Viviendo Con Mi Ex.

Capítulo 95.

Bella.

Todos los chicos se habían ido a la iglesia y las únicas que estábamos en casa eramos las chicas, como cuando llegamos.

-¿Estás cómoda?- pregunto a la pelirroja mientras sostiene su ramo de flores y abotono su vestido de novia.

-Si.- veo la sonrisa de Nicol reflejada en el espejo de la habitación y la sonrisa de mi rostro desaparece al ver que es la sonrisa más falsa que le he visto en mucho tiempo.

-¿Puedo pasar?- pregunta Diego desde la entrada de la habitación.

-¿Tu no te habías ido con los demás?- pregunto sorprendida al ver al chico.

-Al final me quedé aquí.- dice mientras mira el suelo de madera de la habitación.- ¿Puedo hablar a solas con Nicol? Solo serán unos minutos.

Raquel y Sam me miran y miro a Nicol.

-Está bien.- digo mientras le sonrío a Diego.

En cuanto cierro la puerta, Raquel, Sam y yo nos colocamos detrás de la puerta para escuchar la conversación. Está claro que si querían intimidad, lo máximo que le podemos dar es que nos separe la puerta.

Aparto mi pelo hacia el lado contrario de la puerta y escucho la conversación:

-¿Qué tal?- pregunta Nicol.

-Eso debería decírtelo a ti, ¿no crees?- dice Diego.- ¿Qué tal estás?

Nicol no dice nada.- ¿Y tu?

-He estado mejor.

-Ah.

-Siento haberme ido sin decirte nada.- dice el chico.

-No pasa nada.- dice Nicol.- Estuve hablando con Bella y cuando se fue prefería estar sola.

-Estás preciosa.

Nicol suelta una risa floja.- Gracias. Aunque creo que mi cara no muestra felicidad por ningún lado.

-El problema es el novio, no tu cara.- dice divertido.

-Bueno... ¿Querías decirme algo en especial?- pregunta Nicol.

Diego no dice nada y ruedo los ojos.- No. Me apetecía verte antes de la boda, pensé que estarías preciosa y no quería verte al mismo tiempo que los invitados.- dice divertido.- Por cierto, suerte y pásalo bien. Te lo mereces.

-Gracias.

-De nada.- dice Diego.

-¿Te vienes con nosotras? No somos tan gordos como para no entrar en la limusina.- dice divertida.- Por cierto, estas tres estarán escuchando desde la puerta así que ábreles.

Sam y yo corremos hacia la planta que hay a pocos metros y empezamos a acariciar sus hojas mientras Raquel se hace una foto sentada en las escaleras.

***

Max.

La iglesia de San Andrés Del Quirinal es realmente preciosa. Había estudiado todo de ella este año ya que era antigua.

Diego se sienta a mi lado y suspira. Sé que le gustaría estar en cualquier parte del mundo menos en esta iglesia viendo como la chica de la que está locamente enamorado se casa con el imbécil que la ha engañado hace un par de días.

-¿Están aquí?- pregunto al chico.

Diego asiente con la cabeza.- He venido con ellas en la limusina. Están preciosas.

Sonrío y me imagino a Bella con el vestido azul y el mismo peinado que el otro día en la sesión de fotos.

Las puertas de la iglesia de abren y la hermana pequeña de Nicol entra tirando pétalos de rosas rojas como marcando un camino sobre la alfombra roja. La niña lleva puesto un vestido blanco, largo y una cinta de flores en el pelo.