Capítulo 21.

16.8K 123 38
                                    

-No, no quiero que me digas nada. -Le avisé y me dispuse a alejarme de el pero el siguió mis pasos.

-Pero tengo que hacerlo. -Se quejó Oliver, pareciendo algo frustrado.

-Hicimos un trato, ¿recuerdas? Tu lees mi libro y no me hablas jamás de el.

-Bueno, yo nunca estuve muy de acuerdo con ese trato. Además, no prometí nada simplemente te di la razón para que me dejaras leer. -Confesó, ganándose una mirada matadora por mi parte. Tenía ya bastante claro que no iba a hacer que cambiase de opinión.

Los días fueron pasando, estos se convertían en semanas y más tarde en meses y la relación entre Oliver y yo crecía cada vez más. Teníamos claro que ya no éramos más que amigos, si es que alguna vez habíamos sido esto último; nuestros sentimientos nunca habían sido lo que unos amigos normales tenían y estos seguían creciendo aun cuando creía que no era posible. Cada vez me gustaba más, cada vez le encontraba cosas buenas y malas también lo que me hacía que me gustase aun más. ¿Era amor? Probablemente ya lo fuese, pero esa palabra era demasiado fuerte como para pronunciarla, como para pensarla si quiera.

En ese pequeño tiempo que había pasado había terminado de escribir mi primera historia; aun seguía sin creer que aquello hubiese sucedido. Me había tirado noches enteras sin apenas poder dormir, trabajando más de nueve horas al día, demasiado cansada las veinticuatro y con un chico que se había instalado en mi mente y que no salía de ahí, provocando que mis pensamientos en ocasiones no funcionasen del todo bien. Y aun así, había terminado de escribirla. No era la gran maravilla pero podía decirse que estaba conforme con mi trabajo. ¿Qué tenía pensado hacer a continuación? Nada, simplemente cerrar el documento, mirarlo con una sonrisa de vez en cuando y no volver a tocarlo; no tenía pensado que fuera a salir de mi ordenador, no tenía planeado que nadie lo fuese a leer.

Y entonces, al igual que había hecho con mi vida, Oliver apareció y truncó por completo mis planes. Tras algo de insistencia y después de ver bastante ilusión por su parte, le había permitido leerlo y me arrepentí al instante en cuanto le di al botón de enviar. Estaba convencida de haber cometido un gran error y la vergüenza creció en mi; ni si quiera quería verle a la cara después de esto.

-Mira, -comenzó a decir, haciendo caso omiso a mis peticiones. En realidad, una parte de mi se moría de ganas de saber lo que pensaba, lo que le había parecido. -se que no quieres escucharlo y también se que probablemente no vayas a creer lo que te diga pero puede que acabe reventando si no lo hago así que, aquí va: tienes talento, Jane. De verdad. Ese libro está muy bien, ni si quiera parece que sea el primero que escribes; la forma en la que transmites, como usas las palabras.... eres buena, cariño.

Y por una vez, me permití creer sus palabras. No podía evitar pensar que decía aquello porque al fin y al cabo era la chica con la que estaba, que lo decía tan solo por compromiso, por hacerme feliz pero el... sonaba tan sincero, había tanta sinceridad en su mirada que se me hizo difícil dudar de el. Unos ojos como los suyos parecían ser incapaces de mentir.

-¿De verdad te ha gustado? -Pregunté, sintiendo como se formaba una pequeña sonrisa en mis labios. ¿Sería el consciente de lo feliz que me había hecho en tan solo unos segundos?

-Me ha encantado. -Contestó e intenté creerle pero sabía que estaba muy lejos de hacerlo. Y es que, ¿por que no podía creer que realmente era buena? ¿Por que no podía creer en mi? ¿Por que tenía que ser de esa forma? Entonces, el volvió a hablar. -Pero tengo algunas preguntas.

-¿Preguntas? ¿Cuales? -Mi curiosidad creció mientras veía como el chico sacaba su teléfono y abría lo que parecía ser el bloc de notas el cual se encontraba lleno. -Espera, ¿todas esas son preguntas sobre la historia?

Seremos eternos.Where stories live. Discover now