Capítulo 35

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Los siguientes días los pasamos en su gran mayoría en la habitación del hotel salvo una tarde que después de estar casi una hora convenciéndole, salimos a dar un paseo , el cual tan solo duró unos minutos pues en cuanto una persona se daba cuenta de que aquel era Oliver, solo era cuestión de tiempo para que muchas más comenzaran a venir. No podía negar que me sentía algo decepcionada por ello; mi idea había sido poder recorrer las calles de una nueva ciudad a su lado, entrar en numerosas tiendas y poder disfrutar como una pareja normal en un viaje. Solo que nosotros ya no éramos una pareja normal pues Oliver había dejado de ser una persona normal.

-No pasa nada, Oliver. -Intenté tranquilizarle mientras subíamos en el ascensor, de vuelta al dormitorio. Podía ver lo molesto y cabreado que se encontraba. -Estoy segura de que podemos encontrar otras formas de divertirnos en la habitación... -Bromeé y apenas conseguí sacarle una sonrisa.

-Si, estoy seguro de que si... -Murmuró pero no levantó la vista del suelo mientras que yo me mordía el labio sin saber que más poder decir. No se veía feliz; parecía cansado y aunque nada más verle esta mañana había creído que se debía a lo que había trasnochado la noche anterior, en ese momento comencé a darme cuenta de que en realidad, esa expresión en su cara había estado allí desde que le había visto en el aeropuerto.

Tanto Olly como Danna y Leslie se sorprendieron al vernos llegar pues tan solo hacía una hora que habíamos salido. Se encontraban sentados en la alfombra de esa pequeña sala de estar que parecía estar reservada para ellos.

-¿Hay alguna cerveza por aquí? -Preguntó Oliver nada más entrar, a modo de saludo. Le señalaron una pequeñita nevera que habían colocado encima de la mesa.

-¿No te acabas de tomar una? -Le pregunté, recordando aquella que se había tomado en el coche que nos había traído de vuelta.

-Bueno, una más no me vendría mal. -Respondió secamente, pegando un gran trago y cogiendo asiento en uno de los sillones. Tuve que morderme la lengua para no decir nada más.

Por suerte, fue Olly quien habló.

-Eh, tio, ¿estás bien? -Como respuesta Oliver soltó un gruñido.

-Ya ni si quiera puedo ir a comer a un maldito restaurante. -Se quejó y sorprendiéndome a mi pero no a los demás, se bebió todo lo que quedaba en su lata de un trago y volvió a levantarse. -Creo que voy a ir a echarme un rato. -Anunció, aunque tan solo me miró a mi mientras lo decía. No esperó ninguna respuesta, me dio un pequeño apretón en el hombro al pasar por mi lado y entonces abandonó la sala, dejándome con la palabra en la boca.

Hacía ya un tiempo que sabía que algo estaba mal con Oliver pero fue en ese momento cuando realmente me di cuenta de que aquel no era el mismo chico que había conocido un tiempo atrás, ¿donde había quedado su eterna y juguetona sonrisa? ¿Donde había ido a parar esa luz que siempre había en su mirada?

Se instaló un extraño y preocupado silencio en la habitación, uno que al final no pude evitar romper.

-¿Que le pasa? Le noto tan raro... y no es solo por lo de hoy. -Olly y Danna se miraron, como si ni ellos mismos tuvieran una respuesta clara.

-No le gusta demasiado que le reconozcan por la calle. Al principio lo adoraba, le encantaba hacerse fotos, hablar con las fans, todo eso. Pero ahora... ahora lo odia. Hay veces que se encierra en su habitación y solo sale para ensayar o cuando toca dar un concierto. -Explicó Olly el cual también mantenía una copa entre sus manos.

-No se que es lo que pasa, sinceramente. Es la estrella del grupo, todo el mundo lo adora. -Se quejó Danna con un ligero atisbo de amargura; aun así, pude notar esa preocupación en su rostro. -Me pregunto como estaría si dijeran de el lo mismo que dicen de nosotros...

Seremos eternos.Where stories live. Discover now