Melodías del Corazón

12

SWEEP PICKING Y TRESILLO DE REBOTE

Sofía Henderson

Era fácil ver de día y noche los videos de aprende guitarra en 30 días, tengo notas en todas partes, una libreta llena de lo que puedo hacer si alguna vez me compro una, los diferentes estilos musicales, el tipo de guitarra que debería comprar, la afinación... todo esta resguardado en una gorda libreta de pasta roja que escondo en el armario. 

Me gusta escuchar los distintos solos de guitarra que existen en las canciones que más me gustan o también escuchar canciones con sólo la música de la guitarra eléctrica creando un efecto maravilloso. Mi parte favorita es cuando suenan los sweep picking pues a veces siento que mi corazón palpita a la misma velocidad del sonido.

Al tener mis audífonos puestos no puedo pensar ni escuchar nada más allá que no sea mi música, recostada sobre mi cama observo el techo blanquecino y la noche llegando cada vez más rápido. Han pasado ya dos horas desde que dejé al chico de ojos azules en el cuarto de juegos, el aburrimiento crece considerablemente pero no me atrevo a poner un pie fuera de mi habitación.

Cuando termina de sonar perfect de Simple Plan me quito los audífonos entrando en total y sospechoso silencio, me siento poco a poco, entrecierro mis ojos imaginando que tal vez Damián ya no esté en mi casa, u opción 2; está haciendo algo. 

Nunca me ha gustado el silencio, no soy una chica que suele quedarse quieta y mucho menos callada por lo que camino hacia la puerta, abro denotando el silencio con un chirrido de la puerta que no tenía intensión hacer. Escalón por escalón llego a la planta baja de la casa, el silencio sigue inundándome pero la imagen que me recibe me deja sin habla con mis ojos bien abiertos.

Damián está dormido sobre el sofá, su rostro luce una tranquilidad que no imagine ver en él nunca, sus manos suben y bajan arriba de su pecho con cada respiración, sus pies posan en el final del sofá y si mi padre fuera quien lo está viendo seguramente le llamaría la atención por poner los pies ahí con sus sucios zapatos.

Pero a mí me llama bastante la atención.

Camino en su dirección tratando de hacer el menor ruido posible, cosa que se me es imposible pero lo intento sólo para admirarlo más de cerca, viste todo de negro en contraste con su piel blanca y pálida. No sé ni siquiera porque no he dejado de caminar en su dirección hasta que, al entrar al círculo de la sala abre sus ojos logrando que suelte un grito digno de una soprano en medio de la ópera.

—Joder cierra la boca —espeta tocando sus oídos —Sí que tienes buena garganta

—Lo siento, pero me asustaste

—Yo debería ser el asustado porque tú gritaste —masculla con cierta molestia.

Se sienta bien en el sofá viéndome a la cara con su característica mirada de no me mires si quieres vivir así que barro la estancia con mis ojos como si este lugar fuera nuevo para mí. Me descubrió mirándolo y mi ritmo cardiaco junto a mis mejillas han elevado sus tonos.