Destinados #D1 (Completa)

By DeniseAyleen

2M 197K 95.1K

Destinados es la historia de dos mejores amigos de infancia, Brisa y Gastón, quienes en su adolescencia se al... More

Destinados #1
Prólogo
Capítulo uno
Capítulo dos
Capítulo tres
Capítulo cuatro
Capítulo cinco
Capítulo siete
Capítulo ocho
Capítulo nueve
Capítulo diez
Capítulo once
Capítulo doce
Capítulo trece
Capítulo catorce
Capítulo quince
Capítulo dieciséis
Capítulo diecisiete
Capítulo dieciocho
Capítulo diecinueve
Capítulo veinte
Capítulo veintiuno
Capítulo veintidós
Capítulo veintitrés
Capítulo veinticuatro
Capítulo veinticinco
Capítulo veintiséis
Capítulo veintisiete
Capítulo veintiocho
Capítulo veintinueve
Capítulo treinta
Capítulo treinta y uno
Capítulo treinta y dos
Capítulo treinta y tres
Capítulo treinta y cuatro
Capítulo treinta y cinco
Capítulo treinta y seis
Capítulo treinta y siete
Capítulo treinta y ocho
Capítulo treinta y nueve
Capítulo cuarenta
Capítulo cuarenta y uno
Capítulo cuarenta y dos
Capítulo cuarenta y tres
Capítulo cuarenta y cuatro
Capítulo cuarenta y cinco
Capítulo cuarenta y seis
Capítulo cuarenta y siete
Capítulo cuarenta y ocho
Capítulo cuarenta y nueve
Capítulo cincuenta
Capítulo cincuenta y uno
Capítulo cincuenta y dos
Capítulo cincuenta y tres
Capítulo cincuenta y cuatro
Capítulo cincuenta y cinco
Capítulo cincuenta y seis
Capítulo cincuenta y siete
Capítulo cincuenta y ocho
Capítulo cincuenta y nueve
Capítulo sesenta
Capítulo sesenta y uno
Capítulo sesenta y dos
Capítulo sesenta y tres
Capítulo sesenta y cuatro
Capítulo sesenta y cinco
Capítulo sesenta y seis
Capítulo sesenta y siete
Capítulo sesenta y ocho
Capítulo sesenta y nueve
Capítulo setenta
Epílogo
Siempre serás tú
Nuevo título
¡Próximamente en librerías!
¡A LA VENTA EL 20 DE ENERO DE 2022!
LIBRO EN FÍSICO: dónde conseguirlo

Capítulo seis

49.5K 4.5K 1.5K
By DeniseAyleen

Gastón

—¿Puedo pasar? —le pregunto, tratando de ocultar mi nerviosismo.

No tenía planeado venir hoy porque estoy un poco apretado de tiempo, tengo una cita de trabajo con mi representante, pero cuando me subí al auto recordé el encuentro con Bri la noche anterior, recordé además que sabía su dirección, entonces no me resistí y desvié mi camino hacia el departamento de quien antes fue mi mejor y más querida amiga.

Lamentablemente, no podía posponer el encuentro con mi representante para otro día porque debemos hablar de un trabajo significativo, por lo que solo pude atrasar la hora de la cita para las siete. No tengo todo el tiempo que me gustaría para estar con Bri, pero pienso aprovechar todo el que pueda.

Su rostro al abrirme la puerta fue de total asombro. No podía creer que yo estuviera frente a ella, y debo admitir que su cara de sorpresa se me hizo muy tierna. Ahora, su semblante expresa indecisión y sé que inventará alguna excusa para no dejarme pasar.

—No creo que sea buena idea, tengo un desastre que no es apto para los ojos de nadie, de verdad. —me dice con la esperanza de hacerme desistir.

—A mí no me importa, no me voy a fijar en eso, quiero conversar contigo un rato para ponernos bien al día.

—Es que de verdad hay un... —se detiene un segundo y suspira. Sus ojos me siguen dejando a la vista que está en desacuerdo. Prácticamente, estoy invadiendo su espacio, bueno, no tan así, pero me estoy metiendo en el lugar en donde ella estaba tranquila y relajada—. Pasa. 

Entro con una sonrisa. Mis ojos recorren el nuevo entorno en el que me estoy metiendo y a simple vista no veo ni una sola cosa desordenada, lo que me da una razón más para creer que sí estaba inventando una excusa para que me fuera. 

