Melodías del Corazón

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LETRAS SIN SENTIDO Y MIEDOS AMPLIFICADOS

Sofía Henderson

—¿Qué haces aquí? —exclamo indignada.

—Creí que era tiempo de vernos, te fuiste de la fiesta sin dar ninguna explicación. —Siempre tan frívolo al hablar.

—No quiero volver a verte Damián.

Antes de poder cerrar la puerta en su cara me toma de la mano y saca de la casa, quise gritar ante su conducta, golpearlo, hacerle lo que fuera para descargar el coraje que me arraiga desde hace más de un mes. Para mi mala suerte me tapa la boca con una de sus manos aun así quiero luchar por zafarme de su intenso agarre, no tiene ningún derecho de venir aquí después de la mala racha que me jugó.

—No me voy a ir hasta hablar contigo —menciona con su mirada en mí —así que no grites, no patalees, no me golpees, escucha y calla. Y si después de lo que te voy a decir aun quieres golpearme, hazlo —dice con un tono que me suena amenazante.

Asiento con un movimiento de cabeza.

—Habla entonces —Cruzo mis brazos una vez me suelta, levanto mis cejas esperando su parloteo.

—Tiffani era alguien importante, ella fue mi novia.

—¿Era? —digo con sarcasmo pero me mira con fastidio haciendo que regrese a mi postura de seriedad.

—No me importa si me crees o no —dice con brusquedad.

—¿Entonces qué haces aquí? —replico con la misma intensidad.

—No sé por qué diablos estoy aquí, creí que resolvería todo pero tu maldito sarcasmo siempre sale a flote arruinándolo todo —expresa con rapidez antes de darse la vuelta, me quedo observando cómo se aleja poco a poco.

—¡Damián! —Grito su nombre pero él sigue caminando hasta llegar al auto.

Intento acercarme pero su última mirada llena de reproche me dice que me quede en mi lugar, su mirada fría y calculadora cambia a una más bien de decepción logrando que algo dentro de mí se remueva. Entonces arranca el auto saliendo a una velocidad tan alta que siento el aire en mi cara en cuanto desaparece por la calle.

Una vez dentro de la casa me siento mal. 

Quizá fue ver realmente el arrepentimiento en él y que yo no le correspondiera igual. Nunca he podido controlar mis emociones dejando que me lleven a sentir cosas que quiero olvidar pero no puedo, siento un leve ardor en mi pecho y la tristeza filtrándose en mi ser, me recargo en la puerta cerrando mis ojos aun teniendo la imagen de Damián, me repito que debo ser fuerte porque no fui yo quien cometió algún error, me digo a mi misma que lo que hice fue lo correcto pero no deja de doler.

—Sou ¿Qué pasa cariño? —Una reconfortante voz pregunta por lo bajo algo preocupado.

—Nada —intento sonar normal pero la verdad tengo un nudo en la garganta.