinados es la historia de dos mejores amigos de infancia, Brisa y Gastón, quienes en su adolescencia se al... More

Destinados #1
Prólogo
Capítulo uno
Capítulo dos
Capítulo tres
Capítulo cuatro
Capítulo cinco
Capítulo seis
Capítulo siete
Capítulo ocho
Capítulo nueve
Capítulo diez
Capítulo once
Capítulo doce
Capítulo trece
Capítulo catorce
Capítulo quince
Capítulo dieciséis
Capítulo diecisiete
Capítulo dieciocho
Capítulo diecinueve
Capítulo veinte
Capítulo veintiuno
Capítulo veintidós
Capítulo veintitrés
Capítulo veinticuatro
Capítulo veinticinco
Capítulo veintiséis
Capítulo veintisiete
Capítulo veintinueve
Capítulo treinta
Capítulo treinta y uno
Capítulo treinta y dos
Capítulo treinta y tres
Capítulo treinta y cuatro
Capítulo treinta y cinco
Capítulo treinta y seis
Capítulo treinta y siete
Capítulo treinta y ocho
Capítulo treinta y nueve
Capítulo cuarenta
Capítulo cuarenta y uno
Capítulo cuarenta y dos
Capítulo cuarenta y tres
Capítulo cuarenta y cuatro
Capítulo cuarenta y cinco
Capítulo cuarenta y seis
Capítulo cuarenta y siete
Capítulo cuarenta y ocho
Capítulo cuarenta y nueve
Capítulo cincuenta
Capítulo cincuenta y uno
Capítulo cincuenta y dos
Capítulo cincuenta y tres
Capítulo cincuenta y cuatro
Capítulo cincuenta y cinco
Capítulo cincuenta y seis
Capítulo cincuenta y siete
Capítulo cincuenta y ocho
Capítulo cincuenta y nueve
Capítulo sesenta
Capítulo sesenta y uno
Capítulo sesenta y dos
Capítulo sesenta y tres
Capítulo sesenta y cuatro
Capítulo sesenta y cinco
Capítulo sesenta y seis
Capítulo sesenta y siete
Capítulo sesenta y ocho
Capítulo sesenta y nueve
Capítulo setenta
Epílogo
Siempre serás tú
Nuevo título
¡Próximamente en librerías!
¡A LA VENTA EL 20 DE ENERO DE 2022!
LIBRO EN FÍSICO: dónde conseguirlo

Capítulo veintiocho

27.7K 3K 1.5K
By DeniseAyleen

Brisa

La tediosa alarma me despierta a las diez de la mañana del sábado, protesto adormilada y estiro perezosa el brazo para apagarla. Pero antes de llegar a hacerlo, algo raro cae sobre mi cuerpo —sobre todo en mi cara— y me obliga a abrir los ojos de golpe. Una ligera nube blanquecina parece alzarse frente a mí.

Stef, mi hermano, Matt y mi novio son lo primero que veo. Están parados junto a mi cama con sonrisas que dan miedo, y tardo unos segundos en recordar que hoy es mi cumpleaños número veintiséis. Me acabo de dar cuenta que lo que me han arrojado es ¡un paquete entero de harina! Es una forma de «celebrar» y recordarme que hoy estoy más vieja que ayer. Sonrío por el gesto, pero por dentro no estoy tan contenta por estar bañada de polvo blanco en todo mi cabello y cara. Me quejo cuando me entra en los ojos.

—¡Los odio!

—¡Ay!, ¡pero nosotros te amamos! —dice Stef, acercándose para saludarme. A juzgar por su expresión, parece estar más contenta que yo.

Los demás chicos me reciben con un abrazo y nada más. Sé que si no me dan un beso es porque estoy hecha un desastre total. Pasaré un largo rato en la ducha intentando sacar la harina de mi castaño pelo.

—Ahora pide un deseo —dice mi hermano cuando toma el pastel que reposaba en mi cómoda. No me había dado cuenta de que estaba ahí. Miro la vela un momento y, después, cuando ya he deseado que el amor siempre permanezca en mi puerta, dejo escapar el aire de mi boca. Algo bueno que destaco es que no hundieron mi cara en el pastel. ¡Están madurando!

Como es mi cumpleaños tenía planeado quedarme en la cama hasta la hora del almuerzo, pero anoche Stef me pidió que la acompañara a hacer unos trámites. Y con trámites, me refiero, a comprarme un regalo. Yo le dije que no quiero nada, que guarde su dinero y que lo use en algo que realmente valga la pena, pero mi amiga a veces puede ser muy persistente, y su excusa es que no me dejará sin un obsequio.