—¡Dios, sí, qué desastre! —bromeo. El ambiente se siente bastante tenso y necesitamos que eso disminuya. 
Brisa se queda callada y me arrepiento en ese instante de haber abierto la boca. No estoy ayudándola a ponerse más tranquila. Cierra la puerta a mis espaldas y se pone frente a mí. Me veo obligado a agachar la cabeza para que nuestros campos visuales se conecten.

—¿Quieres que prepare café o té? O te puedo servir agua, jugo... lo que quieras.

—No, gracias, no me quedaré mucho, tengo una cita en un rato.
—¡Ah!, ¿sí? —parece interesada en ello. Palmea el asiento del sofá para que me siente a un lado de ella—. ¿Quién es la afortunada?

Y con esa pregunta puedo deducir que está pensando que tendré una cita romántica. 

—Mi representante. 

Me mira con sorpresa. 

—¿Tendrás una cita con tu representante?, ¿la mujer que manejaba tu carrera cuando aún éramos amigos?, ¿ella...? Asumo que sigues trabajando con ella. 

— No, Francescca murió hace seis años. 

Brisa parece nuevamente sorprendida por la muerte de una persona con la que me había encariñado bastante. Francescca fue quien me representó desde que mi carrera empezó a tomar más forma, más reconocimiento. Ella se me acercó, luego de verme actuar en una de las funciones y luego de sus sinceros elogios y observaciones, me ofreció sus servicios. Más que una representante fue como una segunda madre para mí. Me aconsejó profesionalizarme, estudiar seriamente si quería hacer de la Actuación mi medio de vida. Por ella fue que decidí estudiar en Londres y comprometerme seriamente con mi formación actoral.
Cuando me enteré que tenía cáncer de hígado me sentí descolocado por completo, no era una noticia que esperaba escuchar en mi vida. Tuvo que dejar de representarme e intentar recuperarse, pero el cáncer la terminó matando. Me sentí devastado cuando el teléfono sonó y me comunicaron su partida, me tomó un tiempo recuperarme, le tenía y aún le tengo mucho aprecio a esa mujer que tanto que ayudó. 

—¿Qué?, ¿murió?, ¿qué pasó? —me pregunta, sinceramente afectada. Ella sabe lo importante que era Francescca para mí.

—Poco después de que me fuera a Inglaterra le diagnosticaron cáncer de hígado, la terminó matando tres años después. —no es agradable recordar la muerte de alguien tan querido. En lo particular prefiero mantener siempre en mi cabeza solo los momentos gratos en los que compartimos vivencias maravillosas.  

—Lo lamento mucho, Gastón.

—Gracias... 

Me sonríe. 

—Me decías de tu cita...

—Sí, no es una cita de esas, solamente es de trabajo. —le aclaro.

—¡Ah…!

Miro a mi alrededor y le digo:

—¡Qué raro que no vea cajas…! —cambio de tema y me arrepiento, pues recuerdo que mis intenciones no son incomodarla.

—Perdona, ¿qué?

—Digo, anoche me comentaste que te estabas por mudar.

Un rubor notorio empieza a subir por sus mejillas, instalándose allí. La sonrisa quiere formarse en mi rostro, pero me contengo, no quiero incomodar todavía más a Brisa. 

Me estoy preocupando más por sus nervios que por los míos. 

Reparo en su vestimenta, algo que no había hecho. Lleva un pantalón pijama blanco con rayas rosadas, una remera blanca y unas pantuflas con orejas de oso en la parte de arriba. Su rostro está sin una gota de maquillaje y sus orejas llevan unos pequeños aritos de perlas de fantasía blancas. Es un look muy interesante para esta hora de la tarde, pero he de admitir que la hace ver tierna. Aunque esté desarreglada en cuanto a vestimenta no puedo evitar admitir para mis adentros que se ve bonita. 

—No tienes por qué sentir vergüenza, entiendo que lo de vernos fue una gran sorpresa para ti porque para mí también lo fue.

Me mira en silencio, sumida en sus pensamientos. Quizá está pensando qué decirme. 

—No te mudas, ¿verdad?

Vuelve a suspirar. 

—No... 

La miro divertido. 

—O sea, que me mentiste... ¿por nerviosismo?, ¿no querías que viniera a tu casa? —sé que voy pésimo en hacer que se relaje, pero para ser honesto, me da curiosidad saber la respuesta. 
Se vuelve a quedar callada y la admiro en silencio. ¡Joder!... ¡Cómo ha cambiado esta mujer! Está muy hermosa, bueno, siempre lo fue, pero innegablemente, ahora está más guapa aún. Su cuerpo se ha desarrollado por completo. No creo que ahora tenga problemas de autoestima con respecto a su figura, claramente está hecha toda una mujer. 

