Destinados #D1 (Completa)

By DeniseAyleen

2M 197K 95.1K

Destinados es la historia de dos mejores amigos de infancia, Brisa y Gastón, quienes en su adolescencia se al... More

Destinados #1
Prólogo
Capítulo uno
Capítulo dos
Capítulo tres
Capítulo cuatro
Capítulo cinco
Capítulo seis
Capítulo siete
Capítulo ocho
Capítulo nueve
Capítulo diez
Capítulo once
Capítulo doce
Capítulo trece
Capítulo catorce
Capítulo dieciséis
Capítulo diecisiete
Capítulo dieciocho
Capítulo diecinueve
Capítulo veinte
Capítulo veintiuno
Capítulo veintidós
Capítulo veintitrés
Capítulo veinticuatro
Capítulo veinticinco
Capítulo veintiséis
Capítulo veintisiete
Capítulo veintiocho
Capítulo veintinueve
Capítulo treinta
Capítulo treinta y uno
Capítulo treinta y dos
Capítulo treinta y tres
Capítulo treinta y cuatro
Capítulo treinta y cinco
Capítulo treinta y seis
Capítulo treinta y siete
Capítulo treinta y ocho
Capítulo treinta y nueve
Capítulo cuarenta
Capítulo cuarenta y uno
Capítulo cuarenta y dos
Capítulo cuarenta y tres
Capítulo cuarenta y cuatro
Capítulo cuarenta y cinco
Capítulo cuarenta y seis
Capítulo cuarenta y siete
Capítulo cuarenta y ocho
Capítulo cuarenta y nueve
Capítulo cincuenta
Capítulo cincuenta y uno
Capítulo cincuenta y dos
Capítulo cincuenta y tres
Capítulo cincuenta y cuatro
Capítulo cincuenta y cinco
Capítulo cincuenta y seis
Capítulo cincuenta y siete
Capítulo cincuenta y ocho
Capítulo cincuenta y nueve
Capítulo sesenta
Capítulo sesenta y uno
Capítulo sesenta y dos
Capítulo sesenta y tres
Capítulo sesenta y cuatro
Capítulo sesenta y cinco
Capítulo sesenta y seis
Capítulo sesenta y siete
Capítulo sesenta y ocho
Capítulo sesenta y nueve
Capítulo setenta
Epílogo
Siempre serás tú
Nuevo título
¡Próximamente en librerías!
¡A LA VENTA EL 20 DE ENERO DE 2022!
LIBRO EN FÍSICO: dónde conseguirlo

Capítulo quince

33.7K 3.5K 1.3K
By DeniseAyleen

Brisa

¡La tarde se me pasa volando! Cuando estoy en el auto de Gastón regresando a casa me decepciono, por lo corto del tiempo.

La pasé bien, no voy a negarlo, quiero que repitamos, que planeemos una salida pronto porque su compañía es muy buena. Me había olvidado lo que se sentía ser su amiga. No estoy segura de que ya seamos amigos, porque para serlo nuevamente hay que dejar pasar una temporada —claramente, no tan larga— y ahí veremos si hemos vuelto a amigarnos o si necesitamos más tiempo. En nueve años las cosas cambian un montón, así que la confianza debe volver a restaurarse. No es que quiera decir que no confío en él, pero hay cosas por conocer de cada uno.

La noche está adornada de estrellas y una brisa de aire fresco la recorre. El ambiente está propicio para acostarse sobre la arena a mirar el cielo mientras el mar suena como una relajante música de fondo.

Me sonrojo al recordar nuestro acercamiento. La llamada nos había interrumpido y nos separó, lo cual agradecí un momento, pero cuando lo vi marchar sentí un pinchazo de desilusión. Sé que pensar así está mal, que a veces mi consciencia debería estar delante de mis pensamientos... ¿cómo decirlo...? No sé.

Cuando Gastón regresó a la piscina estaba un poco raro, pero no tardó mucho en mejorar su estado de ánimo. Moría por saber qué le pasaba —todavía tengo curiosidad— porque antes, cada vez que le sucedía algo yo era la primera en saberlo. No insistí porque tenía que respetarlo y no quería que se molestara conmigo y la tensión creciera, pero si esto hubiera ocurrido hace diez o doce años yo no habría respetado su silencio. Todo lo contrario, le habría sacado su malestar a la primera, le habría comprado comida y me hubiese quedado con él para hacerlo sentir mejor.

