Capítulo 59.

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Bella.

-¿Qué te pasa?- pregunto mientras retiro el pelo castaño de Raquel hacia un lado.- ¿Estás bien? Bueno, que pregunta más tonta...- digo intentando animarla, algo que tiene un poco de efecto ya que suelta una risa floja.- Tranquilízate y cuéntame que te ha pasado, ¿vale?- acaricio su espalda con una mano mientras solloza con la cabeza apoyada en mi hombro y suspiro.

Sé que estoy mejor sin ella y que sino hubiese aparecido en casa hace tres días, las cosas estarían mejor entre Max y yo. Pero tampoco puedo evitar sentir lástima por ella mientras solloza en mi hombro. Parece cansada y sin fuerzas para nada y, aunque no quiero que me afecte, no puedo evitarlo.

-¿Me quieres contar que te ha pasado? Puede que te pueda ayudar.- digo cuando ya han pasado seguramente diez minutos.

Max seguramente piense que nos hemos matado la una a la otra al no encontrarnos a ninguna en casa.

-Lo siento, no sabía a donde ir y Max me había dicho que trabajabas en esta biblioteca...- Raquel absorbe por la nariz en cuanto se separa de mi pero, poco después tapa su cara con las manos mientras llora.

-No te preocupes, tranquilízate... Sino quieres hablar del tema lo entiendo.

La chica de pelo castaño me abraza de nuevo y acaricio su espalda intentando que se calme, sé que tiene a veces problemas a la hora de respirar y más si es en la temporada de Invierno.

-¿Tienes pañuelos?- pregunta Raquel después de pasar unos minutos abrazadas.

-Si, iré al baño a por ellos.- digo nerviosa.- Puedes sentarte en la mesa, en la silla, en el suelo... donde estés mejor.

Corro hasta el baño de la planta principal de la biblioteca y busco en un armario blanco una caja grande de pañuelos.

Cuando llego de vuelta a donde está Raquel, veo como la chica está sentada en el suelo, con la cabeza apoyada en la pata de una de las mesas y me siento delante de ella después de darle la caja de pañuelos.

-Gracias.- dice antes de coger un par de pañuelos.- Lo siento, es que siempre termino cagándola y tu lo sabes mejor que nadie.- hace un intento de sonreír pero no consigue sonreír.- Seguramente Nicol te ha contado que estoy estudiando diseño en Londres gracias a una beca pero, no, no es así de fácil. Trabajo parte del día en una cafetería que hay al lado de la Universidad para poder pagar la carrera y el apartamento donde vivo. Los ingleses son raros...- dice divertida.- Llevo "viviendo" en Barcelona desde hace un mes con mi novia, su mejor amiga, su mejor amigo y el novio de su mejor amiga. Creo que un día por la noche te vi en un Centro Comercial, puede que fuese alguien que se pareciese a ti... Tendría que estar en Londres, trabajando y estudiando, pero hace dos semanas, Sam tuvo un accidente hace tres semanas después de que discutiésemos, su mejor amigo dice que no soy una buena influencia para ella y, por eso, después de quedarme durante una semana en casa de su mejor amiga tuve que irme a un hotel ya que no puedo quedarme todos los días con ella en la habitación del hospital. Por eso le pregunté a Max hace dos semanas si podía quedarme en vuestra casa porque el dinero que me quedaba después de quedarme una semana en un hotel, tuve que gastarlo en los dos billetes de vuelta a Londres para mi y para Sam.- Raquel pasa un pañuelo por el borde de sus ojos, exactamente donde el rímel que llevaba puesto le ha dejado manchado y toma aire.- He ido a visitarla con su mejor amiga hoy. Sam se ha despertado hace dos días, por eso el otro día no cené con vosotros, pero hoy nos han dicho a Lara y a mi que puede quedarse en silla de ruedas sino es tratada a partir de mañana y no sale bien el tratamiento durante estas dos semanas... No quiero que ella me vea mal porque pensará que es por su culpa y, en cuanto las enfermeras consiguieron que se durmiese, vine al sitio en el que estabas, no puedo decírselo a Max ni a Nicol, no sé como explicárselo, son demasiadas cosas...- mientras dice esto último, su voz se entrecorta y rompe a llorar.

Retiro la caja de pañuelos hacia un lado y me siento a su lado.

No sé como reaccionar, son demasiadas cosas y me he quedado sin palabras, así que decido abrazarla y intentar tranquilizarla. No sé por que me lo ha contado a mi, seguramente porque sabía que yo la escucharía pese a todo.

-Puedes quedarte con Sam en casa durante las dos semanas del tratamiento, no me importa. Puedes utilizar mi baño, dormir en mi habitación... siento haberme comportado como una idiota contigo. No tenía ni idea de que fueses lesbiana, del accidente... no tenía absolutamente idea de nada.- acaricio el pelo castaño y suspiro.- ¿Quieres que te lleve al hospital para estar con Sam? Seguro que le gusta que estés con ella.- digo con una sonrisa.

-Gracias.- dice forzando una sonrisa.- Siento haberte hecho tanto daño, seguramente no vuelvas a confiar en mi pero me gustaría que volviésemos a ser amigas.

-He sido una idiota estos días, no tenía idea de nada así que creo que hemos quedado empatadas y esto todo podemos decir que se ha acabado. No te preocupes.- Raquel me abraza y le sonrío.- ¿Quieres que te acompañe al hospital o a algún sitio? Terminaré de colocar los libros de la mesa y podremos irnos.

-Tengo que ducharme y cambiarme de ropa antes de ir al hospital. ¿Estás segura de que no te importa llevarme?

-No me importa, tranquila.

Me levanto del suelo y Raquel repite mi acción.

-Si me dices donde van los libros te ayudo a colocarlos, aunque seguramente los coloque al revés o algo parecido.- dice divertida.

Suelto una carcajada.- Da igual, los coloco yo. No son tantos.- miento.

***

Max me ha llamado durante el trayecto que hay desde la biblioteca hasta casa unas diez veces, algo que en parte me alegraba porque había conseguido alegrar a Raquel.

-Déjame adivinar. Este es el coche de Max, ¿verdad?- dice Raquel señalando por la ventanilla de su lado el Mercedes negro que se encuentra en la plaza que hay al lado de la mía.

Suelto una carcajada.- Has acertado.- digo divertida.

Salgo con Raquel del coche y las dos nos agarramos la una a la otra ya que las dos llevamos Converse y cada poco resbalamos en el suelo del garaje.

En cuanto entramos en casa, quito el chaquetón y las Converse blancas mojadas.

-¿Donde os habíais metido?- pregunta Max desde la cocina.

-Tranquilo, papá. Ya hemos llegado y estamos bien.- digo divertida.

Max me mira primero a mi y después mira a Raquel como si estuviésemos borrachas o algo por el estilo.

-No estamos borrachas.- dice Raquel divertida.

Suelto una carcajada y subo detrás de Raquel las escaleras hasta el piso de arriba.

Viviendo Con Mi Ex.Where stories live. Discover now