—¿Cómo conseguiste este departamento? —pregunto. Está muy nerviosa y ya no es divertido verla así... Vine a conversar, a intentar tener una charla con quien fue mi mejor amiga una vez, no a ponerla incómoda. La próxima ni siquiera me va a querer abrir la puerta. 

—Lo alquilé con mi novio hace unos años. 

—¿Tienes novio? 

En ningún momento había pensado que ella podía estar de novia. Supongo que me había quedado con la imagen de la Brisa soltera que dejé en Nueva York hace unos años atrás para irme a Inglaterra. Ahora soy más consciente de cuántas cosas cambiaron. Y sí... ¡pasaron nueve malditos años! 

Una sensación rara me recorre. Es como si sintiese celos, pero sé que no puede ser eso. A mi mejor amiga, es decir, a mi ex mejor amiga siempre la vi como todo menos como una chica que me pudiese llegar a gustar. No voy a negar que la hermosura que ha seguido acumulando durante los años me ha dejado un poco descolocado y con unas cosquillas extrañas en el estómago... pero celos... celos no pueden ser. No. 

Asiente.

—¿Desde hace cuánto?

— Casi, siete años.

—¿Qué? —es lo primero y lo único que sale de mi boca. ¿Siete años?, ¿en serio?

Eso es todo un logro, es algo a lo que siempre quise llegar, con Sofía, mi exmujer. A eso y a muchos años más. Bueno, al menos yo quería llegar a ello porque sí, la quería un montón. Ella decía que también, pero se ve que no lo suficiente como para estar solo conmigo y no con otros cientos. Siempre fui mente abierta, las mujeres pueden hacer lo que quieran con su cuerpo siempre y cuando haya un límite, por supuesto. Pero jamás estuve a favor del engaño. Si Sofía estaba conmigo solo tenía que ser conmigo. No había espacio para un revolcón con ningún otro hombre. Es cuestión de respeto hacia la pareja y hacia la misma persona. 

—Te ves sorprendido —dice. 

—Pues, sí, lo estoy, demasiado. Son muchos años. ¿Estás de novia o comprometida? —miro su mano, pero no encuentro ningún anillo. 

—No, estoy de novia. 

—Como saliste de fiesta anoche no pensé que estabas de novia, siempre fuiste de decir que no te agradaba que las personas salieran solas estando en pareja. 

—Sí, bueno... sigo pensando eso. Liam y yo pactamos ir el día de la inauguración, desde que nos enteramos que iban a abrir el club. Me hacía mucha ilusión ir, pero hace unos días él tuvo que viajar a Nueva York por unos trámites de la empresa de su familia e insistió en que fuera con mi amiga Stef a divertirnos para no quedarnos encerradas los últimos días de vacaciones.

—Liam, así se llama. —digo sin darme cuenta.

—Sí —sonríe. 

—¿Cómo pasó todo?, ¿cómo se conocieron? —le pregunto intentando indagar sobre este romance tan inesperado para mí y tan estable para ella. 

—Bueno... una vez mamá me dijo que iban a intentar negociar con Levone, la empresa del padre de Liam y me pidió que estuviera presente para que fuera dándome una idea de cómo es el tema de los negocios con otras asociaciones... Liam y su padre entraron a la sala de reuniones y cuando lo vi, me quedé medio embobada y me dije a mí misma: «¡No puede ser tan lindo!» Cuando nos sentamos todos, notaba que su mirada estaba sobre mí, a veces disimuladamente y a veces no. Por suerte tuvimos que planear otras reuniones más, así que en el segundo encuentro hablamos un poco, y en el tercer un poco más, y en el cuarto mucho más y fue cuando me pidió mi número de teléfono. 

—Imagino que se lo diste —le digo, sintiendo esa pequeña presión en el pecho. Si no nos hubiésemos distanciado yo ya sabría de esto desde el momento en que empezó. 

—¡Sí!, esa misma noche empezamos a chatear y bueno... fue cosa de todos los días, hasta que una vez me lo encontré en el supermercado de casualidad y me saludó con un beso en la boca. 

—Fue un poco rápido. —señalo, y no sé qué sensación extraña me causa saber que su actual pareja se comportó tan desenfrenado con ella, cuando apenas se conocían.

—Fue algo inesperado, no me lo vi venir, sí —los ojos de Brisa al hablar de él reflejan un brillo muy sincero, uno que me hace pensar que ese tal Liam es muy afortunado de haber encontrado a alguien como ella. Ese brillo con el que ella habla me hace envidiar a ese chico y, aunque suene raro, hay algo que me dice que, muy en el fondo de mí, quisiera saber qué se siente estar en su lugar.  Suena absurdo, lo sé. No puedo encontrarle el sentido porque no lo tiene. 