Mi hermano sale de la casa un rato después a hacer no sé qué. No me dijo a qué lugar, pero yo tampoco pregunté. Stef y Matt me avisan que desayunarán en casa de Stef para que Liam y yo estemos un rato juntos, antes de que me marche. Termino de bañarme, de cepillar mis dientes, y el aroma del desayuno me lleva hasta la habitación.

Comemos con tranquilidad, con alegría, con mucho amor, y siento que el día para mí ha comenzado bien.

—Te tengo una sorpresa para la noche —comenta Liam, con mirada misteriosa.

—¿Sí...? ¿Y qué es? —pregunto, besándolo. Mi tono contiene una chispa de picardía. Me sonríe, captando el mensaje.

—¡Nooo!, ¡eso que piensas no es!. Pero no significa que no podamos hacerlo en la noche —me besa— o ahora —agrega, apartando la bandeja con comida y subiéndose encima de mí.

A partir de eso, nuestra ropa va desapareciendo, hacemos el amor... Dicen que el sexo es bueno para comenzar el día. ¿Será cierto?

Cuando terminamos el acto sexual, me visto y le doy un beso. A los minutos, Stefanía me avisa que está abajo. Reviso mi móvil y veo que tengo mensajes de Gastón, de mis padres, algunos primos, tíos, mi abuela y un par de compañeras de la universidad, pero los abriré todos cuando esté en el auto.

—Te veo en un rato —saludo.

—¡Adiós, cumpleañera!

Bajo en el ascensor, salgo a la calle, diviso el viejo auto de mi amiga y lo abordo.

—¿Y qué tal?, ¿han hecho el amor? —pregunta pícara. Algo me dice que ella sí que ha hecho el amor.

—¿Tú qué piensas?

—Pienso que Liam te ha dado un buen comienzo de día.

Me río y abro el mensaje de mi mamá. Stef empieza a conducir.

Mamá:

Muy feliz cumpleaños, mi niña preciosa.

Tu padre y yo queremos recordarte

que te amamos mucho

y te deseamos lo mejor para este día.

Gracias por ser la hija

más maravillosa del mundo.

En fin, te amamos. Un beso enorme.

Luego te llamaremos. 8:50 a. m.

Me da cierta tristeza que mi mamá y mi papá no estén conmigo hoy. Quería pasar un rato con ellos porque hace tiempo que no los veo, y los extraño mucho.

Abro el mensaje de Gastón.

Gastón:

Hola, Brisa. Muy buenos días.

Quería desearte un buen cumpleaños.

Te mereces todo lo bueno en la vida

y que tus deseos se hagan realidad. 9:02 a. m.

Gastón:

Tengo una sorpresa para ti. 9:04 a. m.

Gastón:

Pasaré por tu casa en la siesta,

pero si tienes planeado dormir un rato,

avísame, así voy más tarde. 9:10 a. m.

Respondo los mensajes de mi amigo apenas los leo, no quiero que piense que soy maleducada o que me estoy dando importancia.

Brisa:

Hola, Gastón. Muchas gracias por el saludo,

es muy atento de tu parte.

No dormiré la siesta, a

sí que puedes pasar. 11: 01 a. m.

Brisa:

Y realmente, no era necesario

que prepararas algo para mí.

Ya es suficiente con que asistas

a la cena en el restaurante esta noche.

Como planeamos ayer. 11:02 a. m.

La idea de Liam es festejar mi cumpleaños en un lindo restaurante al que hay que ir con reservación. Mi novio dijo que iba a encargarse de reservar, espero que no se le olvide. Invité a Gastón porque su presencia es importante para mí, quiero sentirme en familia, y nuestro trato es intentar arreglar la amistad que un día tuvimos, así que es esencial que esté conmigo, pasándola bien.

Guardo el teléfono, y la curiosidad empieza a comerme la cabeza. Quiero saber dos cosas: una cuál es la sorpresa de Liam y dos cuál es la sorpresa de Gastón.

—¿Y qué me vas a comprar? —le pregunto a Stef.

—Tengo dos regalos. El primero es comprarte una secadora de pelo porque necesitas una nueva con urgencia. Así que puedes ir descartando esa viejita que tienes en casa. Y segundo, te invitaré a comer un pote grande de helado.

Siendo sincera, me entusiasma mucho el regalo número dos. Ambos regalos me gustan, pero ando muy antojada de comer algo frío. Es bueno tener helado el día de tu cumpleaños. Si te gusta, claro.

El rato con Stef se me pasa volando. Me hace reír mucho y no menciona nada de Gastón, lo que me resulta un poco extraño, pero supongo que no quiere tocar el tema de nuestras miradas de anoche para no hacerme pensar en cosas indeseadas.

De regreso a casa, nos la pasamos escuchando una canción de 5 Seconds Of Summer, pero si la oímos tantas veces es porque me obsesioné con ella y ahora no puedo parar de oírla.

—¡Liam, llegué! —alzo la voz. No tarda en aparecer.

—Hola, amor —responde, abrazándome—. ¿Qué te compró?

—Una secadora de pelo nueva porque está cansada de verme renegar con la que tengo. Dijo que la tire. Pero jamás lo haré, porque tú me la regalaste.

Me sonríe.

—Mejor, porque si la llegas a tirar habría un gran problema entre nosotros —me pellizca la nariz.

—¿Un problema?

Asiente, intentando parecer desafiante.

—Te castigaría en la cama —susurra, mordiéndome la oreja. Lo aparto cuando la puerta es golpeada. Camino hasta ella y abro.

—¡Hola! —sonrío cuando lo veo, y Gastón me regala una espléndida sonrisa.

—¡Hola! —Abre sus brazos para envolverme con fuerza, dejándome sin aire por un momento—. ¡Feliz cumpleaños, linda! —acaricia mi espalda y me estremezco en sus fuertes brazos. Me aferro a él, y me doy cuenta de que Gastón hacía casi una década que no me felicitaba por cumplir años. Valoro mucho que la vida me haya dado la oportunidad de tenerlo conmigo otra vez, abrazándome y permitiéndome oír el sonido de su voz. Y que usara ese adjetivo para desearme feliz cumpleaños, no pasa por alto en mi mente.

—¡Muchas gracias!

Deja de abrazarme para mirarme, pero sus manos se detienen en mis brazos. Su contacto genera muchas cosas en mi estómago y mi cabeza se llena de pensamientos incorrectos.

Levanta su mirada para ver detrás de mí y giro también para encontrarme a mi novio, quien nos observa atento.

Gastón lo saluda con amabilidad.

—Hola, Liam.

—Gastón —dice y sonríe efímeramente, con sequedad. Pero Gastón no parece reparar en ello.

Liam tiene algo raro en los ojos, en la forma de mirar, y sé qué está pasando por la cabeza de él. Y es que cree que por el abrazo cariñoso que Gastón me ha dado tiene intenciones conmigo. Pero Liam no sabe nada, no escuchó la convicción con la que mi amigo me dijo que el beso que me dio no significó nada para él.

—Te tengo una sorpresa. Necesito que camines conmigo hacia tu ventana.

Lo miro extrañada.

—¿A la ventana?

—Sí. —Me toma de la mano y se aferra a ella con firmeza. Se detiene a unos pasos de la ventana y saca una cajita negra, de esas con las que te proponen matrimonio. El corazón se me acelera al pensar que me va a pedir que nos casemos, pero caigo al otro segundo en que esa idea es demasiado estúpida y que jamás pasará en la vida. Sostiene la cajita con una dulce expresión de felicidad en su rostro. Miro de reojo a Liam, quien está parado a unos metros de nosotros y con los brazos cruzados—. ¿Lista?

Asiento, ansiosa.

—Primero tienes que responderme algo.

—¿Qué?

—¿Qué es lo que me dijiste que querías el día en que fuimos a la casa de verano? No abriré la caja hasta que respondas bien.

Me encojo de hombros, pensativa, intentando que vuelva a mi mente cada detalle de ese día. Pero tres segundos después no es necesario pensar más, porque recuerdo el momento exacto en el que empezamos a hablar sobre un auto que desde hace años quiero comprar, pero que por ser quedada no lo hago.

—¿El escarabajo? —respondo, con un poco de dudas. Quizá me esté equivocando.

Me sonríe, abre la caja y deja a la vista unas llaves que me hacen saltar de emoción.

—Ven —me guía hasta la ventana—. ¿Ves ese escarabajo blanco que se parece al de la peli?

—Sí...

—Tengo un amigo que me comentó que tenía uno usado, pero que está en perfectas condiciones. Me lo vendió a mitad de precio. Y sé que te llaman mucho la atención, así que cuando vi la oportunidad, no lo dudé. Es tuyo —me dice y salto a sus brazos de la emoción.

¡No puedo creer lo que ha hecho por mí! Me ha comprado el auto con el que llevo obsesionada desde hace tiempo. Sé que hay mejores, pero estos tienen algo especial, algo que me agrada y me daba ganas de comprar uno. Estoy tan emocionada. ¡Adoro a este chico!

—¡Gracias, gracias, gracias! No puedo creer que lo tenga para mí. ¡Eres genial!

