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UN CANTICO NUEVO Y MEMORIAS VACIAS

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UN CANTICO NUEVO Y MEMORIAS VACIAS

Damián Brown

Camino fuera de la universidad sintiendo unas gotas caer, maldigo por lo bajo por no haber traído un paraguas, en estas fechas la lluvia no es muy constante pero si repentina así que tengo que ser precavido pero es como una de las tantas cosas que no soy por lo que ahora tendré que correr bajo la lluvia.

Las personas empiezan a esparcirse cada vez más, corriendo de un lado a otro, por mi parte, tengo muy claro mi destino pero también me muevo más rápido cuando las gotas caen más fuerte.

Una vez frente al auto saco las llaves de mi pantalón pero todo se ve borroso por lo que batallo un poco antes de dar con la correcta e insertarla en el lugar correcto, sonrío al triunfar en la pequeña misión por fin abriendo la puerta adentrándome en la calidad que me espera. Saco las cosas de mi mochila esperando que nada se haya estropeado pues permanecí más de 5 minutos bajo el agua y con la intensidad que caían no me espero muy buenos resultados.

Escucho mi celular vibrar varias veces lo que me indica una llamada. E aprueba de agua así que por esa parte no me preocupo.

—¿Qué sucede papá?

—Hijo, el señor Esteban está aquí. Él quiere hablar contigo.

—Está bien padre —Las gotas golpean fuertemente el auto haciendo que las palabras del señor sean un poco inaudibles para mi.

—Perdona la molestia Damián, pero necesito saber si Sofía está contigo.

—¿Qué? No ella no está conmigo ¿sucede algo?

—Lo que pasa es que salió hace como una hora muy alterada, según sus abuelos corrió fuera de casa pero no había nadie esperándola y le perdieron el rastro. La intentaron llamar pero el teléfono lo dejo en casa. Me acaban de avisar porque Sofía no ha regresado y ellos se están alterando.

—Lo siento, pero Sofía no está conmigo —Me quedo en silencio un rato pensando que paso con ella —Señor. 

—Si, si dime.

<<Sé que me voy a arrepentir de esto>>

—Voy a buscarla no se preocupe. Llamare a sus amigos y veré si puedo dar con ella.

—Gracias Damián.

Después de eso cuelgo poniendo en marcha el auto.

Me imagino los posibles lugares donde puede estar. Hoy no hablamos para nada, le dije que tendría un examen anoche después me deseo suerte y fue todo.

Agradezco bastante que volviésemos a hablar, me porte muy mal con ella, aunque a veces las ocasiones ameritaban nuestra unión; Las veces que su padre me la confió, las veces que me porte grosero buscando su rechazo, pero lo sorprendente es su actitud... no se dejaba de mí y aunque llegue a colmar su paciencia me perdonó. Luego vino mi verdadera cagada, esa que la llevo al límite y no permitirse más de mí, la verdad es que si sentí algo removerse dentro de mi cuando dijo que no nos veríamos más. Así que había llegado el momento de pedirle perdón, un verdadero perdón para que ella confiara en mi por una vez y para siempre.

Melodías del CorazónOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz