Capítulo 33

14.5K 98 23
                                    


-Seguro que está a punto de venir... habrá sufrido un atasco o algo parecido. Vendrá de un momento a otro. -Repetí por cuarta vez en la noche, mientras volví a llevar el teléfono a mi oreja y de nuevo, nadie contestó.

Mis padres me miraron y asintieron con la cabeza intentando parecer comprensivos pero entonces vi como entre ellos se lanzaron una fugaz mirada, ambos pensando lo mismo, ambos sabiendo que tan solo cenaríamos nosotros tres aquella noche. Aun así, a pesar de que ya había pasado una hora y seguía sin poder contactar con el, yo seguía esperando, calentando la comida una y otra vez, aun con la esperanza de que el vendría pues lo había prometido y el cumplía sus promesas.

Fue a las doce de la noche cuando el estomago nos rugía tanto a mi como a mis padres por no haber pegado ni bocado cuando comprendí que Oliver no iba a venir.

-Le habrá pasado algo... tendrá algún problema en el trabajo, el vuelo ha podido cancelarse... -Intentó justificar mi madre.

-¿Y por que no coge el teléfono? Lo mínimo es avisar de que no vas a venir, ¡llevamos cuatro horas esperando a que venga! Mira la cara que tiene nuestra hija.

Mi madre comenzó a recriminarle su actitud, a pedirle que no añadiese más problemas y que fuera algo más comprensivo, por lo menos delante de mi, pero yo ya no prestaba atención a sus palabras pues tan solo podía preguntarme el porqué Oliver no había ido a aquella cena aun cuando sabía que tenía cuatro días libres, aun cuando sabía que iba a contarles algo importante, aun cuando el me dijo que allí estaría.

-La verdad es que yo no tengo mucho hambre, creo que me iré a la cama. Lo siento. -Murmuré interrumpiendo así la pequeña regañina en la que mis padres se habían enfrascado. No me paré a escuchar lo que tuvieran que decir y me fui directamente hacía mi habitación donde volví a llamarle, quizás por trigésima vez en la noche. Siguió sin contestar. Y entonces en vez de irme a dormir, de descansar e intentar contactar con el al día siguiente obteniendo así una explicación por su parte, hice lo que quizás era lo peor en un momento como aquel.

Lo pública que se había vuelto la vida de Oliver era algo que siempre había odiado desde el primer momento pero sin embargo, en ese momento pareció casi una bendición pues tan solo hicieron falta un par de búsquedas por las redes sociales para ver como había sido pillado por una persona en una famosa discoteca, con un grupo de personas a su alrededor, todos ellos riendo, con copas en sus manos y una preciosa chica cerca de el, diciendo algo a su oído.

Y con mis padres aun discutiendo en el salón sobre lo mucho que ese chico iba a hacerme sufrir y aquella maldita imagen grabada en mi cabeza, intenté quedarme dormida, fallando completamente en el intento.

-Tiene que haber una explicación, chica. Hazme caso. -Intentó convencerme Martha a la mañana siguiente en el trabajo cuando le conté lo ocurrido; aquella mujer parecía haberse vuelto mi confidente, esa persona a la que acudía cada vez sucedía algo en mi vida. Y ella parecía perfectamente cómoda en ese papel. -Porque ese chico no aparece ya por aquí sino el y yo íbamos a tener una buena conversación. -Gruñó y a pesar de todo, no pude evitar sonreír.

-¿Y que le dirías?

-Lo primero, le diría que se peinase, gana toneladas de dinero pero aun sigue llevando esos pelos que llevaba cuando venía aquí a babear por ti. -Solté una carcajada y por la sonrisa de satisfacción de Martha supe que aquello era exactamente lo que ella había pretendido. -Y lo segundo, le diría que si te hace daño se las tendrá que ver conmigo... no tendrá aviones privados suficientes para coger pues allí estaré yo, detrás de el. Ni los guardaespaldas esos enormes que lleva consigo podrán pararme. 

Seremos eternos.Where stories live. Discover now