Se ríe y me permite escuchar las vibraciones de su voz al estar pegada a su pecho.

—De nada, me alegra que te guste. Mientras venía, no sabía si te agradaría que te trajera uno. Porque quizá no te gustaría el color o no te agradaría que fuera usado.

—¿Bromeas?, ¡me encanta! Estoy agradecida por esto, ¡muchísimo! —Miro a Liam, quien está serio, aunque ahora tiene los brazos a los costados de su cuerpo—. ¡No puedo creer que tenga un auto! —le digo y le enseño las llaves después de tomarlas y sonreírle a Gastón. Liam camina hacia mí, me da un beso en la boca y me siento repentinamente incómoda, pero no dejo de expresar felicidad.

—Me alegra que estés contenta, te ves muy hermosa cuando estás feliz. Me alegro de que seas mi novia —añade, y sé lo que intenta hacer.

Pero no tiene por qué querer ponerlo celoso. Sé que es demasiado que me regalara un auto, pero el obsequio no viene con ninguna intención escondida. No tengo ganas de tener que lidiar con los celos de Liam el día de mi cumpleaños. Pero si tengo que aclarar las cosas, lo haré, porque puedo entender que se sienta extraño por el regalo que me han hecho. Quizá piensa que lo que me dará en la noche no será tan genial como un auto. Pero lo cierto es que, por más que me dé algo superpequeño, yo lo valoraré como si fuera grande.

—¡Quiero probarlo! —Agito las llaves en el aire—. ¿Vienen conmigo?

—Sí, para asegurarme de que no atropelles a media población —responde Liam. Pongo mala cara.

Bueno... No es que sea la mejor conductora del mundo, pero tampoco soy tan mala. Admito que no tengo licencia de conducir y que soy muy novata, pero he practicado y siempre suelo observar con atención y detenimiento a Liam o a Stef cuando manejan y yo los acompaño.

Miro a Gastón.

—Tengo algo que hacer —se excusa.

—¿Trabajas?

—Saldré con alguien. —explica.

Y la sonrisa se me borra. No repentinamente, pero sí de a poco.

—¿Tienes una cita? —se mete Liam. Por cómo lo veo, creo que está relajándose, como si sus celos empezaran a desaparecer. Le ha agradado escuchar que Gastón saldrá con alguien, pero a mí no tanto. Me ha molestado en cierto punto, y sé que es un pensamiento mezquino, porque él se merece salir con alguna chica y tener suerte en el amor.

No me gusta, pero espero que le vaya bien.

—Sí —responde, golpeando a mis egoístas esperanzas de que dijera que no. Pero era obvia la respuesta.

—¿Con...?, ¿es alguien que conozco? —quiero saber.

—No sé si la recordarás, pero ella estuvo en la discoteca nueva. —Con eso me dijo todo. Ya sé quién es.

—La chica con la que te estabas besando —respondo.

Gastón parece ponerse incómodo, pero su respuesta es firme, sin nerviosismo en su voz.

—Sí, ella.

—Qué bien... Y ¿cómo se llama?

—Liz —contesta—. Estoy llegando tarde, así que me voy para que no piense que la dejé plantada.

Camino hasta la puerta junto a él. Me dirige una mirada corta y me da un beso en la mejilla.

—Hasta pronto. Te veo en la noche, ¿sí?

—Sí. Adiós, Gastón. Suerte.

Lo veo marcharse por el pasillo y se me pasan cosas por la cabeza que no debería pensar, pero aun así lo hago: ¿adónde irán?, ¿saldrán a un parque?, ¿o él irá a la casa de Liz? Los celos me abordan, pero cierro la puerta y miro a Liam risueño, como si no estuviera sintiendo ninguna otra cosa que no fuera felicidad.  

Continue Reading

You'll Also Like

184K 11.7K 49
//TERMINADO// Dos almas. Una maldición. El hijo favorito de Lucifer encontrará su tentación en una de sus víctimas, y desde ese momento todos sus pla...
25.4M 1.4M 62
[ PUBLICADO POR NOVA CASA EDITORIAL] "Se tomó el puente de la nariz y pude notar cómo contenía su rabia. -Maldita sea, Vega. Trato de ser amable cont...
4.9M 429K 80
Nunca debí caer por él. Sin embargo, tampoco detuve mi descenso. Nada logró apaciguar las maliciosas llamas de deseo que se prendieron dentro de mí. ...
7.2M 221K 27
Mi nombre es Eli, solo Eli. Si me dices Elizabeth, juro que te secuestro y vendo cada parte de tu cuerpo al mercado negro. Ya están advertidos. Co...