Después de una hora en la piscina, cuando nuestra piel ya estaba prácticamente arrugada, decidimos meternos dentro y mirar una película. El televisor es una de las cosas que no me había dado cuenta que había cambiado, y qué bueno que se deshicieron de esa tele, porque según recuerdo la última vez que había venido no funcionaba del todo bien.

A partir de la mitad de la película no vimos nada más, pues empezamos a contarnos anécdotas divertidas de los últimos años. Gastón fue quien más habló porque en su trabajo siempre suele haber momentos divertidos en las escenas, como aquella vez en la que el arnés del que estaba colgado se cortó y él cayó y se fracturó una costilla. Cuando lo escuché decir eso no me pareció realmente gracioso porque se pudo hacer mal y no sé cómo, pero terminó haciéndome reír.

Al rato Gastón bajó con una caja llena de álbumes de fotos que no recordaba que habían sido tomadas. En uno de ellos estaba el del último verano que había pasado en esa casa, me veía tan pequeña, tan delgada, al igual que Gastón. No había rastro de ningún músculo, era todo un flacucho. Nos vimos todas y cada una de ellas y para cuando vimos la hora, decidimos ir a cenar a una pizzería no muy lejos de mi casa.

La comida estaba deliciosa, la mejor pizza que probé en mucho tiempo. Después de dos botellitas de cerveza, Gastón me dijo que era mejor volver a casa porque yo tengo que estar descansada para mi primer día de clases. Y es verdad, mañana me tengo que levantar temprano.

—Y tu amiga Stef, ¿tiene novio? —pregunta de repente.

Lo miro con sorpresa. Bien... qué decir. No me esperaba esa pregunta. ¿Por qué le importa si mi amiga tiene o no novio?, ¿es que acaso le parece linda? No es que esté celosa, no de mi mejor amiga, y además tampoco es que tenga el derecho de estarlo porque Gastón está soltero y yo tengo novio. Pero está esa cosita extraña en mi pecho.

—¿A qué viene la pregunta?

Gastón desvía la mirada de la calle para observarme.

—Solo es por curiosidad. No pienses que es porque me interesa —responde.

—¡Ah! —me limito a decir—. Sí, sí tiene. De hecho, hoy se han puesto de novios —comento.

Gastón sonríe, pero no agrega nada más.

—¿Mañana qué harás? —le pregunto—. ¿Cuáles son tus planes para la semana?

Se acomoda el pelo.

—El martes tengo que irme de viaje por unos días.

—¡Ah!, ¿sí?

—Sí, es una sesión de fotos que tengo agendada desde hace unas semanas. Es para Calvin Klein. Tenemos un contrato desde hace ya un año. Seguramente, habrás visto alguna que otra publicidad en las tiendas de ropa.

Asiento.

—¿Cuál viste?

Una en la que estás en bóxers y se te ven todos esos perfectos abdominales y pectorales y se te marca un poco el paquete...—pienso.

—Bri —me dice y lo miro.

—¿Qué?

—Te pregunté algo.

—¡Ah, sí!... No recuerdo en cuál —respondo.

Minutos más tarde, apenas me doy cuenta de que estacionamos frente a mi edificio. Sé que es la hora de salir de su coche, pero me gusta su compañía, no quiero irme, quiero quedarme un ratito más con él. Estos últimos días estoy muy sola en casa y dudo que Stef quiera venir a quedarse conmigo porque es obvio que está con Matt haciendo Dios sabrá qué.

Desabrocho mi cinturón.

—Hoy me la pasé muy bien —me sonríe tiernamente y le devuelvo el gesto—. Gracias por hacer de mi domingo un día divertido. Estuvo lindo esto de salir como amigos, lo extrañaba. Antes solíamos estar siempre juntos los domingos, el día entero.

—Bueno, yo te agradezco haber hecho que saliera de ese departamento, no me gusta estar tanto tiempo sola. La pasé muy bien, la casa de verano, la piscina, la película, las risas, las fotos, las charlas, la cena que yo quería pagar y tú no me dejaste... —Se ríe—. Y tu compañía... Gracias, en serio. Ha sido un domingo perfecto.

