Capítulo 33.

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Bella.

-Llevamos toda la mañana con vosotros y aún no os habeis besado.- dice Maite con una sonrisa.

Hecho el café que estaba en mi boca de nuevo en la taza sin que se de nadie cuenta de lo ocurrido y dejo la taza a un lado.
¿Por qué me pasa esto a mi?

-Si salimos esta noche, ¿me maquillas?- dice Alicia.
Gracias por existir.

-Claro, pequeña.- deposito un beso sobre la mejilla de Alicia y aprieto la mano de Max.- ¿Qué tal en el cole?

***

-¿Se te ha pasado ya el miedo de la lanzadera?- dice Max con una sonrisa pícara.

Le enseño el dedo corazón de una de mis manos y busco algo que ponerme en la mochila en la que había guardado alguna prenda de ropa a la mañana.

-¿Estás enfadada?- Max rodea mi cintura y me estremezco. Solo estoy tapada por una toalla y que haga esto me resulta un poco incómodo.

-No.- me aparto y le sonrío, no lo he dicho en el sentido grosero.- ¿A donde iremos a cenar?

-Ni idea, de mi madre te puedes esperar algo caro.- dice divertido.

Suelto una carcajada y sigo buscando en la mochila.

Termino escogiendo un pantalón ajustado negro, zapatos abiertos, de cuña y negros, una blusa de tiras azul y mi chaqueta negra de cuero.

Mientras Max escoge la ropa para la cena (se puede decir que tarda más que yo al escoger la ropa), liso mi pelo y pongo más maquillaje de lo habitual.

Cuando salgo del baño de la habitación de Max, el chico está abrochando los botones de su camisa blanca.

Está realmente perfecto. Su flequillo está peinado hacia arriba y lleva puesto un pantalón negro, unas Converse blancas y la camisa blanca.

En cuanto Max termina de abrochar los botones de su camisa, bajamos las escaleras hasta el piso de abajo.

Maite, Pedro y la pequeña Alicia parecen estar preparados para irnos ya.

-Me debeis un beso.- dice Maite con una sonrisa pícara.

Max y yo nos miramos y asiento con la cabeza.

No quiero hacerme un lío con todo esto pero por un beso no pasará nada, ¿no?

Max rodea mi cintura con uno de sus brazos, haciendo que nos acerquemos más el uno al otro. Rodeo su cuello con uno de mis brazos y mientras acaricio su nuca, como solía hacer, le acerco a mi,  haciendo que nuestros labios se junten.

Durante el beso, acaricio su nuca con dos de los dedos de la mano que rodea su cuello ya que puedo notar como mi mano tiembla.

Es un beso delicado, suave. Puede que echase de menos sus besos con sabor de menta.

Max y yo nos separamos y aprieto con fuerza su mano mientras intento tranquilizarme.

-¿A qué no os ha costado tanto?- dice Maite.- Ha quedado muy bien la foto, la pondré de fondo de pantalla.

-¿Qué foto?- pregunto confusa.

-La que os he sacado, ¿cual va a ser?- dice divertida.- Poneros con Alicia y os saco una foto y nos vamos al restaurante.

Madre obsesa por las fotos.

Alicia salta del sofá en el que estaba sentada y la cojo en el colo para que quede a nuestra altura.

Maite hace la foto y tras darle mi número de móvil, me la envía por Whatssapp mientras Max pone sus gafas de sol para salir del piso.

-Aún no me has contado por que tienes el ojo así.- dice Maite ya dentro del ascensor.

-Bella dejo la puerta de uno de los estantes de la pared de la cocina abierta y me di con la esquinaen el ojo.- dice Max.

Bella siempre tiene la culpa, ¿no?

-Vaya.- dice Maite haciendo una mueca.

-Hijo, eres gilipollas.- dice Pedro.- ¿Como no viste una puerta que está a la altura de tus ojos?

Suelto una carcajada por la seriedad con la que ha llamado a Max gilipollas y Max mira con cara de pocos amigos a su padre.

-Gracias por llamarme gilipollas, papá.- dice Max divertido.

-¿Preferías que te felicitara por la hostia que te has metido?- dice divertido el padre de Max.

Maite y yo reímos.

-¿Enana, te vienes con nosotros?- pregunta Pedro a Alicia.

Alicia asiente con la cabeza y Pedro la coge en el colo antes de caminar hasta su Mercedes negro.

Está claro, Alicia es la niña bonita de papá y Max es el niño bonito de mamá.

-Iremos detrás vuestra.- dice Max antes de abrir la puerta del lado del copiloto para que entre.

Aproximadamente media hora después, Max estaciona el coche delante de un restaurante del centro de la ciudad.

Max no se equivocaba cuando dijo que seguramente sería un restaurante caro, ya que por fuera era demasiado elegante.

-Este es uno de esos restaurantes en los que sirven poca comida pero que para pagarla necesitas vender un riñón, ¿verdad?- digo antes de que Max quite las llaves del coche.

-Tranquila, después comeremos en un Macdonald's.- dice Max antes de salir del coche.

Viviendo Con Mi Ex.Where stories live. Discover now