Destinados #D1 (Completa)

By DeniseAyleen

2M 197K 95.1K

Destinados es la historia de dos mejores amigos de infancia, Brisa y Gastón, quienes en su adolescencia se al... More

Destinados #1
Prólogo
Capítulo uno
Capítulo dos
Capítulo tres
Capítulo cuatro
Capítulo cinco
Capítulo seis
Capítulo siete
Capítulo ocho
Capítulo diez
Capítulo once
Capítulo doce
Capítulo trece
Capítulo catorce
Capítulo quince
Capítulo dieciséis
Capítulo diecisiete
Capítulo dieciocho
Capítulo diecinueve
Capítulo veinte
Capítulo veintiuno
Capítulo veintidós
Capítulo veintitrés
Capítulo veinticuatro
Capítulo veinticinco
Capítulo veintiséis
Capítulo veintisiete
Capítulo veintiocho
Capítulo veintinueve
Capítulo treinta
Capítulo treinta y uno
Capítulo treinta y dos
Capítulo treinta y tres
Capítulo treinta y cuatro
Capítulo treinta y cinco
Capítulo treinta y seis
Capítulo treinta y siete
Capítulo treinta y ocho
Capítulo treinta y nueve
Capítulo cuarenta
Capítulo cuarenta y uno
Capítulo cuarenta y dos
Capítulo cuarenta y tres
Capítulo cuarenta y cuatro
Capítulo cuarenta y cinco
Capítulo cuarenta y seis
Capítulo cuarenta y siete
Capítulo cuarenta y ocho
Capítulo cuarenta y nueve
Capítulo cincuenta
Capítulo cincuenta y uno
Capítulo cincuenta y dos
Capítulo cincuenta y tres
Capítulo cincuenta y cuatro
Capítulo cincuenta y cinco
Capítulo cincuenta y seis
Capítulo cincuenta y siete
Capítulo cincuenta y ocho
Capítulo cincuenta y nueve
Capítulo sesenta
Capítulo sesenta y uno
Capítulo sesenta y dos
Capítulo sesenta y tres
Capítulo sesenta y cuatro
Capítulo sesenta y cinco
Capítulo sesenta y seis
Capítulo sesenta y siete
Capítulo sesenta y ocho
Capítulo sesenta y nueve
Capítulo setenta
Epílogo
Siempre serás tú
Nuevo título
¡Próximamente en librerías!
¡A LA VENTA EL 20 DE ENERO DE 2022!
LIBRO EN FÍSICO: dónde conseguirlo

Capítulo nueve

43.6K 3.8K 1.5K
By DeniseAyleen

Brisa

Cuando me quedé sola en el departamento con Stefanía me paré a su lado y me quedé observándola con cara de ¡¿Por qué hiciste eso?!, algo que ella ignoró y se hizo la desentendida. Se dio vuelta para irse a la cocina a comerse lo que había en la heladera. Por supuesto que no dejé que se saliera con la suya y le pregunté por qué motivo le había dado mi dirección a quien ya me la había pedido y a quien yo se la había negado.

—¡Se la di porque me insistió y me dio algo de pena! La vida los separó, ¿no? Lo has encontrado después de mucho, no dejes que esto sea una simple coincidencia y ya. Intenta volver a ser su amiga. —alegó. 

No voy a decir que las palabras de Stef no resonaron en mi mente por largos minutos porque, en realidad, sí lo hicieron. Inclusive yo misma había pensado en ello poco antes de que Gastón se marchara. 

Mi rubia amiga no se entera de mis pensamientos, toma un helado de la nevera y empieza a comerlo mientras se cuelga su cartera y me recuerda que tenemos un compromiso hoy. Tomo una breve ducha, me cambio y la sigo.

Aun cuando vamos andando por la calle viendo tiendas, las palabras que Stef me dijo, hace unos minutos en mi casa, revolotean en mis pensamientos. Tal vez, está en el destino de Gastón y en el mío el encontrarnos, el sanar nuestra amistad; continuar con ese hilo que trenzamos desde niños; acompañarnos como amigos en los momentos dulces y en los amargos; tal vez nos volvimos a encontrar porque él necesita de alguien que lo acompañe a superar su dolor…

Por andar en cavilaciones me encuentro caminando sola. Stef se detuvo en un aparador, así que me regreso y me detengo al lado de mi amiga. Veo que le llama mucho la atención un bolso negro con cadena dorada y dos letras «G», en el medio de una vidriera llena de ropa. A mí no me gusta mucho (no soy de comprarme mucho esas cosas, soy más de la ropa y las zapatillas), pero no la obligo a que se apresure porque sé que le gustaría mucho tenerlo.  

Desde el jueves habíamos planeado salir de compras para refrescar un poco nuestros armarios que hacía tanto no renovábamos. Bueno, en realidad quien necesita con urgencia ropa decente, soy yo, porque Stef suele tener ropa actualizada, bonita y a la moda, siempre, pero para ella nunca es suficiente y continuamente quiere más, porque adora vestir bien. Yo planeaba quedarme en casa a ver una película, pero Stef había insistido mucho en que no nos vendría mal darnos ese gusto ahora que ella ya tenía un buen ahorro y que yo también.

Mis padres son millonarios, pero eso no quiere decir que me guste que me den plata, si la acepto es más por la universidad y no por otra cosa. Además, la fortuna que mis padres poseen se la han forjado a punta de trabajo. Desde que tengo memoria los he visto trabajando sin cesar, hasta lograr consolidar la empresa que ahora les da para vivir tranquilos, darse algunos lujos y poder cuidar de su familia. Mientras mis padres trabajaban mi abuela se encargaba de mí y de mi hermano. Fue mi abu quien me enseñó a apreciar el real valor de producir el dinero propio y el de vivir con sencillez.

Siempre he tenido trabajos a tiempo parcial, que me han dado lo suficiente como para mantenerme y regalarme algunos pequeños caprichos. Con el dinero que ahorré del empleo que tuve hasta hace un mes, más el trabajo de Liam como empresario podemos estar tranquilos por una temporada.

Bueno, no es que mi trabajo como cantinera me haya dado mucho dinero, pero al menos he podido juntar lo suficiente para tener salidas como estas. Liam me ha dicho más de una vez que prefiere darme todo el dinero que quiera para que yo no tenga que trabajar. A él no le gustaba que trabajara de noche porque quería que me enfocara nada más en terminar mis estudios. Pero, así como no me gusta que mis padres me den dinero, tampoco me gusta que Liam lo haga.

Sin embargo, como he sido despedida y es el último año de universidad, me enfocaré en lo que me queda para graduarme. Eso quiere decir que tendré que aceptar el dinero que Liam me deje para cosas que sean necesarias.

—¿No te molesta que me tarde?  

—Solo es un bolso, ¿cuánto te vas a tardar?  

Duda un momento mientras se muerde las uñas y mira hacia abajo. Un segundo después arruga la nariz, para después decirme: 

—Mejor sigamos caminando —entrelaza su brazo junto al mío y me obliga a echar paso hacia delante.  

—¿Po qué no vas a entrar?, ¿qué te ha hecho arrepentirte? 

—Me gusta el bolso, pero creo que será mejor que en vez de comprarme eso me compre otra cosa. Ya tengo muchos en casa y un bolso ahora no me hace tanta ilusión como comprarme un par de zapatos para salir de fiesta.  

Aunque Stefanía parezca convencida de lo que dice, no es del todo cierto. ¡Por supuesto que no lo es! Ella es una amante de todo lo que tiene que ver con la moda, pero, a veces, su situación económica la obliga a ajustarse el cinturón, si no quiere gastarse todo en alguna cosita que no sea tan necesaria.  

La noto observadora, atenta a los precios de las vidrieras, con una guerra en su cabeza para saber si debería entrar o no. De vez en cuando, hace gestos de disgusto dado a los precios tan injustamente altos que sin duda le dan ganas de empezar a despotricar sin control alguno.  

—Si quieres te lo compro —le digo. Ella se gira a verme, pero como sé que va a negarse, la tomo del brazo y la arrastro hacia atrás.  

Sé que quiere darse el gusto, pero no puede... y no es por presumir ni nada por el estilo, pero yo sí puedo comprárselo y ahora que he cobrado mi último sueldo, no es mala idea poder regalarle algo a la chica que se ha convertido en mi amiga desde el inicio de la uni.

—¡No! —intenta detenerme, pero no le hago caso. Ni siquiera me volteo a verla—. No es necesario que hagas eso. Además, yo no quiero. 

—¡Oh!, sí que quieres. 

—No.  

—Sí.  

—¡Que no! 

—Stef, quiero hacerte un regalo — replico cuando se para frente a mí y me bloquea el camino a la tienda.  

Stefanía me mira como suplicándome, sé que le da vergüenza que yo haga esto porque lo quiere, pero conociéndola no lo va a admitir.  

—Eso sale caro y no quiero que te gastes tus ahorros. 

—Tómalo de esta forma: estoy invirtiendo en ti.  

—No quiero tu regalo —se cruza de brazos. Tomo sus brazos y la aparto del camino para correr.  

—¡Qué lástima, yo sí quiero dártelo!  

