Capítulo 12.

17.2K 130 35
                                    

No se cuanto tiempo estuve en aquella azotea. Puede que hubieran sido unas cuantas horas o tan solo unos pocos minutos. Hacía una noche maravillosa, algo injusto pues mi humor no me hacía dejar disfrutarla. La altura me aterraba pero aun así, no podía apartar la vista del suelo.

-No me digas que estás pensando en tirarte porque en ese caso, no sabría si convencerte de que no lo hicieras o saltar justo después de ti. -Oí como una conocida voz decía a mis espaldas. No me hizo falta que me diera la vuelta para saber de quien se trataba, pero aun así me giré tan solo para ver a Oliver acercándose hacía mi. Sonreía pero no de la forma en la que el solía hacerlo, o al menos a la que me tenía acostumbrada. La sonrisa que me dirigió aquella noche no había llegado a sus ojos.

-No iba a saltar. -Respondí cuando el se situó a mi lado, intentando ignorar el suave cosquilleo que aquello provocó en mi cuerpo. Ambos estábamos mirando hacía el suelo, quizás preguntándonos como sería el saltar, lo que se sentiría al dejar caer tu cuerpo, lo que pasaría por tu cabeza minutos antes de que este se estrellase contra el suelo. -Aunque ahora que lo dices, la idea de saltar no suena nada mal. -Bromeé y por el rabillo del ojo pude ver como el sonreía un poco.

Entonces el me miró.

-¿Un mal día?

-En realidad, hace mucho que dejé de saber lo que es tener un buen día. -Confesé, arrepintiéndome al instante de hacerlo, de haber sido tan sincera. Oliver soltó un ligero suspiro.

-Creo que puedo llegar a entender lo que es eso. -Murmuró y creo que fue el tono de voz que usó lo que me hizo girarme para mirarle, esa tristeza que parecía haber en esas simples palabras. Tan solo me hizo falta observar sus ojos para ver que esa aparente tristeza también estaba reflejada en su rostro.

Nos quedamos en silencio durante unos segundos.

-¿Quieres hablar de ello? -Preguntó y negué con la cabeza.

-No, la verdad es que no. -Aunque una pequeña parte de mi deseaba lo contrario. Hablar de Santi, de mi vida en general era algo que no me apetecía hacer con Oliver pero al mismo tiempo, sentía esa necesidad de dejarlo salir de mi pecho.

Volvimos a quedarnos en silencio, supongo que ambos hundidos en nuestros propios pensamientos los cuales eran demasiado ruidosos.

-No te he visto en la fiesta. -Comenté pasado unos segundos. A pesar de que solo podía ver su perfil, pude notar como una traviesa sonrisa comenzaba a formarse en su boca. Pero seguía faltando algo.

-¿Así que has estado buscándome? -Preguntó lo que me hizo sentirme algo irritada y a la vez aliviada al ver que el Oliver que conocía había vuelto. No pude evitar sonreír.

-Ya te gustaría. -Respondí, aun sabiendo que aquello era justo lo que había hecho. -Simplemente me preguntaba por qué no no estabas en el cumpleaños de tu amigo y por qué ahora, en vez de estar en la fiesta divirtiéndote como todos los demás, te encuentras aquí conmigo hablando sobre si tirarnos o no de la azotea.

En su cara se formó una divertida mueca.

-Diciéndolo así, suena bastante deprimente.

-Es bastante deprimente. -Le corregí.

Ambos soltamos una pequeña carcajada.

-Disfruto estando aquí hablando contigo, Jane. -Comentó. -Lo prefiero mucho más que esa fiesta.

Estoy segura de que Oliver ni si quiera fue consciente de lo que esas palabras me habían hecho sentir. Era probable de que simplemente estuviese jugando, de que ese fuera tan solo uno de sus tantos juguetones comentarios pero aun así, mi corazón latió demasiado rápido.

Seremos eternos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora