Capítulo 43.

13.7K 100 61
                                    

Pocas cosas pasaron en esos meses que siguieron; Martha y yo seguíamos trabajando por las mañanas, yo escribía por las tardes y estaba a punto de finalizar mi cuarta novela la cual ya tenía fecha de publicación. La editorial siguió satisfechas con mis ventas; seguía sin ser mundialmente conocida pero aun así, podía presumir de ser una de sus autoras más vendidas. Había hecho ciertas amistades con mis compañeras y también había tenido un par de citas con algunos chicos que había conocido pero ninguno de estos conseguía llenarme, ninguno de ellos lograba despertar nada en mi por lo que acababa borrando sus números al llegar a casa sabiendo que la cosa no cambiaría. Oliver, Danna y Olly estaban dando su gira más importante hasta la fecha; habían ido a casi todos los lugares del mundo, dejando enamorada a todo aquel que acudía a verlos; podía decirse que estaban en su mejor momento. Su último álbum, a pesar de toda la tristeza que hubo reflejada en este, fue un total éxito; la portada de este constaba con los tres mirando fijamente a la cámara, Oliver sin camiseta, Danna y Olly a su lado en un elegante traje sin camisa debajo, dejando ver su pecho son disimulo. Fue un total de diez canciones y en cada título de estas, había una letra en mayúscula que, al juntarlas, crearon dos palabras.

S E R E M O S E T E R N O S

Esas dos palabras que para cualquiera carecerían de importancia pero que para mi, lo significaron todo. Aquel era un sutil mensaje de Oliver, una forma de hacerme saber que seguía pensando en mi tanto como yo solía hacerlo en él. Y aun así, nos mantuvimos alejados, creyendo que así era tenía que ser, que quizás nuestro amor debía de ser así; platónico, incondicional, pero no destinado a funcionar.

Una tarde iba caminando por el centro de la ciudad; había comenzado a llegar el buen tiempo, los días eran más largos y calurosos por lo que Cynthia, la que podía decirse que comenzaba a ser una buena amiga, y yo habíamos salido a comer fuera. Acababa de acompañarla a su trabajo cuando oí como alguien me llamaba.

-¿Jane? -Preguntó una reconocida voz, una que hizo que dejara de andar y que sin más remedio, me diera la vuelta. -¿Eres tú?

Santi estaba delante de mi, mirándome con una sonrisa y ser acercó a mi para darme un abrazo. En ese momento estuve tan sorprendida que apenas me dio tiempo a reaccionar, a dar un paso hacía atrás antes de sentir sus brazos alrededor de mi.

-No me lo puedo creer... ¡eres tú! -Exclamó y yo seguí sin decir nada, sintiéndome demasiado extraña en frente de él. -¿Cuanto tiempo ha pasado? ¿Cuatro años?

-Si... más o menos. -Respondí incapaz de camuflar la frialdad que había tras mi voz. No es que siguiese guardándole rencor por lo ocurrido; lo había superado, de hecho, ni si quiera había pensado en él en todo ese tiempo pero sin embargo, tampoco podía mostrarme feliz de verle, tampoco podía él pretender que fuera a hacerlo.

Santi se mostró sorprendentemente feliz al verme, como si no me hubiera engañado, como si no me hubiese humillado tiempo atrás. Bueno, puede que un poco de rencor si le guardase al fin y al cabo.

-Vaya, estás increíble. -Comentó, echándome una descarada mirada de arriba a abajo, tratando de tomar un buen vistazo de mí.

-Si, es cierto. -Respondí, levantando un poco la cabeza, haciéndole ver que ya no era esa chica de años atrás, esa que siempre había estado por detrás de él, esa que cuidaba sus palabras, la que se había sentido tantas veces inferior a su lado. Santi estaba igual que siempre; seguía llevando esos horribles chalecos, esos zapatos horribles de los cuales Olly se había reído y ese aire clasista tampoco había desaparecido. Lo único que parecía haber cambiado en él es que, a pesar de seguir llevando su pelo engominado hacía atrás, este parecía haber perdido cantidad con el paso de los años. No faltaría mucho hasta que lo perdiese del todo.

Seremos eternos.حيث تعيش القصص. اكتشف الآن