Escucho a Stef perseguirme pidiéndome que no, pero se le hace demasiado tarde cuando entro al local y le indico a la empleada adolescente que deseo comprar el bolso de la vidriera. Mientras la chica se encarga de buscarlo, quitar el relleno de dentro del bolso y de meterlo en una bolsa de cartón con el nombre de la tienda grabado en ella, yo tengo que aguantarme la cara de pocos amigos de Stefanía.  

—No hagas problema por esto, te lo pido por favor.  

—No me gusta que no me hagas caso —reclama.  

—A mí me gusta no hacerte caso. Tómalo como si fuese el karma, Stef, cuando yo te digo que no, tú haces lo contrario, así que... 

—Pero esto es distinto, ese bolso es marca Gucci, cuesta un montón.  

—Tenía dinero para gastar en un regalo para ti, no hagas drama, amiga. Disfrútalo y no te quejes más.  

Por más cara de culo que ella ponga, sé que por dentro está contenta de tener un Gucci en su colección.

Salimos de la tienda después de ver un par de prendas colgadas, algunas me llaman la atención, pero son demasiado caras como para que me den ganas de llevármelas. Soy más de lo sencillo. Claro que me gusta tener ropa que no se rompa apenas me la ponga, pero no me fijo si la marca es carísima. 

—¡Gracias! —Me dice Stef mientras camina a mi lado. Se había quedado callada desde que salimos de la tienda, y ya había empezado a preocuparme de que estuviera haciendo demasiado problema por un obsequio que me habían dado ganas de darle con todo el corazón.

—No tienes nada que agradecer, amiga. Espero que lo disfrutes un montón.  

—¡Obvio que sí! —me da un efímero abrazo mientras caminamos, a lo cual yo respondo sonriendo—. ¡Ah!, ¡y no te creas que me he olvidado de que tú me tienes que dar una historia que jamás me contaste! Mis oídos esperan atentos.  

¡Joder...! lo había olvidado. Sigo sin querer, pero lo haré de todas formas para dejar ese tema zanjado de una vez. Además, es mi mejor amiga y tiene que saberlo todo. Así, seguramente, entenderá mucho mejor por qué no quería darle ni mi dirección ni mi número a Gastón y por supuesto, también comprenderá los efectos turbulentos que me causó el topármelo.  

—Te lo diré cuando nos sentemos a comer un helado.  

Bufa.  

—¡Eres muy misteriosa! ¡Me vienes atrasando esto varias veces! 

—Y te lo seguiré atrasando si sigues preguntando.  

—Cuando nos sentemos a disfrutar del helado me lo dirás sí o sí, ¿de acuerdo? 

—Es una promesa —respondo mirando hacia otra parte y luego a Stefanía, quien me sonríe satisfecha.  

—Te tomo la palabra.  

Las siguientes dos tiendas son de zapatos. En la primera me compré unas zapatillas Converse blancas, con las que me sentí supercómoda. Stef eligió unas parecidas, pero en azul. Al entrar al segundo local nos quedamos un rato mirando los zapatos de fiesta, aunque yo más que ella. Cuando planeamos la salida nada más quería comprarme un par de zapatillas y ropa, no zapatos de fiesta, pero dado a lo que pasó con mi calzado ayer en la noche...

El calor sube a mis mejillas cuando me acuerdo de eso. Agito la cabeza de un lado a otro, nada más de recordar ese embarazoso momento, me dan ganas de regalar mis nuevas zapatillas, lo que sea tan solo por retroceder el tiempo y borrar ese episodio tan vergonzoso. 

Luego de ver varios modelos, me decido por unos zapatos de fiesta, parecidos a los que tuve que tirar a la basura. En realidad, son exactamente iguales. Mejor, me gustan mucho de estos. No son de los más cómodos, pero me dejan bonita. 

Una hora más tarde, salimos de la quinta tienda en la que prácticamente compramos todo. Después, caminamos hacia nuestra última parada: la heladería. Me siento conforme con lo que compré, creo que mi armario me va a agradecer por haber invertido en cosas nuevas. Tres pantalones nuevos, cinco remeras manga larga y otras dos manga corta fue toda la ropa que elegí, a eso se le suma un par de zapatillas y un par de tacones.  

Miro entretenida una vidriera en la que exponen joyería y observo un anillo de matrimonio precioso que me hace sonreír. No es que quiera casarme ni nada, solo sonrío por la preciosidad de este. Bueno, sí me gustaría casarme con Liam, ver aquel anillo me da qué pensar, me encantaría que me lo pidiera después de todos estos años de relación, pero ese momento llegará cuando tenga que llegar. Alejo esos pensamientos en cuanto escucho la voz de Stefanía.  

—¿Qué? —me vuelvo a verla.  

—¡Mira eso! —se ríe y me señala un lugar en específico que me hace ruborizar por completo.  

Un cartel enorme con la fotografía de Gastón usando solo un bóxer de Calvin Klein en una tienda para caballeros hace que agrande los ojos. La mirada seria de ese hombre me penetra por completo y hasta me da la sensación de que me está mirando directamente. Sus abdominales perfectamente marcados me dan unos calores en el cuerpo que me apena admitir. ¡Mierda!... esos hombros tan tonificados, esos musculosos brazos... 

—¡Se le ve muy bien empaquetado! 

—¡Stef! —la regaño y aparto la mirada de aquello.  

Acabo de verlo en bóxers y eso jamás lo había hecho. Nunca había tenido la oportunidad y qué suerte no haberla tenido. Pero ahora acabo de hacerlo y me siento mal al admitir, para mis adentros, que está tremendamente sexi.  

—¿Qué?, ¡es la verdad! —exclama mi amiga. 

Una sensación de nervios me recorre la sangre y por más que intente olvidar, aquella imagen me persigue hasta que llegamos por fin a la heladería.  

Pido helado de limón y fresas y Stef se decide por vainilla y chocolate. Cuando ya tenemos la deliciosa tentación en nuestras manos nos sentamos fuera del local y por la mirada que me echa Stef sé que va a empezar a molestarme. 

—Tienes que cumplir... 

—Mi promesa… lo sé —termino por ella. Me llevo una cucharada a la boca y el helado se deshace de manera exquisita. ¡Amo el helado de limón!  

Mi boca empieza a revelarle todo y ella me observa como si le estuviera contando el mejor cuento del mundo a juzgar por sus expresiones. Asiente la mayor parte del tiempo y eleva las cejas cuando le digo que había estado enamorada de Gastón y que me había animado a darle un beso que él no tardó en rechazar un segundo después. Decir todo aquello en voz alta me trajo recuerdos profundos, recuerdos de sentimientos que yo había enterrado hacía mucho tiempo. Después de habernos separado ya no volví a ser rechazada por nadie porque me enamoré de Liam y él sí me correspondió. Por lo tanto, aquellas sensaciones de haber cagado todo habían disminuido su peso… Hasta ahora.  

No es que me sienta mal, pero he de admitir que es un tema que me causa vergüenza. Estoy sintiéndome como ayer en la noche cuando empapé de cerveza a Gastón. 

—No deberían haberse separado por eso —acota después de llenarse la boca con helado de chocolate.  

Justo lo que supuse que iba a decir. Bueno... no es que ella entienda realmente cómo me sentía, cómo todo se sintió después y cómo me siento ahora que lo he vuelto a ver y que él ya tiene mi número de teléfono porque quiere ser mi amigo.

Intento no pensar en ello, pero, en momentos como ahora, ese revoltijo aparece ante el mínimo recuerdo de él. Stef dice eso porque no lo pasó, y para entender de verdad, primero hay que pasar por la situación. 

—No lo entiendes bien... no me sentía cómoda, ¿cómo querías que hiciera? Además, como ya te conté, no solo dependía de mí, despendía de los dos... y de Sofía, seguramente, también. No le habrá gustado para nada que yo haya besado a su novio y con razón. Hice mal.  

—Hiciste lo que sentías.  

—Pero lo que sentía estaba mal.  

—Es algo normal enamorarse de un mejor amigo.  

—Puede ser, pero no quiere decir que sea correcto darle un beso cuando el chico ya está en un compromiso. Si eso me pasara con Liam... si alguien le da un beso no me gustaría para nada y lo sabes.  

—Lo sé, eres muy celosa.  

Concuerdo con ella y me termino el helado con la cabeza llena de pensamientos. ¿Por qué será que después de tanto tiempo el destino nos juntó? 

Continue Reading

You'll Also Like

4.3K 243 6
Giyuu tomioka, pilar del agua un chico solitario que trabaja en la asociacion de cazadores de demonio, su hermana murio por un demonio haciendo que e...
505K 45.2K 91
A HARRY POTTER FANFICTION #3 Alexandra Berrycloth entra al colegio Hogwarts de magia. Estando ahí, ella hará amigos y hasta enemigos. No teniendo en...
66.1K 3.7K 148
Valentina una chica con una vida normal hasta que el divorcio de sus padres cambiaría su vida por completo volvería los próximos años en los peores d...
161K 7.7K 48
Una historia que promete atraparte desde el principio hasta el final. Camila es una chica humilded, Ignacio Besnier es el heredero de un imperio empr...