El se me quedó mirando, aun sonriendo, como si estuviese esperando a que yo dijera algo, quizás a que también le alagase de vuelta, a que le preguntase que tal le habían tratado estos años, pero lo único que pude hacer fue quedarme callada, mirándole de vuelta, deseando que aquel incomodo momento pasara lo antes posible.

-Y cuéntame... he visto que te han publicado varios libros, te tiene que ir muy bien.

-Bueno, parece que eso de escribir no era una tontería al fin y al cabo. -Comenté, citando las palabras que tantas veces me había dicho en un pasado, esas que me habían desmotivado en su momento y que en ocasiones, habían estado a punto de que tirara la toalla.

La sonrisa de Santi tembló un poco, siendo consciente de porqué decía aquello y soltó una ligera y nerviosa risita.

-Ya sabes, era algo muy difícil... pero yo siempre creí que lo conseguirías, ¿sabes? -Tuve que contenerme por no echarme a reír en ese momento, por el surrealismo de aquella escena.

-Pues si, ya ves... lo conseguí. -Agregué, de una manera orgullosa; porque si, porque lo había conseguido, porque lo había logrado después de tanto esfuerzo, después de tantas dudas, inseguridades y malos momentos... lo había logrado y ahora podía restregárselo a esa persona que nunca había creído en mi, que siempre había intentando tirarme abajo.

Si, está claro que le seguía guardando rencor.

-A mi también me va bien, ¿sabes? Bueno, terminé la carrera, comencé a trabajar con mi padre en su empresa y... -Comenzó a contar a pesar que ni si quiera le había preguntado. De nuevo, tuve que volver a contenerme para no decirle que poco me interesaba como había ido su vida.

El siguió hablando de cosas que no llegué a escuchar.

-Santi, ¿qué quieres? -Pregunté al final, interrumpiéndole. El me miró como si no entendiese la pregunta.

-¿Cómo? Nada, simplemente saludarte, hace mucho que no se nada de ti y bueno...

-Sinceramente, creo que hay que tener mucho morro para venir de esta forma después de todo lo que pasó entre nosotros ¿no crees?

Aquello pareció dejarle sin palabras.

-Eso pasó hace mucho tiempo, Jane pensé que bueno, que ya lo habías perdonado.

- Lo he superado, créeme. Ya no me duele nada de lo que vivimos y ni si quiera me acuerdo de ti, pero no te he perdonado y no creo que lo haga. Porque me hiciste daño, porque durante mucho tiempo me hiciste creer que yo era una mierda... no tengo ninguna obligación a perdonarte eso.

Quizás mi acción quedaba muy lejos de lo que todas las películas bonitas te venden, quizás era una rencorosa al fin y al cabo, pero ¿por que se debía de perdonar a una persona que te había hecho daño?

Santi bajó la cabeza hacía el suelo, como si mis palabras le hubieran hecho sentir avergonzado.

-Si, me porté mal pero han pasado los años, ambos hemos madurado y... mira, a mi simplemente me gustaría que no hubiera malos rollos entre nosotros. -Dio un paso hacía mi, acercándose un poco aunque aun había bastante distancia. -Puede que un día de estos podamos ir a tomar algo y quizás podamos hablar un poco, de forma más calmada...

-No creo que eso sea posible. -Volví a cortarle; ya me estaba cansado esa conversación sobre todo al ver hacía donde estaba yendo Santi. No me interesaba nada que tuviera que ve con él, no me había interesado todo ese tiempo, mucho menos lo iba a hacer en ese instante, cuando ya habían pasado cuatro 'años. -Mira, te deseo lo mejor, espero que todo te vaya genial en tu vida... pero yo no voy a estar contigo para vivirlo. Nuestros caminos se separaron hace mucho tiempo y así van a seguir... nosotros ya no tenemos nada de lo que hablar ni compartir.

Seremos eternos.Where stories live. Discover now