Gastón está tan guapo con esa mirada de ternura. Me encanta que me mire así, porque me da la sensación de que todavía puedo contar con él.

—Es tan loco todo... es raro también... tenerte en mi auto. Me alegra haberme encontrado contigo.

Me quedo pensativa por un corto lapso.

Yo también me alegro de que nos hayamos reencontrado. A veces, se presentan cosas que después no van a volver a pasar, me siento bien por haber aceptado salir con Gastón. Puede que este día, a pesar de que nos hayamos visto de nuevo el viernes por la noche, haya marcado un después en nuestra renaciente y tímida relación. Quizá dentro de un tiempo, si es que seguimos en contacto, la palabra «tímida» se transforme en otra, una más linda. Y espero que sigamos en contacto.

—Yo también me alegro.

Gastón me vuelve a dedicar una cálida sonrisa. No lo evito y le contesto de la misma manera. Y nos quedamos así... mirándonos a los ojos y envueltos en un silencio profundo. Pero este no es malo, al contrario, es bonito, es cómodo.

Su rostro es de facciones definidas. Sus ojos grandes y marrones me penetran hasta lo insondable, como si supiese lo que pienso y lo que siento. Sus cejas negras y sus pestañas cortas lo hacen aún más atractivo. Y otra vez vuelvo a caer en esos pensamientos, esos que no tienen que estar dentro de mi cabeza. Aparto la mirada.

—Se hace un poco tarde, tengo que subir.

—Claro, tienes razón. ¿Nos juntaremos pronto? —sondea.

—Seguramente, sí —me acerco a abrazarlo con algo de duda, pero me relajo cuando sus brazos me corresponden y me dan un leve apretón.

—¿A dónde te gustaría salir la próxima vez?

Lo pienso un poco.

—Tal vez, sería buena idea ir a la playa. O podríamos ir a dar un paseo en un auto escarabajo —me río. Sé que eso no se podrá a no ser que alquilemos uno.

—De verdad te gustan mucho los escarabajos, ¿eh?

—¡Muchísimo!, algún día tendré el mío. Será negro o blanco... o rojo. Todavía no sé. Además, da igual, primero debo tener mi licencia. Espero te vaya superbién en el viaje y en el trabajo, Gastón.

—Y a ti en la universidad.

Le sonrío y me separo después del segundo e inesperado abrazo, no sin antes disfrutar su perfume, con disimulo.

—Adiós.

—Adiós, Brisa.

Abro la puerta y salgo del auto con algo de torpeza, pues por poco me caigo.

Mierda, siempre tan torpe, me hago quedar mal yo solita. El viernes en la noche con el tacón partido y ahora con el auto.

Gastón sonríe y la vergüenza me golpea, pero hago como si no pasó nada y cierro la puerta. Lo saludo con la mano mientras sonrío y entro en el departamento. Cuando me doy la vuelta, el auto de Gastón sigue ahí, lo que me hace pensar que seguramente quiere esperar a que me suba al ascensor.

Presiono el botón de mi planta y espero a que las puertas se abran al llegar. Camino por el pasillo y coloco la llave en la puerta para después girarla y tomar el picaporte. Cuando entro a la casa, la luz encendida me llama la atención y la tele prendida también.

Lo primero que se me pasa por la cabeza es que hay un ladrón —algo un poco ilógico porque, generalmente, el que te quiere robar, te saca las cosas y se va de inmediato— pero cuando veo una figura salir de la cocina, una enorme sonrisa me inunda el rostro.

—¿Tú qué haces aquí? 

Continue Reading

You'll Also Like

290 144 32
Esta es la historia de Arabella Baker y Andrew Calloway (es aparte de Serendipia así que no es necesario leerla para leer esta) Gente, la portada la...
253K 12.3K 30
¿Y si te robo un beso? #2 Lia y Zachariah creyeron que todos los problemas estaban resueltos y que de ahora en adelante todo iría bien. Pero la vida...
41.9K 2.2K 27
Selena quiere cumplir su sueño siendo la protagonista de la nueva película Zombies 4, pero la vida le pone algún que otro obstáculo de por medio, ent...
4.9M 428K 80
Nunca debí caer por él. Sin embargo, tampoco detuve mi descenso. Nada logró apaciguar las maliciosas llamas de deseo que se prendieron dentro de mí. ...