—Me pidió salir y todo se fue dando. Dos meses después me pidió ser su novia y desde ese momento estamos siempre el uno para el otro. 

—Veo que lo quieres mucho. 

—Lo amo un montón. Me ha ayudado mucho en cada cosa que he necesitado. Es mi novio, pero a la vez también es mi mejor amigo... 

Oír eso se ha sentido como un pinchazo en el pecho. Ha sido una puntada pequeña, pero, al fin y al cabo, es una puntada.

Antes, yo era su mejor amigo... yo era ese confidente, el que estaba para apoyarla en todo. Supongo que me estoy estancando en el pasado. Es que tenerla frente a mí remueve cosas en mi mente y en mi corazón, y son cosas que no pensé que sentiría, porque creía que no volveríamos a vernos en la vida, y que si lo hacíamos íbamos a mirar para otro lado y hacer de cuenta que no nos conocíamos. 

Brisa parece darse cuenta de que algo en mí se ha desacomodado por un momento. No sé qué me ha delatado, si mi mirada o mi silencio. 

—¿Estás bien? 

—Sí, muy bien —no le miento, no tengo por qué hacerlo. Puede que por un instante me haya tocado el comentario, pero no fue lo suficiente como para cambiar mi buen estado anímico—. ¿Cuántos años tiene él?

—Cumplió los veintiocho hace poco. 

—Tenías dieciocho... diecinueve cuando lo conociste.

—Así es. Dieciocho. Lo conocí meses antes de mi cumple.  

Asiento, pensando en toda la información que mi cerebro ha recibido. 

—Me dijiste que tu mamá quería que vieras cómo es el tema de negociar, así que supongo que estudiaste algo con referencia a lo que es administración. 

—Sí, de hecho, aún sigo estudiando. 

—¿Aún? —frunzo las cejas. 

—Sí, es que el último año de secundaria me fue bastante mal, se me complicó mucho y para obtener mi título y entrar a la universidad tuve que sacar las materias primero, así que perdí un año. Y bueno... después no sabía muy bien qué hacer, no me convencía mucho esto de estudiar Administración, pero conforme fui viendo a mis padres trabajar duro y después de tanta insistencia por parte de ellos, pues bueno... decidí recibirme de esa carrera, me entusiasmé. Esos momentos de indecisión fueron casi dos años sabáticos para mí, de lo cual, si preguntas, me arrepiento, porque ahora ya podría estar graduada. Empecé la uni a los veintiuno, este año es el último. 

—Son cinco años —afirmo.

—¡Ajá! Y tú... ¿qué me cuentas?, ¿eres feliz?

Sopeso la última pregunta. ¿Lo soy? Muchas veces me he hecho esa pregunta en el pasado, pero siempre terminaba intentando pensar en otra cosa porque me daba miedo decirme a mí mismo que me sentía miserable con todas las cosas negativas que estuvieron pasándome en mi trabajo, que también es mi vida. Desde hace unos meses me siento mejor, más enérgico. Sin embargo, en el último mes he tenido algunas recaídas y he vuelto a experimentar esa sensación de vacío cuando veo que vuelven a la palestra las noticias en las que hablan pésimo de mí, gracias a las falsas acusaciones de mi exmujer.

Debería decir que la felicidad siempre está presente en mi vida, pero lo cierto es que soy humano y a pesar de que otra gente vive feliz sin importar las adversidades, a mí me cuesta un poco. Pero intento salir adelante. Intento distraerme, intento olvidarme, tal y como hice anoche cuando salí a bailar.  Mi plan era que el club, las personas, el alcohol y la buena música fueran mi distracción nocturna. Pero fue Brisa quien resultó ser mi salvadora.


Continue Reading

You'll Also Like

1M 91.3K 44
¿Y si por accidente te ganas el odio del cantante más famoso del país? *♫* Kale es el cantante juvenil más amado de la década, pero está cansado de s...
253K 12.3K 30
¿Y si te robo un beso? #2 Lia y Zachariah creyeron que todos los problemas estaban resueltos y que de ahora en adelante todo iría bien. Pero la vida...
504K 45.1K 91
A HARRY POTTER FANFICTION #3 Alexandra Berrycloth entra al colegio Hogwarts de magia. Estando ahí, ella hará amigos y hasta enemigos. No teniendo en...
2.7M 130K 55
Cuando te han traicionado lo ultimo que quieres es volver a jugártela en el amor. Pero de vez en cuando hay que arriesgarse y apostarlo todo aun sabi...