Capítulo 34

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Fue un invierno frío y largo al que le siguió una primavera más calurosa de lo normal, pero incapaz de llenar el vacío que yo sentí en todo momento durante esos interminables meses. Parecía como si aquella fecha nunca fuese a llegar, como si el día en el que por fin tuviera que coger aquel avión y verle de una vez por todas no fuese a hacerse realidad. Pero ocurrió, a pesar de las interminables noches, de los eternos días y los pesados segundos; llegó, y si por aquel entonces hubiera sabido lo que iba a suceder llegado el momento, quizás hubiera deseado que la espera se hubiera alargado más, que nunca hubiese llegado. Porque nada fue como esperaba en aquel viaje, nada sucedió de la manera en la que debía de haberlo hecho.

Corrí por el aeropuerto tirando de la pesada maleta, esquivando los cuerpos de la gente que en aquel momento parecían obstáculos para llegar a mi destino final. Y entonces cuando solo unos pocos centímetros nos separaba, me tiré a sus brazos provocando que ambos estuviéramos a punto de caer al suelo. Nos abrazamos con tanta fuerza que creí que iba a estar a punto de asfixiarme entre sus brazos y aun así, no nos parecía estar lo suficientemente cerca. Estábamos juntos por fin después de tantos días, después de tantos meses imaginándolo y aquello no parecía real, no parecía que por fin hubiese sucedido, de que por fin estuviera conmigo e íbamos a tener dos semanas, mucho más tiempo del que habíamos tenido en un año; dos semanas en el que iba a poder ver su cara todos los días, catorce días en los que iba a poder sentir sus besos, sus caricias... todo el.

Y Oliver me abrazaba con fuerza, como si temiese que fuera a desaparecer de un momento a otro.

-Estás aquí. -Susurró en mi oído y me atrajo aun más a su cuerpo a pesar de que ya no parecía posible estar más juntos.

No se cuanto tiempo estuvimos así; el tiempo pareció detenerse al igual que todo lo demás dejó de existir.. Fue la voz de mi amigo la que nos sacó de ese pequeño e intimo mundo que ambos habíamos creado.

-Nosotros también nos alegramos mucho de verte, Jane. -Bromeó Olly que parecía haberse quedado con los brazos abiertos esperando mi llegada y aquel comentario hizo que Danna le diera un pequeño golpe en el brazo.

Obligándome a mi misma me separé de Oliver para así abrazar a mis otros dos amigos a los cuales también había echado de menos y cuyos abrazos parecieron darme años de vida. Volvíamos a estar los cuatro juntos y de repente sentí que ya no me hacía falta nada más.

Martha me había dado dos semanas de vacaciones y según me había hecho saber, me las habría dado mucho antes si se las hubiera pedido. Compré un billete de avión, Oliver se empeñó en ser el quien lo hiciese pero yo ya lo había sacado en el momento en el que le avisé de que iría a verle. La espera hasta entonces se había hecho tan larga que creí que nunca llegaría.

-Y este es nuestro cuarto. Al menos lo va a ser durante los siguientes días. -Me dio un rápido recorrido por la lujosa habitación, la cual parecía ser mucho más grande que todo mi apartamento junto.

-Vaya, es increíble. -Murmuré echando un vistazo a mi alrededor, imaginándome cuanto podría costar aquello, sabiendo que ni viviendo diez vidas más sería capaz de pagarlo.

-Lo es. -Admitió Oliver, a pesar de que el no parecía demasiado maravillado por esta; ya se había acostumbrado a esa clase de lujos. Y entonces, después de un pequeño silencio, el me miró de reojo, con una traviesa sonrisa dibujada en sus labios. -Y me han dicho que la cama es la mejor de todo el hotel...

-Supongo que habrá que comprobarlo... -Murmuré, sintiendo como se me erizaba la piel.

Al día siguiente asistí a su ensayo, uno muy distinto al que yo estaba acostumbrada a ver; ya no era en ese garaje lleno de humedad si no que ahora era en un gran escenario, rodeados de varios técnicos y dentro de un gran teatro que por entonces se encontraba vacío y que se llenaría de gente en tan solo unas horas. Yo estaba con Leslie, una chica que Danna había estado viendo y con la cual aseguraba que no tenía nada serio a pesar de que veía como la buscaba de vez en cuando con la mirada y como esta se iluminaba cuando la encontraba.

Seremos eternos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora